José M. de Areilza - MONNET & CO.

Mueller contra Barr

Los ganadores de la contienda son los países que interfieren en las elecciones

José M. de Areilza

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La tosca división del mundo en amigos y enemigos propia de Donald Trump provoca la polarización de la política en Washington hasta extremos insospechados. Los últimos en caer en esta espiral han sido dos viejos amigos, ambos juristas respetados y con una hoja de servicios brillante. El Fiscal General, Wiliam Barr, ha optado por salvar su puesto y a cambio enturbiar su reputación de abogado ecuánime e independiente. Su compañero de fatigas, el fiscal especial Robert Mueller, antiguo marine y director del FBI, puso en sus manos hace unas semanas un informe de 448 páginas, fruto de casi dos años de investigaciones sobre la interferencia rusa en la campaña electoral de Trump. Barr no lo publicó, sino que presentó un resumen parcial e interesado. Se convirtió en el abogado defensor del presidente ante el tribunal de la opinión pública, un nada convincente jefe de prensa que hace malabarismos para favorecer a su jefe.

Esta semana en su comparecencia en el Senado, el fiscal general ha atacado directamente a Mueller por alumbrar un informe de tamaño excesivo y contenido poco claro. Básicamente le reprocha que no exonera al presidente de posibles delitos de obstrucción de la justicia –el texto detalla hasta diez ocasiones en las que pudo incurrir en este tipo penal. Es cierto que Mueller había impugnado el día anterior el resumen del informe con el que Barr ejerce la agitación y la propaganda, porque «no recoge el contexto, la naturaleza y la sustancia» de la minuciosa investigación.

Las espadas están en alto y el duelo siguiente será el choque entre la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, y el fiscal general, que se niega a dar explicaciones ante esta mitad del legislativo. Los ganadores de la contienda son los países que interfieren en las elecciones y que seguirán haciéndolo. Los perdedores, los ciudadanos americanos que quiere restauran la confianza en las instituciones. La contribución de los juristas, con independencia de su ideología, ha sido esencial para fortalecer el sistema político norteamericano, desde que Jefferson enunció el deber de todo abogado de servir al bien común.

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