«Estoy convencida de que Santiago abrirá también una puerta santa en 2016»

Ha pasado la mañana entre la presentación de un proyecto de termalismo en Lugo y un peligroso cruce del Camino en la localidad coruñesa de O Pino. Antes de viajar a la conferencia política del PP en Madrid, la responsable de Turismo de la Xunta charla con ABC.

—¿Qué expectativas de ocupación hay para estos meses de verano?

—El sector es muy optimista. Estamos en un 65-70% de ocupación con las reservas ya hechas. El tiempo está acompañando y creemos que va a subir.

—¿Cuánto respecto a 2014?

—En torno a un 7%.

—¿Se alcanzarán en 2016 los 5 millones de turistas fijados?

—Trabajamos para ello. El objetivo es incrementar al turista nacional, que recuperamos, y al internacional. Portugal vuelve a ocupar su lugar.

—¿En qué cifras habría que moverse este año para ir consiguiéndolo?

—Tendríamos que superar los 4.250.000. ¿Por qué? Porque el año que viene tengo la esperanza de que, al ser Año Jubilar, sirva de polo de atracción. Estamos esperando a ver si se abre la Puerta Santa de Santiago. Sabemos que se abrirán varias a lo largo del Camino y solo falta la respuesta del arzobispo. Va a ayudar mucho. Nosotros estamos preparados con una serie de actividades.

—¿Es entonces optimista con la apertura de la Puerta Santa?

—Muchísimo. Estoy convencida. Quizá no será la misma puerta de siempre, pero es una puerta santa igualmente. Es lo que le interesa a quien viene para ganar la indulgencia plenaria.

—El turismo supone el 10% del PIB gallego. ¿Hasta dónde puede llegar?

—Este año al 11,1%. Y con 2016 y el Año Santo 2021 se incrementará aún más con el aumento del gasto. Hago una comparación: en una reciente entrega de premios de vinos se hablaba, en materia de exportación, de 150 millones de euros. En el último mes, el gasto del turista internacional fue superior a 100; el año pasado fueron 900 millones.

—Hablamos siempre con optimismo, pero algún punto débil tendremos.

—Sí. Hay muchos y mejorables. Tenemos una oferta considerable para otras cifras. Me gustaría que fueran más altas, no porque no sean buenas, sino para equiparar la oferta con la demanda. Estamos preparados para más ocupación.

—Todas las cifras de las que hablamos se han logrado sin coordinación aeroportuaria. ¿Es una batalla perdida?

—No. Seguimos con ella, pero hemos pasado unas elecciones municipales. Habrá que retomarlo, pero depende de la Secretaría de Estado de Transportes. Espero que haya coordinación, pero soy partidaria de seguir promocionando el tren. ¡Si a Santiago se llega incluso andando! Creo que tenemos una oportunidad con el AVE y tenemos que estar preparados. Así se lo voy a transmitir al alcalde de Orense en una próxima reunión. A la gente le va a compensar ir en tren a Orense desde Madrid.

—¿Son culpables los localismos de que los datos a día de hoy no sean aún mejores o de que lo sean en el futuro?

—Más que los aeropuertos, y espero no polemizar, son las tarifas aéreas. No podemos conquistar ni atraer un fin de semana a la primera potencia a nivel nacional de nuestros turistas, que son los madrileños, con las tarifas en 300 euros. Más que coordinación aeroportuaria, que la defiendo, en realidad debemos velar porque esas tarifas aéreas bajen. Así es imposible competir en precio. Cuando llegue el AVE, lo notaremos. El mercado al final va a regular de una forma natural la tarifa de precios.

—¿Tenía miedo de las consecuencias del acceso controlado a As Catedrais?

—Nos ayuda a que se vea que el turismo sostenible es una realidad. Estamos preservando un monumento declarando monumento natural por la Xunta antes de que el alcalde actual fuese alcalde. Es una oportunidad, no una limitación. Ahora se sabe el número máximo que puedes tener cada día y no es aleatorio: sale de un estudio profesional y riguroso de especialistas. Nosotros podríamos haberlo redondeado a 5.000, pero es la capacidad diaria analizada. Y a partir de ahí, se erosionaría. Tengo que recordar que durante todo el año pasado en A Mariña lucense hubo 137.000 turistas. Si diariamente atraemos a esos 4.812, en un mes superamos esa cifra. Si lo multiplicamos por doce meses, superamos el millón que quiere conseguir el presidente de la Xunta y llegaríamos a los cinco. [Ríe]

—¿Cómo se va a conmemorar en 2016 la declaración de los Caminos del Norte como Patrimonio Mundial?

—Congresos, exposiciones, encuentros... Habrá una agenda atractiva y con participación internacional.

—¿Esperan un incremento del flujo de peregrinos por estas vías?

—Tenemos que ser muy conscientes de que hay un antes y un después. Pero no solo las administraciones públicas, también la iniciativa privada, al igual que sucedió con el Camino Francés cuando se declaró Patrimonio de la Humanidad en 1993. Contábamos con menos de 1.000 peregrinos por año y ahora superamos los 200.000. Estos caminos van a salir beneficiados con la protección patrimonial y otras mejoras.

—¿Será oxígeno para el Francés?

—También. Nos sirve para diversificar. Pero el Camino Francés tiene aún capacidad de acogida. No estamos en un caso como el de la playa de As Catedrais.

—Si esta entrevista se hubiera publicado hace un año, el peregrino 100.000 aún no habría llegado. Pero en este sí. ¿Se superará al Año Santo 2010?

—Si no lo superamos, casi. Soy optimista. Las expectativas nos dicen que sí.

—¿Cómo hemos llegado a estas cifras?

—Contamos con una red de asociaciones de amigos del Camino, más de 300, que son prescriptores e intervienen en los caminos. Hablan de Galicia en cualquier lugar y momento. Y luego, la promoción de las administraciones

—¿Dónde está el techo?

—En el plan director que el presidente de la Xunta presentará pronto se verá lo que marcamos para 2021. Hay capacidad de desarrollo y conservación del patrimonio cultural y natural.

—¿Cabría pensar que algún día pudiera ocurrir con el Camino lo mismo que con As Catedrais y fuera necesario regular los flujos en algunas épocas?

—Creo que no. Estamos en 2015 y hablamos de un plan preparado para 2021. Trabajamos con antelación porque [ríe] el presidente de la Xunta quiere que todo el Camino esté «niquelao».

—¿Es partidaria de realizar más albergues públicos o de ceder la iniciativa a la oferta privada?

—Nuestros albergues públicos están en un ratio de cada 23-25 kilómetros. Más allá no hacemos. La iniciativa pública sirve de motor para que la privada genere otros establecimientos.

—Se ha desplazado a uno de los puntos negros del Camino sobre el que se va a intervenir para garantizar la seguridad vial. Respecto a la seguridad en general, ¿le preocupa el caso de Denise Thiem, la peregrina que desapareció en Astorga hace tres meses?

—Es una desgracia. Aquí en Galicia ya habíamos tomado medidas. ¿Cuáles? Hay seguridad en el Camino: Policía, Guardia Civil y voluntarios. Ahora se refuerza a caballo en verano. Queremos que el peregrino note esa seguridad.

—¿Le han pedido ayuda o asesoramiento desde Castilla y León?

—Hasta ahora para el Consejo Jacobeo, que es el organismo a nivel estatal que coordina todo el Camino con las comunidades autónomas, su mayor trabajo ha sido preparar la candidatura de los Caminos del Norte durante los últimos siete años. Hay otras mesas de trabajo sobre señalización, albergues... Todos estos temas se tratan ahí. Ahora profundizaremos en estos otros.

—¿El caso de Denise se ve como algo que circunstancialmente ha ocurrido en el Camino, o va más allá?

—Lo que ocurre en el Camino tiene trascendencia internacional. Era socia de la American Pilgrim y están pendientes de ver qué pasa. Tenemos muy buena relación con ellos. Estamos abiertos a las demandas que nos transmiten.

—¿El Camino es turismo?

—El turista, según la Organización Mundial del Turismo, es aquella persona que pernocta fuera, pero somos conscientes de que no podemos equiparar al peregrino a un turista más. Queremos entender sus necesidades y sus sentimientos y por eso, con el Arzobispo, abriremos un centro de acogida.