Probamos el Vantage AMR, un deportivo para puristas con cambio manual y motor V8

Unai Mezcua

En la era de los cambios automáticos que, según parece, precede a la de la total electrificación del automóvil, encontrar un motor V8 asociado a un cambio manual es algo muy raro. Tanto que, incluso contando los ejemplos con una sola mano, aún sobrarían varios dedos. Por eso, cuando Aston Martin desveló, en mayo de 2019, que la edición limitada del Vantage, AMR, equiparía una transmisión manual de siete velocidades , los puristas pronto entendieron que se avecinaba algo muy especial.

Poco más de nueve meses después, las doscientas unidades de la versión AMR ya se han agotado. La buena noticia es que Aston Martin ha decidido incorporar este particular cambio manual como opción para el modelo Vantage «convencional». Un adjetivo entrecomillado porque, después de haberlo podido probar en una exclusiva presentación en Barcelona, se puede concluir que ni el modelo ni la transmisión tienen en realidad nada de convencional .

En primer lugar, porque se trata de una transmisión de siete velocidades «pata de perro», en forma de H . Es decir, la marcha atrás se ubica donde en un manual al uso estaría la primera, con el objetivo, según detallan desde Aston Martin, de facilitar la transición entre tercera y cuarta marcha, mucho más habitual en un circuito que el cambio entre segunda y tercera. Cierto es que al principio es extraño, pero en cinco minutos uno ya se ha acostumbrado. A cambio, la sensación que transmite es una verdadera gozada, con recorridos muy cortos y muy precisos. «Quizá sobre el papel las cifras no son tan buenas como en la versión automática -equipa una ZF de ocho velocidades-, pero un cambio manual permite mantener una relación especial con el coche », detalla Miles Nurnberger, director de diseño de A. M.

El Vantage Manual equipa el AMSHIFT que ya avanzó el Vantage S V12. Este sistema simula la técnica de punta y tacón para bajar y subir marchas con agilidad extrema, ya que es posible mantener el acelerador presionado mientras se realiza la maniobra, reduciendo así los tiempos de transición. El sistema también ayuda a efectuar las transiciones con mucha suavidad cuando lo que se busca es una conducción más confortable. Un botón tras la palanca permite desactivarlo pero, ¿quién querría?

Por lo demás, el AMR, cuya configuración prácticamente se puede replicar en el concesionario partiendo del Vantage, es 95 kilogramos más ligero . No solo gracias a la mayor ligereza de la caja manual sino también al uso intensivo de materiales como la fibra de carbono, el reemplazo del diferencial electrónico por uno mecánico de deslizamiento limitado, y los frenos carbocerámicos.

El motor es el ya mencionado V8, con doble turbocompresor y capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en tan solo 4 segundos . No solo el rugido al arrancar es pura delicia (los dos escapes son dobles) del modelo sino que ofrece un par descomunal, 625 Nm, a entre 2000 y 5000 revoluciones, hasta tal punto de que en autovía es posible olvidar que hay que cambiar de marcha circulando en cuarta.

Tres diferentes modos, Sport, Sport+ y Track (circuito, desactiva algunas ayudas electrónicas) permiten modular su respuesta para ajustarse a las necesidades de conducción o el estado del asfalto. Con semejante desempeño resulta muy fácil exprimir las muchas cualidades dinámicas del modelo, que además apoya muy bien en las curvas a pesar de su tracción trasera, gracias a un perfecto reparto de pesos al 50:50. La dirección, bastante firme y directa (la relación de desmultiplicación es de 12,9:1) resulta no solo muy agradable sino también informativa.

En el interior, se puede disfrutar de un habitáculo con un nivel de refinamiento excepcional. El cuero luce prácticamente en todos los sitios donde alcanza la vista o el tacto, rematado a mano de forma sublime. Además, el maletero, de 350 litros , resulta amplio para un modelo de sus características, muy por encima de los 115 de un Porsche 911 Turbo.

La única pega viene de la mano del sistema de infoentretenimiento -que curiosamente muestra la ubicación de los campos de golf más cercanos-, lento, poco atractivo y desfasado. Quizá la respuesta a ello se pueda encontrar en las palabras que Andy Palmer , CEO de Aston Martin, pronunció cuando presentó el AMR: «El Vantage premia el esfuerzo y el enfoque del conductor, es el antídoto contra los coches-ordenador».

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