Angie Tatiana Alonso Prieto, de 19 años, escapó de la Clínica Psiquiátrica el pasado viernes 24 de julio
Angie Tatiana Alonso Prieto, de 19 años, escapó de la Clínica Psiquiátrica el pasado viernes 24 de julio - abc

Una discapacitada de «alto riesgo» se fuga de un centro psiquiátrico

La madre denunció su desaparición ante la Policía. Todavía no hay ninguna noticia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Blanca Alonso Prieto acudió, como de costumbre, a visitar a su hija, que sufre un «trastorno límite de personalidad muy grave» y estaba ingresada en la Clínica López Ibor situada en el número dos de la calle Doctor Juan José López Ibor, la tarde del pasado viernes 24. Sin embargo, solo cuando llego al lugar le comunicaron la terrible noticia de su desaparición; no antes.

«No me esperaba un recibimiento tan frío.El trato por parte de la clínica ha sido nefasto. Solo cuando llegué al lugar me informaron del suceso; podían haberme llamado o enviado un mensaje», explica indignada Blanca, que ya ha denunciado su desaparición.

Angie Tatiana Alonso Prieto, tiene 19 años, mide 1,52 metros de altura, pesa 86 kilos, tiene pelo largo castaño y dos tatuajes alrededor del cuerpo (uno; en el abdomen, de un perrito, y otro; por detrás del cuello, de un corazón pequeño).

Escapó del centro después de burlar los controles de seguridad y tras haber presentado esta semana varios indicios que hacían presagiar algo así, según cuenta su madre. «Mi hija está incapacitada, había pasado varios días llorando y precisaba mayor atención;de hecho, había pedido que aumentaran su vigilancia», explica.

Horas desesperantes

Blanca todavía no da crédito a cómo su hija, ingresada hace solo un mes, pudo ingeniárselas para escapar del férreo control del López Ibor, de donde «es dificilísimo» poder entrar y salir. «Es posible que se haya hecho pasar por una visita durante el relevo de los vigilantes», cavila, completamente molesta ante los acontecimientos.

La madre confiesa pasar un momento angustioso ante la suerte de su hija: «Estoy deshecha», cuenta sin poder reprimir las lágrimas. «Es lo único que tengo en la vida; sin ella estoy solita. Ahora mismo, estoy muerta».

También, cuestiona el cambio brusco de tratamiento al que la sometieron. «Al principio, le cambiaron toda la medicación de golpe y ella se resintió». Respecto a su evolución durante el tiempo que ha permanecido ingresada en el centro, asegura que incluso «se había puesto mucho peor de cómo había entrado», asegura.

Aquella fatídica tarde del viernes 24 empezó un calvario que no ha cesado. Su búsqueda sigue: «No sabíamos qué más hacer. La hemos buscado pero no la hemos encontrado», lamenta, desesperada. La Clínica López Ibor, por su parte, que tiene casi medio siglo de vida, no quiso hacer ningúna declaración a ABC.

Ver los comentarios