Cómo se mide la contaminación provocada por los coches en las ciudades

S. M.

Según el INE, las actividades vinculadas con el transporte y la logística fueron las que más i ncrementaron sus emisiones de gases de efecto invernadero durante el pasado año, elevándose un 2,6% respecto a 2018. Unos datos que confirman l a tendencia iniciada hace ya algunos años , ya que según un informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), la media de emisiones de CO2 de los coches matriculados en 2017 aumentó en 0.4 g CO2/km respecto a la de 2016 en toda Europa.

De esta manera, 2017 fue primer año en el que no se dio ninguna mejoría en cuestión de reducción de emisiones en la flota de vehículos ligeros.

La mejor forma para saber las emisiones de un automóvil es fijarnos en la información de emisiones de CO2 que da el fabricante. En la página web del IDAE puede encontrarse información muy precisa de las emisiones y el consumo de todos los automóviles que están a la venta.

Hay que tener en cuenta que el rango de emisiones es muy amplio y va desde coches que emiten por debajo de los 100 gramos de CO2 por kilómetro hasta los que emiten más de 400 g/km.

Un vehículo convencional adquiere la energía que se encuentra almacenada en un combustible fósil, que se libera mediante la combustión en el interior de un motor térmico convencional. Estos combustibles fósiles son primordialmente derivados del petróleo: gasolina y diésel, según Ecologistas en Acción . Esta organización explica que las emisiones de CO2 se producen por la quema del combustible y son expulsadas a través del tubo de escape. La cantidad de CO2 emitida, si atendemos únicamente al tipo del vehículo –y no a la forma de conducción–, depende de la cantidad de energía necesaria para circular y de la eficiencia del motor. La cantidad de energía necesaria depende del peso del vehículo y de su potencia. Por tanto, a mayor potencia y mayor peso, mayor consumo de combustible y mayores emisiones de CO2.

A raíz del aumento generalizado de estos gases contaminantes, el Gobierno ha aprobado el primer Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica (PNCCA) , compuesto por 57 medidas que pretenden reducir de manera significativa los niveles de contaminación en las grandes ciudades españolas.

La primera en aplicar medidas más contundentes ha sido Barcelona, donde la semana pasada se ha puesto en marcha la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) dentro del área metropolitana , así como en el acceso y salida de esta.

La capital catalana no será la única en poner en práctica estas medidas, Madrid inaugurará su propio plan de Zona de Bajas Emisiones a lo largo del primer semestre de 2020 con el objetivo de mejorar la calidad del aire en el centro de la ciudad y cumplir los límites de emisiones que impone la Comisión Europea. Otras ciudades europeas como Londres o París instauraron esta normativa a lo largo del 2019, siendo previamente conscientes de lo que supone la contaminación del aire para la salud de las personas y la conservación del medio ambiente.

Analizadores automáticos en las ciudades

Para evaluar la calidad del aire en Cataluña existen unidades móviles de vigilancia de la contaminación atmosférica. Estos vehículos, equipados con analizadores automáticos y captadores manuales para medir los contaminantes atmosféricos y sensores para las variables meteorológicas, complementan el alcance de la Red de Vigilancia y Previsión de la Contaminación Atmosférica (RVPCA) al permitir realizar campañas de mediciones directas de los niveles de calidad del aire en lugares donde no hay vigilancia de la red. Las estaciones de la RVPCA y las unidades móviles de vigilancia de la contaminación atmosférica miden los niveles de inmisión.

Mariana Pastorino, coordinadora técnica de la Entidad Colaboradora en Materia de Prevención y Control de Actividades de TÜV SÜD (EC-PCAA) , explica que los niveles de inmisión miden los niveles de concentración en el aire de los diferentes contaminantes que respiramos. Los niveles de emisión en cambio miden los contaminantes que se emiten en una chimenea o un tubo de escape. La vigilancia de la calidad del aire en un lugar y un tiempo determinados permite poder emprender las medidas necesarias para mejorarla.

Las etiquetas de la DGT seguirán siendo la base para permitir el acceso a la Zona de Bajas Emisiones, tanto en Madrid como en Barcelona, aunque por el momento no son obligatorias. Actualmente, podemos diferenciar cinco tipos de distintivo ambiental , que conviene colocar en el ángulo derecho del cristal delantero: la Cero emisiones, que se atribuye a los vehículos eléctricos o híbridos con una autonomía mayor a 40km; la Eco, preparada para automóviles híbridos cuya autonomía sea menor de 40km o que sean impulsados por gas natural; la C, que se atribuye a los vehículos de gasolina matriculados a partir del 2006 y de diésel a partir del 2014; y el distintivo B, referido a turismos y furgonetas gasolina matriculados a partir del 2000 y diésel a partir del 2006. Por su parte, los vehículos más contaminantes no contarán con ningún etiquetado y, por tanto, no podrán circular por determinadas zonas.

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