Iñigo Urkullu, en el reciente «Aberri Eguna»
Iñigo Urkullu, en el reciente «Aberri Eguna» - efe

La calculada agresividad de Urkullu

El lendakari aumenta la carga independentista en su discurso por las elecciones y la pugna con Bildu

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Nuestro desafío como nación es la libertad». «Seremos capaces de construir una Euskadi dueña de su propio destino». «Tiempo para crecer en autogobierno". «Nuevo estatus político». El lenguaje de Iñigo Urkullu en las últimas semanas ha subido varios grados en lo que a carga independentista se refiere. Mensajes que han ido acompañados del anuncio de que reforzará su plan de reinserción de presos etarras, a los que brinda jugosas garantías a cambio, únicamente, de su arrepentimiento, pese a no contar con competencias en esta materia.

Tres claves, principalmente, explican esta agresividad reciente de Urkullu: la celebración, el pasado domingo, del «Aberri Eguna», «día de la patria vasca»; la proximidad de las elecciones municipales y forales en la comunidad autónoma, el próximo 24 de mayo; y la necesidad de no descuidar el flanco por el que puede colarse Bildu, su gran rival en el caladero de votos nacionalistas.

«Vivimos un momento de cambio», anunciaba el lendakari en la jornada de exaltación, por excelencia, del nacionalismo. «Tiempo para crecer en autogobierno y transitar de un fallido estado de las autonomías a una Europa de estados plurinacionales (...). Alcanzar un acuerdo interno y pactar un 'nuevo estatus político' que (...) reconozca la nación vasca y permita que este pueblo siga creciendo y progresando. Esta es nuestra 'hoja de ruta' completa», proclamaba.

«En el Aberri Eguna todos los años ocurre exactamente lo mismo. Es el momento en que el PNV saca ese alma que tiene de lo que es, de nacionalismo, de buscar la nación vasca», valora la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, en declaraciones a ABC. «Pero día a día la realidad que le toca gestionar es totalmente antagónica. Entran en contradicción. Ahora sacan pecho con la nación vasca pero veremos cómo en los próximos días esconden todo eso y hacen un planteamiento más pragmático. Salieron muy escaldados de toda la época de Ibarretxe», asegura.

Fuentes del PSE, por su parte, recuerdan que «cada vez que hay elecciones el PNV recurre más a estos planteamientos». «El objetivo último del PNV es la independencia. Nosotros no vamos a estar en un intento de modificar el autogobierno que pretenda llegar a la independencia. El PSE no está por aventuras independentistas. Ante el Plan Ibarretxe ya fuimos muy contundentes», añaden.

Urkullu endurece el tono, pero de forma calculada. Antes del «Aberri Eguna», un manifiesto del PNV recogía lo siguiente: «Caer en el todo o nada no es una pretensión seria. Deberemos ser inteligentes para saber gestionar nuestras opciones y los tiempos en los que hagamos públicas nuestras propuestas para adecuar nuestro autogobierno a la voluntad que reclame la sociedad vasca». El líder del PNV habla de «libertad» y «autogobierno» pero se cuida de utilizar el término «independencia». Ante los suyos, en la Plaza Nueva de Bilbao, dejó que fuera el presidente del partido, Andoni Ortúzar, quien apelara a Rajoy, le llamara «capitán Pescanova» y le reclamara «respeto» para lo que eventualmente decidan los vascos.

Las urnas y Bildu

Esa inminente celebración de elecciones, a la que apuntan desde el PSE como condicionante en el discurso de Urkullu, es un elemento crucial en el tablero de juego. Sin ir más lejos, el dirigente nacionalista, al presentar su remozado plan para reinsertar presos, aseguró que se activaría después del 24 de mayo para alejarlo del trasfondo político. «Si hubiera querido apartarlo del ruido electoral no lo habría presentado», replican desde el PSE. Comicios que obligan a medir palabras y actos. Quiroga cree que en el PNV, a medida que se acerca esa fecha, «intentarán exhibirse como menos independentistas», y que concluido el paso por las urnas será el momento de «reactivar la ponencia de autogobierno». «Un juego de malabarismo que cada vez tiene menos recorrido y menos espacio», remacha.

Pero aún queda un mes y medio para las elecciones. Y hasta entonces, todo tendrá un tinte electoral. En el pulso que se avecina, Urkullu y los suyos observan de reojo a la izquierda abertzale. «La necesidad del PNV de competir con Bildu en este escenario», explican las citadas fuentes del PSE, les lleva a escorar su discurso hacia proclamas como la del «compromiso al servicio de un objetivo colectivo: la libertad de Euskadi», pronunciada por el lendakari. «Ahí tiene una pugna con Bildu. A medida que el PNV modera el mensaje, Bildu lo radicaliza para comerle terreno. Asistimos a una pugna de nacionalistas, que es la de siempre. Son movimientos entre nacionalistas, hay un tira y afloja, un juego entre nacionalistas al margen de la sociedad», considera Quiroga.

En ese tira y afloja hay cabida para «el palo y la zanahoria». Pero, de nuevo, no ha sido Urkullu, sino Ortuzar, el portavoz de los mensajes destinados a oídos de la izquierda abertzale. Ortuzar quien tendía la mano: «Si dan el paso, nos van a tener a su lado para hacer todo lo que haya que hacer». Y también quien afeaba su conducta: «Que aparquen de una vez la política amarilla (...). Menos postureo y más implicación». «Habrá que ver qué resultados arroja esta negociación», sopesan desde el PSE.

Todos estos ingredientes confluyen y explican las últimas manifestaciones públicas de Urkullu y, por extensión, el PNV. «A medida que ponen el énfasis en el discurso del autogobierno, en rebasar el marco legal», surge el rechazo de la sociedad, aprecia Quiroga. «Ellos tienen su ideología, pero no encaja con la realidad del siglo XXI», cierra la presidenta de los populares vascos.

Ver los comentarios