babilonia en guagua

La vida comienza en septiembre

Nuestros hijos, que posiblemente en unos años sean todos ingenieros emigrantes o hamaqueros a tiempo completo en la vertiente de sotavento de nuestras islas

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En estos días azules y pegajosos de septiembre, arranca de nuevo esta vieja guagua para recorrer las polvorientas carreteras de nuestra patria baifa. El verano todo lo cambia, desde la tonalidad de nuestra piel hasta las fronteras municipales con Checkpoint Charlie incluido entre Güímar y Arafo. Aunque hay cosas que no cambian; la estupidez humana y nuestra habilidad para justificar nuestra querencia por ella, entre otras.

En medio del pugilato que busca el knock-out del pacto de gobernabilidad hilvanado antes del verano con mociones de censura, amagos y algún indecoroso beso en la lona, septiembre esconde una de las batallas más cruentas que recuerda el género humano: la vuelta al cole. Ha comenzado el curso escolar para los hijos de la generación más preparada en la historia de Canarias.

Nuestros hijos, que posiblemente en unos años sean todos ingenieros emigrantes con un flamante mini-job en unos grandes almacenes de Alemania o hamaqueros a tiempo completo en la vertiente de sotavento de nuestras islas, personalizan una cuesta de septiembre que hacen ridícula a la de enero. Nuestra prole estrena libros, material escolar, uniformes, comedores, actividades extraescolares y plan educativo. El sello del gobierno de turno para marcar su terreno.

Esa meada alfa que supone que los libros cambien alegremente de formato, fotografías y dibujos para mayor disfrute de los padres y de los editores. Amén de los colegios que recomiendan ciertas marcas sobre otras a la hora de decantarse por el utensilio de turno. Debe ser que una goma con el nombre del primogénito de Piqué es más efectiva que las de «marca blanca» a la hora de borrar cosas. Eso o que la directiva es fanática del jugador catalán. O ambas cosas.

Mientras tanto, las solicitudes para la ayuda a la compra de material escolar y comedores escolares no dejan de crecer según denuncian las diferentes instituciones sociales de nuestras islas. Las cifras de 2015 llevan camino de duplicar a las de 2014 según un reciente informe de Cáritas. Eso no parece importar un poco más arriba. El ruido de la calle no llega. El sistema de insonorización de las ventanas en algunas instituciones es altamente eficaz. Además, allí están para pensar en otras cosas.

Para muchos, la educación está bien como está: un modelo presidiario donde se almacenan a los infantes durante 9 meses. Lamentablemente, entre los constantes cambios de timón en las políticas educativas y sociales, pocos son los que ven la formación de la generación que nos sucederá, como una oportunidad única para forjar mentes libres con sentido crítico para cambiar este mundo. Igual con una generación de librepensadores el sistema revierte.

Va a ser por eso, que aparte de adelgazar los currículos escolares, se hace necesario tanto cambio editorial. Hay que rellenar los huecos con dibujitos para que se entretengan nuestros púberes y no piensen demasiado. Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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