Es preciso adaptar la conducción a las condiciones meteorológicas adversas para evitar percances.
Es preciso adaptar la conducción a las condiciones meteorológicas adversas para evitar percances.

Neumáticos y frenos, clave de seguridad en lluvia, nieve o hielo

Las cubiertas deben tener un dibujo con una profundidad mayor a 1,6 mm para asegurar un agarre al asfalto mojado adecuado. Reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y evitar los frenazos son medidas fundamentales para conducir más seguro en circunstancias climatológicas adversas.

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Con el otoño llegan las primeras lluvias, la bajada de temperaturas, la formación de hielo en las carreteras… Es aquí cuando la revisión del automóvil se convierte en un elemento de seguridad activo.

Y es que en condiciones meteorológicas adversas es más importante que nunca mantener nuestro automóvil en perfecto estado. Midas destaca la importancia de vigilar elementos como:

Neumáticos

Son la superficie de agarre del coche a la carretera, y en condiciones de lluvia o sobre placas de hielo en mal estado pueden marcar la diferencia y provocar un accidente. Conviene recordar que las ruedas siempre deben tener el dibujo con una profundidad mayor a 1,6 mm, y nunca alargar su vida más allá de tres o cuatro años, en función del uso.

Las cubiertas de invierno son grandes aliadas para esta época.

En ciertas zonas de nuestro país, donde las temperaturas bajan mucho los meses de frío, es conveniente emplear neumáticos de invierno. Estas ruedas están indicadas para temperaturas inferiores a 7ºC y permiten una mejor sujeción tanto en suelos o nieve como en superficies secas a bajas temperaturas, además de reducir el fenómeno del aquaplaning.

Los neumáticos de invierno son una gran alternativa a las cadenas y no suponen un gasto puesto que, alternándolos con los tradicionales, aumentamos su kilometraje y garantizamos a la vez la máxima seguridad.

Sistema de frenado

En condiciones adversas como la lluvia, la nieve o el hielo conviene evitar frenazos que pueden provocar deslizamientos sobre la superficie helada o el fenómeno del aquaplaning, pero en caso de necesitar frenar de forma abrupta es fundamental tener los frenos en estado óptimo. Es recomendable controlar el estado de las pastillas cada 10.000 km, y es que cada frenazo provoca inevitablemente el desgaste de las piezas de fricción.

Hay pistas para detectar fallos en los frenos.

Algunas pistas para saber que es el momento de revisar nuestro frenos son detalles como la variación de la trayectoria al frenar, el recorrido del pedal que varía, la falta de potencia y precisión al frenar o el encendido del testigo de frenos.

Respecto al líquido de frenos, es necesario comprobarlo y sustituirlo cuando el punto de ebullición sea inferior a 165º C.

Sistema de calefacción

Mantener el habitáculo del coche a una temperatura agradable durante los fríos meses de invierno es fundamental para una conducción confortable. Para eso es necesario revisar el correcto funcionamiento de la calefacción y los filtros de aire, que conviene cambiar al menos dos veces al año.

Para mantener el habitáculo de nuestro coche libre de olores y microrganismos en una época en la que abrir las ventanas no es una opción para evitar el frío cabe optar por aplicar ionizadores de oxígeno que destruyen molecularmente partículas perniciosas para la salud como bacterias, virus, gérmenes y mohos.

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