La Policía detiene a un manifestante durante una protesta en Rusia
La Policía detiene a un manifestante durante una protesta en Rusia - EFE

Navalni redoblará su pulso a Putin

El líder opositor ha sido condenado a 30 días de arresto y hay todavía cientos de detenidos en las dependencias policiales

CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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El bloguero anticorrupción, Alexéi Navalni, grabó un vídeo desde la misma sala del tribunal, tras ser condenado a 30 días de prisión menor, llamando a sus partidarios a continuar la lucha. El lunes, festividad en recuerdo de la adopción del acta de soberanía de Rusia, hace 27 años, fueron detenidas en todo el país más de 2.000 personas por secundar la protesta en contra de la corrupción convocada por Navalni.

La mayor parte de esos manifestantes continúan bajo arresto y muchos han pasado ya por el juzgado con condenas de prisión menor y a multas de 10.000 rublos (unos 160 euros) como mínimo. El también dirigente opositor, Iliá Yashin, tendrá que pasar tras las rejas 15 días.

El enorme número de detenidos pone de manifiesto que el presidente Vladímir Putin, que seguramente se presentará a los comicios presidenciales del año que viene, ve en el bloguero anticorrupción un adversario a temer.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, llamó a Navalni «provocador» sin llegar a nombrarle. Dijo que la desproporcionada actuación policial estuvo justificada, ya que hubo que hacer frente «a un grupo de provocadores». Pero lo cierto es que apenas hubo actos de violencia contra las fuerzas del orden.

Los agentes se pusieron a detener arbitrariamente y con dureza a todo el que se ponía por delante, fueran adolescentes, periodistas o participantes en actividades festivas que nada tenían que ver con la manifestación, y lo hacían incluso sin que mediase palabra alguna y menos aún actitudes agresivas.

Un reportero de una emisora rusa cuenta que la Policía desalojó en la calle Tverskaya a los clientes de una cafetería sin ningún motivo y, una vez en el exterior, detuvo a la mayor parte. «Se trata de intimidar al máximo, no ya para que la gente no vaya a las protestas, sino para que ni siquiera se acerque a ellas», considera el periodista ruso.

La prensa del país comentaba ampliamente la razón por la que Navalni decidió desconvocar la manifestación en la avenida Académico Sájarov, que estaba autorizada, y trasladarla a la Tverskaya, convirtiéndola así en ilegal a juicio de las autoridades. Y eso que fue pacífica y sin exhibición apenas de pancartas, como exigía el Ayuntamiento moscovita.

El diario «Védomosti» cree que la afluencia cada vez mayor de adolescentes y estudiantes a los actos de la oposición, pese a las amenazas de las autoridades, «demuestra que hay voluntad de seguir con las movilizaciones». En el mismo rotativo, el politólogo ruso, Gleb Pavlovski, señala que «Navalni necesita marcar su ritmo y es comprensible porque tiene poco tiempo. Antes de final de año debe conseguir un nivel suficiente de conflictividad (...) para poder imponer su inclusión como candidato» a las presidenciales.

Por su parte, el politólogo Abbas Galliámov considera en la publicación RBK que «las protestas serán prolongadas y Navalni lo conseguirá a base de rechazar las limitaciones a las que obligan las autoridades». El dirigente opositor rechazó, por tanto, el itinerario establecido por el Ayuntamiento para convocar a los suyos en un sitio diferente. La legislación rusa obliga a los convocantes de actos públicos a solicitar autorización por adelantado y a aceptar un trazado determinado, que a veces lleva al absurdo de tener que manifestarse en barrios del extrarradio. Además, es obligatorio, bajo amenaza de multa, fijar el número de asistentes, algo prácticamente imposible, y aceptar la presencia de un cordón policial que sólo se puede franquear a través de arcos de seguridad. Navalni parece que pretende acabar con todo eso por las bravas.

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