Mattè-Trucco, Lingotto y los Futuristas

Glosada por Le Corbusier, icono de futuristas, o escenario de películas, la antigua fábrica de la Fiat que se alza en plena Via Nizza, en el barrio de Lingotto en Turín, sigue fascinando casi un siglo después de su construcción

Santiago de Garnica

Barrio de Lingotto en Turín. En plena Via Nizza se alza la antigua fábrica de la Fiat. La en otros tiempos gigantesca fábrica de automóviles que fue el mayor edificio de Europa y el segundo del mundo, tras cerrar sus puertas en 1982 hoy, tras su reconstrucción en 1989, acoge un centro de exposiciones, tiendas y un hotel. Pero no ha perdido esa aureola mágica, especial, propia de una pieza maestra que le valdría ser definida por Le Corbusier en su época como «una de las mejores imágenes de la industria», y una «guía a seguir para el diseño de las ciudades».

Giacomo Mattè-Trucco (1869-1934) era un arquitecto e ingeniero naval italiano que nunca perteneció al movimiento futurista encabezado por Marinetti, aquel que no dudó en decir «Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la Victoria de Samotracia».

Sin embargo su proyecto de una fábrica en el barrio de Lingotto en Turín, por encargo del todopoderoso senador Giovanni Agnelli (1866-1945), el padre de la Fiat, se convertiría en un verdadero símbolo para los Futuristas que pronto adoptarían esta obra como suya. Y es que Lingotto poseía la esencia y los puntos clave de su movimiento considerándola como la primera obra Futurista del mundo, la concreción de cómo sería las urbes de los tiempos venideros, de la Città Nuova de Antonio de Sant'Elia con sus calles y avenidas elevadas.

La zona de contabilidad los tiempos del ordenador aún estaban muy lejos

Mattè-Trcco contó con con la ayuda de F rancesco Cartasegna , Vittorio Bonadé y Uggo Gobbatto . En cuanto al proyecto de estructura se debió al ingeniero Porcheddu que tenía para Italia la concesión de la patente del método Hannebique de estructuras en conglomerado de cemento armado.

Las obras se iniciaron en el año 1916 inaugurándolas el rey de Italia en 1922 . Un año después la fábrica ya entraba en actividad pero en realidad el proyecto no se finalizó hasta 1930. Se siguió un diseño modular, con piezas de 5 metros de largo distribuidas en 5 pisos de alto, colocadas sucesivamente hasta 200 veces.

La pista de pruebas es uno de los elemtnos más característicos de Lingotto

Cinco eran las plantas que conformaban este edificio. Concebido como una gigantesca máquina acorde a los principios del taylorismo, las materias primas entraban por el nivel de la calle y planta tras planta, siguiendo las espirales del interior del edificio, los automóviles iban tomando forma hasta quedar terminados y listos para rodar ¡por el techo de la fábrica!

Una pista en el techo

En efecto, allí en lo más alto del edificio, con el cielo por techo, se construyó una espectacular pista oval. Sobre aquel circuito de 24 metros de ancho con dos largas curvas extremadamente peraltadas como es de rigor en este tipo de pistas unidas por dos rectas de cuatrocientos metros de largo cada una, se probaban prototipos o bien se ponían a punto los automóviles recién nacidos antes de ser entregados a sus felices propietarios.

Entre 1923 y 1926 se construyeron dos rampas helicoidales en los extremos del cuerpo da la factoría que permitían el acceso desde el suelo directamente hasta la pista de pruebas. Esa misma pista sería escenario de una persecución en la película de Peter Collinson , The Italian Job (Un trabajo en Italia) del año 1969.

Lingotto Línea de montaje 1100-1939

Cuando las obras de Lingotto finalizaron, era el mayor edificio de Europa y el segundo del mundo, sólo superado por la factoría de Ford en River Rouge. La decoración exterior presentaba elementos decorativos que adelantaban las líneas del Movimiento Italiano por la Arquitectura Racional.

Pero no solo atraía el interés por su tamaño. En realidad Lingotto se convirtió en los años veinte del siglo pasado en un símbolo de vanguardia. De ella decía entonces Le Corbusier; «la factoría de Fiat es una espléndida fábrica que merece ser conocida por todo el mundo. Es a través del conocimiento como se establecen las maneras de pensar, los estados de espíritu que, cuando maduran, agitan y reforman. La fábrica Fiat, en cuanto a la manera de pensar es una referencia para la ciudad y para la organización de las viviendas»

Y el genial arquitecto apreciará particularmente un aspecto de la obra de Mattè-Trucco, la pista de pruebas: «Por encima de los talleres de montaje los coches se prueban al momento, bajo el control del personal técnico dirigente. En esas vueltas y sobre esas pasarelas se sitúan los capitanes de la industria. He aquí la solución a un problema bien planteado. He aquí como podría ser el trabajo de cada uno si estuviera bien organizado. La fábrica produce el producto controlado de forma rigurosa, economizando tiempo y dinero».

De Lingotto salieron hasta ochenta modelos diferentes de la marca italiana a lo largo de su vida como fábrica. Sin embargo esta estructura tan alabada en los años treinta del siglo pasado, en los setenta no respondía a las necesidades de una industria como la del automóvil que además veía todos sus conceptos trastocados tras la primera crisis del petróleo de 1973. Así en 1982 se procedió a su cierre.

El renacimiento de Renzo Piano

Pero si las puertas se cerraron a la construcción de automóviles, se abrirían de par en par a un apasionado debate público sobre su futuro, y sobre el cómo recuperar el potencial industrial perdido en general. Se planteó un concurso de proyectos con veinte propuestas, no recibiendo ninguna de ellas la aprobación de los promotores. Sin embargo tres años después se aceptaría el proyecto del arquitecto Renzo Piano (coautor junto a Richard Rogers del Centro Pompidou).

Piano visionó un nuevo espacio público para la ciudad que abriría sus puertas en el año 1989.Conservó las formas originales concebidas por Mattè-Trucco, salvo en un aspecto, el de la incorporación de La Bolla, la sala de reuniones panorámica en lo más alto del edificio que concibió por deseo expreso de Gianni Agnelli, Il Avocatto (1921-2003), el gran patrón de Fiat. Por el contrario en el interior llevó a cabo una reestructuración total, y hoy aquellas paredes en que motores, carrocerías, cajas de cambio y volantes se reunían para dar lugar al nacimiento de un automóvil, acogen una galería comercial, un centro de congresos, un auditorio, una sala de exposiciones, dos hoteles, varios cines, y restaurantes.

En el año 2002, sobre una estructura que Piano denomina « El Cofre» de cuatrocientas toneladas apoyada en tan solo cuatro puntos y que parece volar sobre la pista de pruebas, se abren las puertas de la «Pinacoteca Giovanni e Marella Agnelli» en la que se pueden contemplar obras de Picasso, Matisse, Renoir o Canaletto. Lingotto, más que una fábrica, sigue viva.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación