El destino de los Porsche y Ferrari que rodaron la película Le Mans

Porsche 917, Ferrari 512, Lola T70, Matra, Alfa Romeo... Todos ellos brillaron bajo las luces de los proyectores. Algunos no sobrevivieron, otros han sido nuevamente protagonistas de subastas millonarias

Los Porsche 917 fueron los grandes protagonistas

Santiago de Garnica Cortezo

El sonido de un motor boxer inconfundible, una pequeña ciudad, una carretera entre los árboles, un hombre que se baja de un Porsche 'nueveonce' y mira un guardarail reparado… Para un amante de las carreras esta escena es el inicio, el arranque de una película de culto, Le Mans de Steve McQueen. Medio siglo ya de un rodaje impresiónate, de una locura. Los medios empleados, el equipo técnico, el rodaje, la ciudad, los pilotos y una armada de más de veinte prototipos reunidos: Porsche 917, Ferrari 512, Lola T70, Matra, Alfa Romeo…

Todos ellos brillaron bajo las luces de los proyectores. Algunos no sobrevivieron, otros han sido nuevamente protagonistas de subastas millonarias. Hoy, medio siglo después, vamos a dar un paseo por algunas de aquellas estrellas de cuatro ruedas a cuyo volante se pusieron pilotos como Jo Siffert (doble de McQueen en algunas escenas y proveedor de varios de los coches utilizados), Derek Bell, David Pipper o Herbert Linge, que pilotaba el coche utilizado para llevar las cámaras que recogían escenas de la competición.

El Porsche 917, chasis 13, pilotado y accidentado durante el rodaje por su propietario David Pipper (que perdió una pierna), fue reconstruido con elementos de otro 917 (el chasis 34) que le permitió ganar las 24 Horas de Daytona de 1971 con Pedro Rodríguez y Jackie Oliver.En 1973 fue adquirido por un coleccionista privado, en cuyas manos permanece, y se le ha podio ver en citas de clásicos como Goodwood de 2019.

El 908 con el que se grabaron escenas reales en 1970

Los tres famosos Porsche 917 K (con los números 20, 21 y 22 en la película), alquilados o adquiridos por Solar, la productora de Steve McQueen, han permanecido también entre nosotros. El número 22, comprado directamente en Porsche, tras el rodaje sería vendido al piloto británico Richard Attwood, el vencedor de las 24 Horas de Le Mans de 1970. En 2001 formaba parte de la colección del actor Jerry Seinfeld, uno de los mayores coleccionistas de Porsche. El tercer 917, chasis 24, adquirido a la casa de Stuttgart por Jo Siffert que lo alquilaría a los productores de la película, estuvo desaparecido hasta 2001 para reaparecer asombrosamente en una nave cerca de París. Sería subastado en Monterey, terminando en manos de un coleccionista suizo por nada menos que 12 millones de euros.

El Porsche 908/022 que McQueen junto a Peter Revson llevaron a la segunda plaza de las 12 Horas de Sebring de 1970, sería inscrito por Solar en las 24 Horas de Le Mans de 1970. Se le incorporaron tres cámaras Arriflex 35 mm para rodar escenas reales de la carrera, en la que fue conducido por Jonathan Williams y Herbert Linge. Posteriormente fue comprado por el equipo alemán Auto Usdau, que lo utilizó en cinco carreras (incluida Le Mans del 71), luego pasó por varias manos y en las 24 Horas de Le Mans de 1974, sufrió un grave accidente durante la noche. Poco después, August Deustch compró los restos abandonados en un concesionario de Salzburg (sin motor ni cambio) para utilizarlos como piezas de recambio. Pero finalmente decidió recuperarlo para volver a correr, si bien en un estado que en nada se parecía al original. Sin embargo, tras dos años de trabajo, en 2000 Deustch apareció en una carrera de clásicos con el 908/22 en su estado original. O más bien en la configuración con que fue utilizado para rodar escenas reales en la edición de 1970 de Le Mans, pues inicialmente este 908 no era un spyder sino un coupé de techo cerrado.

El 911 con el que se bare la primera escena de la película

El Ferrari 512 S, chasis 1026, proporcionado por la escudería Francorchamps y que en la película piloto Derek Bell, tendría también un destino asombroso. Tras incendiarse en la chicane Ford, sus restos fueron abandonados hasta que Nick Mason, el batería de Pink Floyd y apasionado coleccionista de coches clásicos de carreras, lo compra en 1978 para devolver todo el esplendor original, tras una cuidadosa reconstrucción, al bello sport de Maranello.

Ferrari 512 S

Hablando de accidentes, están los protagonizados por las réplicas de un Porsche 917 K y de un Ferrari 512 S, realizadas sobre la base de Lola T70 MkIII. Resultaron destruidos en el rodaje de estas escenas. Pero arrancamos esta historia con un Porsche de calle rodando en una carretera cerca de la ciudad de Le Mans. Es un modelo S 2,2 litros, color State Grey, entregado al actor el 1 de junio de 1970 en Le Mans. Tras el rodaje, el coche es llevado a los Estados Unidos donde McQueen lo revendió, pues prefería su otro 911 S de 1969. Tras pasar por otros tres propietarios, sería vendido por 1,3 millones de dólares en 2011.

Hay un segundo 911, un T color caramelo, utilizado por McQueen. Pero este, que formaba parte de una flota de 911 y 914 prestados por Porsche para ser utilizados por el realizador John Sturges, Dereck Bell y el propio McQueen, no aparece en la película. Este 911 de The King of cool, sería subastado en 2015 por la casa Christie's, pero se quedó sin comprador. Ya se sabe, ser una verdadera estrella no está al alcance de todos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación