Las centarles energéticas sopn una de las principales fuentes de emisión de óxidos de nitrógeno
Las centarles energéticas sopn una de las principales fuentes de emisión de óxidos de nitrógeno - ical
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El calor ataca al ozono castellano y leonés

La Comunidad ha sufrido dos episodios de contaminación en una semana, «sin riesgos para la población»

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El ozono troposférico, también conocido como el ozono «malo», es un contaminante secundario cuya inhalación incrementa el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, reduce la función pulmonar y agrava las patologías cardiovasculares. Sus niveles aumentan por el tráfico, la industria y las centrales energéticas. Si bien las emisiones no son tan elevadas en la Comunidad como para sobrepasar habitualmente los niveles recomendados, la radiación solar activa el proceso y en unas condiciones meteorológicas de altas temperaturas se produce un aumento de la concentración. De ahí que en este mes de julio en las estaciones de medición de la calidad del aire haya saltado la alerta. Así, se han registrado dos episodios de contaminación por ozono troposférico en tan sólo una semana.

Una cifra que llama la atención por inusual pero que desde la Junta aseguran que «no han supuesto ningún riesgo para la salud».

Con estos dos últimos episodios -registrados al sur del Duero y en el norte montañoso-, este ejercicio «va camino de convertirse en el más complicado desde 2013», cuando los niveles saltaron en León y Valladolid, advierten desde Ecologistas en Acción, que instan a reducir aquellas causas antrópicas que potencian el «ozono malo», porque éste provoca 2.000 fallecimientos prematuros anuales en España, donde hay zonas, como Madrid o las costas, en las que cada año hay una alarma diaria -hasta 500 en un año en Andalucía-. En la capital, por la contaminación; y a la vera del mar, por las altas temperaturas, que son las que afectaron a Castilla y León.

Así, las causantes, señalan los ecologistas, han sido «la prolongada ola de calor» y el «intenso tráfico motorizado» y no necesariamente estos dos factores han procedido de Castilla y León. Y es que la Junta explica que los «procesos de formación no son del todo conocidos científicamente ya que entre otras cosas, los contaminantes pudieran ser emitidos en zonas lejanas». Así, las emisiones madrileñas se sienten en Ávila y Segovia y uno de los dos casos contabilizados esta semana, en Zamora, nació en Oporto, afirman desde Ecologistas en Acción.

No alcanzaron el umbral de alerta

Los dos episodios de contaminación registrados «no superaron la hora y media de duración» ni alcanzaron en ningún momento el «umbral de alerta» (al que nunca se ha llegado). Sí el de «información a la población», establecido en 180 microgramos por metro cúbico, y tras lo cual se dio aviso y recomendó no hacer esfuerzos al aire libre en las horas centrales del día.

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