Angela Merkel comparece ante los medios para analizar la decisión de Donald Trump abandonar el Acuerdo del Clima de París, este viernes en Berlín
Angela Merkel comparece ante los medios para analizar la decisión de Donald Trump abandonar el Acuerdo del Clima de París, este viernes en Berlín - EFE

Merkel encarna la oposición de Europa al nuevo nacionalismo de Trump

La canciller alemana asume que, desde dentro de la UE, debe disputar a Trump el liderazgo económico y político

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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Merkel ha respondido a la decisión de Trump de abandonar el Pacto del Clima llamando a las naciones del mundo a no seguir su ejemplo y a respaldar un nuevo liderazgo de Occidente que, involuntariamente, parece recaer sobre sus hombros. «Al contrario, emprenderemos el camino con resolución, en Alemania, en Europa y en el mundo, para unir todas las fuerzas y hacer frente a los grandes desafíos de la humanidad», dijo en unas declaraciones a la prensa, a la que había convocado precipitadamente y fuera de agenda. «Nada nos va a detener», enfatizaba su voluntad de llegar hasta el final.

En ninguno de los numerosos momentos críticos de sus tres legislaturas había la metódica Merkel convocado a los periodistas en la Cancillería con apenas media hora de antelación.

Ni con ocasión de la crisis nuclear de Fukushima, que la llevó a legislar el abandono exprés de la energía atómica en Alemania; ni tras la invasión de Crimea por parte de Rusia, una crisis a la que después ha dedicado esfuerzos ímprobos; ni cuando llegaron un millón de refugiados sin avisar en Alemania; ni siquiera tras los atentados terroristas que han estado sufriendo las capitales europeas, incluida Berlín. «Bueno, Trump ha hecho saltar muchas agendas», justificaba el personal de su oficina. Pero en absoluto se trataba de una reacción improvisada. Merkel, de hecho, contaba seguramente con que esto iba a suceder cuando a principios de año decidió presentar por cuarta vez su candidatura en las elecciones generales alemanas que tendrán lugar en septiembre.

La canciller ha mantenido la relación de confianza con Obama e incluso se ha acercado a Ivanka Trump

En el momento de tomar esa decisión, Trump había llegado a la Casa Blanca y el equipo alemán había tendido puentes hacia la nueva administración estadounidense, como la estrecha relación de la ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, con el secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, o los contactos establecidos por el exministro Karl Theodor zu Guttenberg. Merkel, por su parte, ha mantenido la relación de confianza con Obama e incluso se ha acercado personalmente a Ivanka Trump, para la que organizó un foro de mujeres del G20 en Berlín.

La canciller se ha esforzado por conocer a fondo al nuevo presidente de EE.UU. y ha soportado con paciencia sus salidas de pata de banco, hasta dar con el asunto global y causa a su juicio suficientemente noble que justificase un plante en toda regla, la lucha contra el cambio climático. Merkel ha identificado el momento para plantar la resistencia que siempre supo que terminaría presentando ante el nacionalismo político y económico enarbolado por Trump. «Para afrontar retos internacionales que ponen en cuestión nuestros valores, nuestros intereses y nuestra forma de vida», explicó en su día los motivos por los que se presentaba de nuevo a las elecciones.

Norbert Röttgen, el portavoz en materia de Exteriores y Seguridad de la Unión Cristianodemócrata (CDU), justifica el paso hacia delante de Merkel explicando que es Trump el que ha abdicado del liderazgo de décadas de EE.UU. «El presidente estadounidense no está en situación de liderar la Alianza Atlántica, ni siquiera parece que lo desee», dice, sugiriendo que alguien tiene que hacerlo y recordando que Alemania está hace tiempo dispuesta a aumentar sus gastos en Defensa. Röttgen señala además que el hecho de que Trump haya roto la baraja y se esté repartiendo de nuevo las cartas en el equilibrio global jugará sin duda a favor del proceso de integración europea, que se intensificará a partir del próximo otoño.

Extraños amigos

Por ahora, la búsqueda de un nuevo equilibrio ha llevado a Merkel a encontrar extraños amigos. Al tiempo que se distanciaba públicamente de EE.UU., ha recibido en Berlín al primer ministro de India, Narendra Modi, y al primer ministro chino, Li Kequiang, con quienes protagonizó sendas declaraciones públicas a favor del comercio global y de la protección del clima, ocultando bajo la alfombra las reivindicaciones alemanas sobre derechos humanos en esos dos países y pasando por alto significativas diferencias culturales, políticas y económicas.

Su gran apuesta en este nuevo mapa geopolítico, sin duda, es Europa. Está convencida de que la existencia y fortaleza de la UE es la mejor garantía para la paz, pero todavía tiene que convencer a los socios europeos de que conviene aumentar un gasto militar que, por ejemplo en el caso de España debería doblarse, y resolver el imposible sudoku de la deuda. Quizá esté guardando un as en la manga para después de las elecciones, como un inesperado giro en su hasta ahora tajante negativa a la mutualización de la deuda, que reverdezca las voluntades europeas tras el Brexit. Pero por ahora solo hay declaraciones de buenas intenciones, tanto en las charlas con Macron como en los encuentros asiáticos.

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