el garabato del torreón

Convergencia y supervivencia

El Bloque intenta recurrir ahora, cuando el agua le llega al cuello, a la fórmula de convergencia que ha venido rechazando a lo largo de toda su trayectoria fundamentalista y excluyente

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Los augures demoscópicos dan por liquidada la representación del BNG en el Congreso de los diputados, iniciada en marzo de 1996 y sostenida ininterrumpidamente hasta ahora. Este final de trayecto, que podría verse confirmado en los resultados de las próximas generales, es consecuencia de una política largamente reiterada en un cúmulo de errores: de táctica, de estrategia, de programa y de liderazgo. Ahora, cuando lo apretado del calendario apenas da tiempo, la dirección del desarbolado frente nacionalista intenta evitar su propio hundimiento con la propuesta de una plataforma unitaria en la que confluya y se sienta cómoda la izquierda sociológica de Galicia. Es decir, el Bloque intenta recurrir ahora, cuando el agua le llega al cuello, a la fórmula de convergencia que ha venido rechazando a lo largo de toda su trayectoria fundamentalista y excluyente.

Durante años, cuando los vientos parecían soplar a su favor, el Bloque reclamó para sí el monopolio de la izquierda en Galicia o, mejor dicho, de la-izquierda-de-Galicia. Lo hizo con una actitud mesiánica que no se detuvo ni en descalificaciones ni en insultos (españolismo, subordinación a Madrid, jerarquización centralista) contra todas las fuerzas políticas que reivindicaban la solidaridad de clase frente a la solidaridad de origen y la economía antes que la partida de nacimiento. No hubo para ellos otra exigencia vinculante que la lingüística y perfilaron su línea programática (y su actuación en las instituciones) con desatención absoluta a cualquier objetivo que no fuese la la imposición de un perfil identitario de Galicia en el que la realidad contrastada se trufaba de fantasías delirantes.

Tal preocupación, exótica para la mayoría de los gallegos, acabó conduciendo al plataforma nacionalista a sucesivos fracasos electorales y desembocando en las perspectivas que ahora le hacen pedir auxilio a organizaciones «españolistas, subordinadas a Madrid, etcétera», tales como Podemos y Esquerda Unida, hacia las cuales se han abierto líneas de fuga de muchos votos que el BNG llegó a contabilizar ingenuamente como intransferibles. Llamemos a las cosas por su nombre: Lo que ahora se plantea desde la rancia organización frentista no es una propuesta de convergencia sino un SOS en toda regla.

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