Ami: el artefacto que peregrinó a Santiago de Compostela

A 45 km/h, durante 23 etapas y tras 764 kilómetros, el pequeño cuatriciclo Ami de Citröen completa la ruta Jacobea

M. TRIGUEROS RODRÍGUEZ

El Camino de Santiago es un trayecto de recogimiento y de exploración interior, pero también un recorrido en el que te adentras por sendas alejadas de las prisas de la gran ciudad . Etapas cortas, en las que la velocidad no importa y el contacto con la naturaleza te empapa mientras avanzas. Desde la Edad Media, este camino que recorrían los peregrinos en busca de la tumba del apóstol Santiago, se ha hecho andando o a caballo, posteriormente empezaron los que lo realizaban en bicicleta. Formas de transporte ecológicas y sin emisiones. Pero con la llegada del siglo XXI esta premisa de desplazarse de forma verde, se puede hacer de otra manera, como ha demostrado el Ami, el artefacto eléctrico de Citröen.

En este Año Xacobeo, el Ami, el primer artefacto peregrino de la historia, ha recorrido el Camino Francés , desde Roncesvalles a Santiago, en 23 etapas. Si en el siglo XII, el Codex Calixtinus recomendaba 16 etapas -cada una de ellas debía hacerse en varios días- hasta llegar a la catedral de Santiago, el artefacto ha cubierto los 764 kilómetros en 23 etapas (con una media de 35 kilómetros en cada una de ellas y tres trayectos diarios). Las características técnicas del vehículo , con una autonomía eléctrica de 75 kilómetros , una velocidad de carga de tres horas en un enchufe doméstico y una velocidad máxima limitada a 45 km/h, le convierten en la montura ideal para disfrutar del trayecto.

A esa velocidad da tiempo a pensar y mirar el paisaje. Sus amplias superficies acristaladas y su techo panorámico permiten disfrutar de una visión en 360˚en un habitáculo cómodo, cerrado y perfectamente acondicionado. Lleva un motor que entrega una potencia de 8,2 CV (6 kW), lo máximo que permite la legislación europea para ser catalogado como cuatriciclo ligero. El chasis del Ami consiste en un entramado de perfiles cuadrados y rectangulares de acero. Sobre este se soportan las piezas de policarbonato que forman la carrocería y los demás componentes, como el motor, la batería, las ruedas y la suspensión. La delantera es de tipo McPherson y la trasera de ruedas tiradas unidas por un eje de torsión. Las medidas de los cuatro neumáticos son idénticas, 155/65 R14. En el eje delantero hay discos de freno y en el trasero, tambores.

Recorrimos la etapa entre la localidad riojana de Ezcaray y la burgalesa de Villafranca de Montes de Oca . Un trazado de 40,5 kilómetros que realizamos en 1,20 horas por carreteras comarcales de muy poco tráfico. Un trazado en el que en gran parte del camino la de la calzada solo permite avanzar un coche y que si te encuentras otro vehículo de frente puedes tener problemas. Por suerte, con el Ami este problema se diluye porque tiene una anchura de 1,39 metros y una longitud de 2,41 metros, lo que facilita mucho el tránsito cuando viene un coche de frente.

Arrancamos en Ezcaray desde su hermosa colegiata de Santa María La Mayor (siglo XV). Desde nada más salir la carretera empieza a picar hacia arriba y a los pocos kilómetros, a la altura de Valgañón empezamos a ver la serpenteante carretera que se eleva hacia Fresneda de la Sierra. El trazado, retorcido y con pendientes que superan el 15%, es una prueba de fuego para el Ami. Los 8,2 CV de su motor, sin embargo, no se arrugan y avanza con paso firme, con una velocidad media durante la ascensión de 30 km/h .

El descenso hacia Fresneda de la Sierra sirve para poner a prueba el artefacto en su peregrinar hacia Villafranca. En este caso, la limitación de 45 km/h es una ayuda para retener el vehículo, pero cuando es necesario, los frenos responden a la perfección y el agarre a la carretera es fantástico en las curvas reviradas.

El Citroën Ami da muestra de su personalidad cuando al llegar a Belorado, cuando deja atrás la carretera comarcal y se incrusta en el tráfico rodado de la Nacional-120, donde los camiones se aproximan al artefacto como si fuera la película 'El diablo sobre ruedas' de Steven Spielberg. Moles gigantescas, de 18 toneladas que se aproximan a 90 km/h y que se colocan a dos metros escasos del artefacto, para adelantarlo en cuanto tienen ocasión, lo que provoca un bamboleo inquietante en el interior del habitáculo . Pero esto forma parte de la aventura que es hacer el Camino . Mientras en paralelo, por la senda que discurre junto a la carretera, una riada de peregrinos cargados con su mochila, avanza hacia Villafranca. Este recorrido, una etapa de las 23, cambiando decorados, condiciones climatológicas y trazados, ha sido la constante. Tras Villafranca de Montes de Oca (Burgos) llegarían las planicies de Tierra de Campos y el ascenso hacia León, Ponferrada y Galicia, para al final entrar en Santiago el 15 de septiembre a las 16 horas, 764 kilómetros después de haber empezado la aventura.

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