La socialdemocracia se hunde también en Holanda

El partido liderado por Lodewijk Asscher pasa de 38 a sólo 9 escaños en una debacle pocas veces vista

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Aciaga noche para la socialdemocracia en Holanda. El partido liderado por Lodewijk Asscher, que fue compañero de gobierno de Mark Rutte durante la pasada legislatura, ha sufrido una debacle histórica en las elecciones celebradas ayer en el país. Los socialistas se han hundido tras pasar de 38 representantes a sólo nueve, un naufragio que pone en riesgo la propia existencia del partido. Hasta los verdes de Jesse Claver, una de las grandes revelaciones de estos comicios, ha logrado superar al partido tradicional en más de seis escaños.

La desolación ya era palpable en las filas socialistas una vez se conocieron los sondeos a pie de urna. Por entonces, Asscher reconoció la derrota de su partido y, entre lágrimas, aseguró que seguirá siendo líder de su formación y que luchará «por una economía justa y una sociedad decente» en Holanda.

Por su parte, la titular de Medio Ambiente, Sharon Dijksma, definió los resultados como de desgarro en el alma del Partido del Trabajo. «No hemos sido lo suficientemente convincentes durante los últimos cuatro años», opinó la ministra socialdemócrata

Los votantes neerlandeses castigaban así el acuerdo con sus principales enemigos políticos en la última legislatura: los liberales de Mark Rutte. Pese a llevar en su programa el fin de la austeridad y los recortes, el partido socialdemocrata acabó apoyando las propuestas de sus socios anticrisis, como el aumento de la jubilación hasta los 67 años y el fin del sueño de un país más social.

Su fracaso ha ayudado a aupar a los Verdes hasta los 15 escaños y a mantener a los socialistas del SP, más radicales, que sólo han bajado un representante (de 15 a 14) tras esta nueva cita con las urnas.

Para superar los 76 parlamentarios que proporcionan la mayoría absoluta en una Cámara Baja con 150 miembros, el ganador Rutte podría tener que recurrir a los nueve escaños del PVDA. Sin embargo, queda por ver si los socialdemócratas están dispuestos a volver a pactar con los liberales tras una alianza que les ha llevado a su peor pesadilla: la irrelevancia política.

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