cuaderno de viaje

La casa de los líos

Con «Pachi» Vázquez la coherencia se convirtió en un objeto de lujo. Con Besteiro ya no se consigue ni de contrabando

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El socialismo gallego de los ochenta casi nunca defraudaba a los amantes de la comedia. El PSdeG de Besteiro, en cambio, se decanta más por el género del esperpento. La insustancialidad del supuesto líder ha convertido al partido en una permanente casa de los líos.

Sin rumbo y con el capitán negándose a coger al timón por su alergia a tomar decisiones, la tropa se amotina. Así se entiende el pulso de Beatriz Sestayo para mantener varias retribuciones simultáneas pese al principio «una persona, un cargo» que proclaman los estatutos de su partido. Es lógico que se resista a renunciar si sus jefes no le obligaron a hacerlo en idéntica situación a su compañera Carmela Silva.

Claro que la viguesa cuenta con el apoyo de un Caballero que manda más que su supuesto jefe de filas, hasta el punto de haber conseguido la expulsión de Carlos Príncipe por el terrible delito de denunciar prácticas como las que ahora se investigan en una «operación Patos» que puede dejar muy tocado al todopoderoso alcalde.

No tanto por estar imputado por aceptar supuestamente regalos de la trama corrupta. Su problema es que hay tres concejales suyos investigados y alguno de ellos podría acabar procesado por amañar contratos y enchufar a varias personas en concesionarias del ayuntamiento.

Pero no va a ser Besteiro quien levante la voz. Él ya tiene su particular vía crucis en Lugo, no solo con su imputación en el «caso Garañón», sino también por el grotesco espectáculo en la Diputación, donde la moción de censura de esta próxima semana vuelve a evidenciar la debilidad de un PSdeG que claudica una vez más ante un chantaje, por cierto, en una operación que tampoco deja en buen lugar al BNG, que algún día podría explicar por qué un imputado no puede ser presidente pero sí estar en la Junta de Gobierno y manejar el presupuesto de Vías y Obras.

En un partido donde alguna asamblea en Vigo ha acabado requiriendo presencia policial puede parecer que poco más pueden hacer por sorprender. Pero semana a semana logran superar las expectativas. Con «Pachi» Vázquez la coherencia se convirtió en un objeto de lujo. Con Besteiro ya no se consigue ni de contrabando. El socialismo gallego se parece cada día más al camarote de los hermanos Marx.

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