Una mujer violada y empalada muere tras 36 horas de agonía en Argentina

Misiones es conocida en el mundo por ser la provincia argentina donde rugen las imponentes cataratas de Iguazú. El parque nacional que comparte con Brasil suele ser noticia por eso o por accidentes relacionados con animales salvajes. Lamentablemente la razón por la que la provincia ha salido en la prensa es otra: la violación por empalamiento de una mujer que permaneció 36 horas agonizando hasta morir.

El caso ha vuelto a sacudir a Argentina donde se comete un feminicidio cada 30 horas. Irma Ferreyra, nombre de la víctima, fue arrojada en la cuneta de una carretera, todavía con una rama incrustada en el recto. Un vecina de la localidad de Villa Bonita que trabaja en la Prefectura Naval, halló a la mujer, de 47 años y con siete hijos, y tras dar aviso a la Policía la trasladaron, aunque con mucha tardanza, al hospital cercano de Madariaga.

Los médicos se encontraron con una persona prácticamente desangrada. La sometieron a dos intervenciones quirúrgicas pero todo fue inútil. Irma, que había ingresado la madrugada del sábado, murió el domingo.

La Policía detuvo al presunto autor de la brutal agresión que terminó con la vida de la mujer. Se trata de Alejandro Esteche, un hombre de 27 años con quien la víctima había estado en una fiesta y, al parecer, mantenía una relación sentimental.

El agente de Prefectura que recogió a Irma de la carretera comarcal se ha convertido en testigo de la causa al declarar que se cruzó con el el presunto asesino al que identifica como «el porteño» (oriundo de Buenos Aires capital). En su testimonio, a radio Libertad, -difundido por misionesonline.net- relata los hechos: «Ese día yo venía con el auto... Llego frente al túnel para ingresar a mi casa... Veo que un sujeto de sexo masculino bajó. Lo miré de frente, iba despacito manejando (conduciendo) con mi arma reglamentaria al lado del freno de mano», relató.

«Vi la actitud, la mirada lo vendía que había hecho algo. Yo lo sigo mirando por el retrovisor, y comienza con una caminata más rápida, y frente al tunel sale a correr. Entonces -continúa. acelero mi auto, y fui a mi casa, porque pensé que entraron a robar», contó.

Tras comprobar que no había sido objeto de ninguna asalto o robo volvió andando en busca del sospechoso. «Me fui a buscarlo. Le vi bien a la cara, lo estaba buscando. Cuando vuelvo caminando porque no lo encontré, comencé a escuchar un gemido de alguien como que agonizada. Ese tipo de agonía nunca la había escuchado, empezó de menor a mayor. Fui a buscar una linterna y al volver al lugar, la vi de boca abajo y desnuda», detalló.

Acto seguido, dio aviso a la Policía que tardó mucho en llegar. «La mujer estuvo unos 45 minutos en el lugar, -relató- llamamos como seis, siete veces al 911, a la policía, llamamos a muchas personas. Yo trataba de darle calma, y le pregunté el nombre. Ella alcanzó a decirme Irma».

En Garupá, la localidad donde se cometió el asesinato, la población convocó para este miércoles una manifestación. El comunicado del Miércoles Negro recuerda: «A Irma Ferreyra la violentaron sexual física y psicológicamente», le «produjeron heridas en su cuerpo que la llevaron a sufrir 36 horas de dolor hasta que falleció en el Hospital Madariaga... Por si con esto no alcanzara, las mujeres debemos soportar la desidia de la justicia. ¿Por qué el juez no se acercó a tomar declaración a la víctima?», se pregunta

En el mismo tetxo, difundido en las redes sociales que recoge el diario misionesonline.net se lamenta, «con mucha tristeza volvemos a salir a las calles, esta vez por Irma -y por todas las compañeras vivas en nuestra memoria- para que su femicidio no quede impune ni en silencio, porque no vamos a dejar pasar ningún tratamiento mediático morboso y por fuera de toda reglamentación nacional e internacional, que no se ocupe de tratar con responsabilidad la problemática de la violencia hacia las mujeres».