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Podemos ya tiene su primera dimisión

Con la misma velocidad con que logró su éxito electoral, la formación ha conocido ahora la obligación de aplicar lo que se exige a otros

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Podemos, en sus diferentes versiones locales o regionales, ha tenido una irrupción sorprendente en la vida política e institucional. Apenas unos meses después de presentarse como partido -o como amalgama de formaciones, o como agrupaciones electorales- logró algunos éxitos electorales sonados. En ciudades como Madrid, Barcelona o Santiago. A escala provincial, esa meteórica subida quedó plasmada en Cádiz y Puerto Real, donde obtuvieron las alcaldías, nada menos. Pero con la misma velocidad y crueldad, con el mismo vértigo, a los dirigentes de la formación emergida empiezan a conocer la otra cara de la actividad política. Exigieron ejemplaridad y limpieza, convirtieron la corrupción en escalera con la que subir a la torre. Ahora pueden caerse con todo el equipo en cuanto pequen de lo mismo.

Los votantes van a perdonar menos a los de Podemos. Cualquier mancha, cualquier sospecha o investigación resultará más dolorosa e incomprensible en los que decían perseguirlas. El primer caso concreto ya se ha dado. La concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Puerto Real, Mónica González, presentó ayer su dimisión tras destaparse el pasado jueves su investigación por una estafa nacional a miles de inmigrantes en el año 2006. Las consecuencias del denominado 'caso Eurowok' acaban con la trayectoria de la que ha sido, hasta ayer, mano derecha del nuevo alcalde de la localidad, Antonio Romero. Resulta llamativo que el regidor defendiera el pasado viernes a la edil, en vez de exigir la misma actitud que piden para los imputados, investigados o acusados de otros partidos. Finalmente, la presión ha sido excesiva. La posición era insostenible. El alcalde se ve obligado a aceptar la renuncia y pide ahora que el resto de partidos predique con el ejemplo. Hasta ayer, defendía lo contrario: que su propio gobierno esquivara las normas que pide para los demás. Podemos ya conoce la otra cara de la política, ya sabe que debe ofrecer lo mismo que pide. La primera dimisión ha llegado tan rápido como el éxito electoral.

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