el garabato del torreón

Recuerdo de tres pioneros ilustres

Bien podría la Xunta con una reedición de «Las peregrinaciones a Santiago de Compostela»

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Mucho antes de que el Xacobeo se viese agraciado por el despliegue publicitario con que ahora se pavonea mundo adelante, eran muy pocos los estudiosos capaces de proponer, con prueba documental acreditada, otra ruta a Compostela distinta a la que entra en Galicia por O Cebreiro. Durante mucho tiempo, la guía de Picaud constituyó el canon exclusivo del peregrinaje, con olvido de otros itinerarios igualmente avalados por resonancias seculares y testimonios escritos. Dos de esos trayectos, el Camino del Norte y el Primitivo, acaban de ser distinguidos por la Unesco con el título de Patrimonio de la Humanidad, galardón de mucho adorno, sin duda, pero que empieza a estar un tanto devaluado a consecuencia de la prodigalidad con que se reparte.

El caso es que pronto se cumplirán setenta años de la publicación de «Las peregrinaciones a Santiago de Compostela», la monumental obra (tres tomos, más de mil quinientas páginas) en la que Luis Vázquez de Parga (un nombre que tan de cerca toca a los lugueses), Juan Uría Ríu y José María Lacarra, figuras ilustres de la investigación histórica, reunieron la cosecha de muchos años de dedicación al estudio de los caminos y caminantes a Compostela, con trazado de rutas, exhumación de papeles, evocación de paisajes, relatos de peregrinos y anotación de leguas y lenguas. Cuando Fraga y Portomeñe dieron en el acierto de hacer del Año Santo el gran reclamo turístico de Galicia y lograron colocar la tumba del Apóstol en la oferta de los grandes turoperadores se produjo un enorme aluvión de ediciones y reediciones librescas, sin reparar en gastos. En tan propicia coyuntura dábamos por segura la reimpresión de la obra de los profesores Vázquez de Parga, Uría y Lacarra, con sus enriquecedores apéndices documentales, su apabullante bibliografía y su valiosa colección de reproducciones fotográficas y documentales. Recorremos en sus páginas, además del inevitable Camino Francés, otros que hasta entonces eran completamente desconocidos: el Primitivo y el del Norte, el Inglés, que discurre a la sombra de San Martiño do Couto, el Portugués, el del Sueste y el que dicen do Inverno, cuya promoción aguardan esperanzados los hosteleros de Monforte. Lo dábamos por hecho, decíamos, pero nos quedamos con las ganas.

Lo que no fue entonces podría ser ahora, en esta alborozada ocasión del doble reconocimiento de la Unesco. Somos conscientes de que una reedición de «Las peregrinaciones a Santiago de Compostela» es empresa quizá excesiva para las débiles fuerzas de las modestas editoriales gallegas. Pero la Xunta bien podría con ella. Acometiéndola, acallaría las voces de quienes se quejan de que las subvenciones destinadas a la promoción del Xacobeo se quedan en fuegos artificiales. Y no les falta razón. Aunque sean los fogos do Apóstolo que cada 24 de julio hacen del Obradoiro un deslumbrante milagro de luces.

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