Juan Rubén Jiménez, el joven de 17 años desparecido en el barrio de San Blas desde el pasado martes
Juan Rubén Jiménez, el joven de 17 años desparecido en el barrio de San Blas desde el pasado martes - abc
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«Ya han pasado 96 horas sin noticias de mi hijo de 17 años»

Juan Rubén Jiménez se exige mucho en los estudios y el martes se fue agobiado porque no se concentraba, explica su padre

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« Ya han pasado noventa y seis horas sin noticias de mi hijo. Son muchos días y muchas noches seguidas. No sabemos qué ha podido pasar. El jamás había hecho nada similar. No sabemos qué puede rondar por su cabeza». Así lo explicaba ayer a ABC Pedro José Jiménez, que intenta, junto a su mujer María Teresa, mantener la serenidad dentro de la dura situación por la que están atravesando y no caer en el dramatismo.

Juan Rubén, de 17 años salió de su casa, situada en el barrio de Las Rosas (San Blas), el pasado martes a las 18.30 horas. Cursa segundo de Bachiller. Se había ido a la biblioteca con unos amigos pero regresó porque no se concentraba, agrega su padre.

En casa dejó su Ipad, sus apuntes, sus libros y se fue. No dijo dónde ni con quien. Desde entonces le esperan, junto a su hijo menor, de 15 años. No se llevó el móvil ni el carné de identidad. No están seguros si dinero. El miércoles denunciaron su desaparición en la comisaría del distrito.

Colgó los libros dos meses

«Se marchó agobiado, seguro que porque no se centraba. Él es muy exigente y responsable en ese sentido. Quiere hacer un doble grado de Informática y Matemáticas y estudia doce horas al día, incluso sábados y domingos», agrega su padre. A los 11 años fue diagnosticado de déficit de atención e hiperactividad, por lo que está medicado desde entonces.

Aunque las Letras no son lo suyo; va saliendo adelante. Saca muy buenas notas en Ciencias pero, debido a su trastorno suspende Lengua, ya que comete faltas de ortografía y, además, tiene disgrafía (mala caligrafía)», relata. Jiménez. «En la primera evaluación sacó tres sobresalientes en Matemáticas, Física y Economía», comenta orgulloso. Sin embargo, explica que el mayor de sus vástagos sufrió un bajón en noviembre pasado que le hizo colgar los libros. «Dejó los estudios en noviembre. Fueron solo dos meses. En febrero volvió y recuperó sin ir a clase cuatro asignaturas. De las otras cinco que tiene pendientes se examinará en mayo», agrega.

El joven, según el testimonio de su padre está muy motivado y empeñado en hacer el doble grado. «Tanto nosostros como sus profesores hemos hablado con él. Le hemos dicho que tanta presión no es buena, que se relaje y que obtenga las licenciaturas de una en una, no hay que tener prisa, pero no hay manera: ese es su deseo», recuerda.

«Se calla todas las cosas, no las exterioriza»

«La Selectividad, la nota de corte que necesita para la Universidad... Se juega mucho», reflexiona en voz alta Jiménez, intentando dar con la clave que pudo llevar a su hijo a marcharse y no regresar. Sin embargo, Juan Rubén no exteriorizaba mucho sus inquietudes. Describe a su hijo como reservado y tímido. «Se calla todas las cosas, no las exterioriza».

En el momento de su desaparición vestía una cazadora negra, un vaquero claro y deportivas de piel marrones oscuras de piel. Mide 1,78 metros, pesa unos 65 kilos. Tiene el pelo largo y se está dejando barba. Sufre un pronunciado acné y lleva gafas. «Está igual que en la foto del cartel, solo que con los lentes y el cabello más largo».

«Hemos hablado con el director del colegio, con sus profesores, con sus compañeros. Todos se han volcado y nos están ayudando mucho. También la Guardia Civil, Policía Municipal y Nacional...», añade.

El día de su desaparición, unos compañeros le vieron en una calle del barrio, la de Aquitania. Eran las ocho de al tarde e iba andando muy rápido. Su familia solo pide que regrese. «Vuelve. Todos te esperamos».

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