Johnattan Pollard sale de un juzgado de Nueva York tras su puesta en libertad
Johnattan Pollard sale de un juzgado de Nueva York tras su puesta en libertad - AFP

Liberado Pollard, el norteamericano condenado por espiar para Israel

Miembro de Inteligencia de la Navy, el hoy israelí ha cumplido 30 años de cárcel por revelar secretos oficiales

Washington Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La liberación de Jonathan Pollard se había convertido en una cuestión política. Celebrada por su familia y por el primer ministro Netanyahu, sirve de bálsamo para unas debilitadas relaciones entre ambos países. Pero la salida este viernes de la penitenciaría federal de Burnet (Carolina del Norte) de quien perteneciera a la Inteligencia de la Navy, culmina uno de los más complejos casos de espionaje y de tensión entre dos países aliados, desde que en noviembre de 1985 fuera arrestado por revelar información secreta. Que Pollard intentara pedir asilo en la Embajada israelí complicó aún más su ya de por sí maltrecha situación por la que Estados Unidos consideró una traición imperdonable, hasta la condena final a cadena perpetua. Treinta años después, un arrepentido Pollard, aunque legalmente batallador, celebra su liberación.

Pero la Administración estadounidense no tiene intención de dejarle marchar al encuentro con los suyos en Israel.

La detención y el proceso contra Jonathan Pollard (Galveston, Texas, 1954) llevó al límite la relación entre dos estrechos aliados, ante una opinión pública dividida, convirtiéndose después en una permanente espina clavada en la diplomacia común de Estados Unidos e Israel. Arrestado al descubrirse que había filtrado informes de Inteligencia y una gran cantidad de documentos clasificados con contenido militar de alto valor estratégico, Pollard renunció a su derecho a juicio mediante un acuerdo por el que él y su esposa se declararon culpables. Él se llevó la peor parte.

Aunque alegó inicialmente que había sido presionado para su confesión, años más tarde, en 1998, durante una entrevista periodística, llevó a cabo su primer reconocimiento de culpabilidad: «No hay nada bueno en mi comportamiento. Intenté servir a dos países a la vez, pero eso es imposible». Tres años antes, Israel le había concedido la nacionalidad tanto a él como a su actual exesposa, Anne, quien ayer celebraba el día: «He esperado treinta años este momento; es increíble, es un momento extraordinario».

La seguridad con la que actuaron las autoridades norteamericanas contra Pollard la resumía ayer mismo el fiscal de Washington DC que actuó entonces contra él, Joseph diGenova: «No creo que haya ninguna duda de que el crimen que cometió merecía una sentencia de cadena perpetua, dado el daño que infligió a Estados Unidos».

Ver los comentarios