Luis Ventoso

Tarde

Perderán, no habrá referéndum, pero ayer fue mal día

Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La justicia —y la prensa— han llevado a cabo una fructífera labor para aplicar un baño de lejía a la vida pública. Se han destapado infinidad de casos de corrupción política y financiera, perseguidos con celo por jueces, fiscales y policías. Obviamente es salutífero que así sea (aunque algún exceso puntual haya lesionado la presunción de inocencia). En ese clima de regeneración resulta cotidiana la escena de policías introduciendo en un coche patrulla a algún preboste caído, o a simples concejales de pueblo en malos pasos. Pues bien, desde ayer sabemos algo nuevo: en este país, que exige una pureza casi seráfica a sus políticos, un Parlamento regional puede anunciar con todo lujo de detalles que va a quebrar la Constitución, que se sublevará para intentar romper la nación española, y el Estado será incapaz de frenar de antemano ese golpe anunciado. No habrá ahí detenciones, cuando no cabe imaginar delito más grave contra nuestro país y nuestra democracia. El argumento del Gobierno para no utilizar toda la batería legal a su disposición es el siguiente: seamos comedidos, no vaya a ser que los "cuperos" nos la monten en la calle . Si Churchill llega a haber aplicado tan valerosa táctica huelga decir cómo sería hoy el mapa de Europa...

Mientras con vergüenza ajena seguíamos ayer en televisión el chusco desarrollo del golpe, un amigo bromeó con esta parábola, de cierta verdad: "Lo que ha pasado es como si una banda de atracadores les pregonase a las autoridades: "Oye, que el miércoles vamos a atracar una sucursal en la Diagonal, y aquí tienes hasta el croquis de por dónde entraremos". Pero las autoridades responden: "Uy, pues hasta que atraquéis no podemos hacer nada. Pero andad con cuidadín, que una vez que perpetréis el atraco se aplicará la ley"".

Importante dejarlo claro: el gravísimo ultraje a los derechos y libertades de los españoles que se perpetró ayer en Cataluña, lesivo en primer lugar para los catalanes, es culpa exclusiva de los sediciosos. Es delirante achacar parte de la responsabilidad al Gobierno, como hacen Sánchez, Podemos o el tertulianismo diletante. Pero sería faltar a la verdad no reconocer que millones de españoles acabaron el día muy frustrados, al hacerse patente que el Reino de España, el undécimo país del mundo en PIB, la nación más antigua de Europa, a la hora de la verdad ha sido incapaz de evitar que se escenificase una barbaridad jurídica, "la muerte de la democracia", en palabras de la vicepresidenta (quien compareció en una jornada que por su gravedad requería una alocución del presidente anunciando que el golpe se cercenará de inmediato). ¿Se podía haber evitado el oprobio? Los juristas sostienen que con voluntad política sí, por supuesto. Por ejemplo, el TC podría haber suspendido a Forcadell, pero sectarismos políticos en su seno lo impidieron (era poco progre).

PD 1: El mal día solo deja un corolario positivo: imposible que un pueblo del caché del catalán se embarque a la miseria y el autoritarismo al son de una tropa tan intelectualmente desharrapada y moralmente tramposa como la de la embestida xenófoba de ayer.

PD 2: ¿Habrían tolerado Francia y Alemania una escena así?

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación