El coche de Uber accidentado en Tempe (Arizona)
El coche de Uber accidentado en Tempe (Arizona)
BMW

El coche que iba a relegar a la irrelevancia al ser humano no para de estrellarse

Uber cancela su programa de coches autónomos tras un aparatoso accidente en la ciudad de Tempe. Es uno más de los choques protagonizados por este tipo de vehículos durante los últimos años

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Otro frenazo para el coche autónomo. Uno de los vehículos sin conductor de Uber Technologies se estrelló el viernes de la semana pasada en Tempe, Arizona, en un aparatoso accidente que obligó a la empresa a suspender temporalmente su programa de coches autoconducidos.

Tras el choque la compañía ha decidido suspender de forma temporal su programa de coche autónomo, si bien ya ha retomado las operaciones en California y prevé hacerlo de nuevo en Arizona. Uber argumenta que el siniestro no fue responsabilidad del coche autoconducido, que llevaba a dos personas en su interior en calidad de conductores de emergencia, y asegura que el otro automóvil no le cedió el paso

No obstante, lo cierto es que el automóvil no supo reaccionar ante una situación inesperada que no es difícil de encontrar en las carreteras.

Y no es el único accidente en el que se ha visto involucrado un vehículo autónomo. En el último informe publicado por Google sobre su programa de vehículos autoconducidos, el gigante tecnológico reconocía que estos habían sufrido 13 accidentes en un año, que se sumaban a los más de 200 de incidentes protagonizados por estos vehículos en años anteriores.

Así, el coche autónomo se sigue demostrando incapaz de esquivar obstáculos inesperados en la vía, como por ejemplo conos, ante lo cual un operador humano debe tomar los mandos, como quedó patente durante la demostración de las capacidades del Nissan Leaf autoconducido por las calles de Londres.

Tesla, otra de las compañías que más han avanzado en este tipo de vehículos —hasta el punto de que permite incorporar en sus modelos un «asistente avanzado para la conducción» que, según insisten ellos mismos, obliga a que el ser humano esté pendiente en todo momento de si surgen obstáculos que el vehículo no puede interpretar— tampoco se ha visto exenta de accidentes.

En junio de 2016, un estadounidense falleció en el asiento del conductor de un Model S en modo piloto automático al no poder identificar este el remolque de un camión en un día muy soleado. El conductor, que se encontraba viendo una película, fue incapaz de darse cuenta del fallo de la máquina.

Posteriormente los coches de la compañía del visionario Elon Musk también se han visto implicados en varios choques, aunque con efectos menos truculentos. Así, Alberto Scaglione, dueño de una galería de arte de Detroit, chocó contra una barrera con su Tesla X, lo que provocó que el vehículo se diera la vuelta por completo. En mayo del año pasado, un conductor suizo subió a Youtube un vídeo en el que se veía como su vehículo era incapaz de reaccionar a baja velocidad, por lo que acabó estrellándose contra la parte trasera de una furgoneta. Todo un reguero de accidentes que certifican que el coche autónomo, de momento, ni está ni se le espera.

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