Kim JOng-un interviene en el Congreso del Partido de los Trabajadores en Pyongyang
Kim JOng-un interviene en el Congreso del Partido de los Trabajadores en Pyongyang - AFP

Kim Jong-un dice que solo usará sus armas nucleares si se ve amenazado

Tras elevar la tensión durante los últimos meses, Corea del Norte rebaja el tono mientras el Congreso del Partido de los Trabajadores impulsa un plan para mejorar la economía

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Corea del Norte se enroca en su programa nuclear, pero rebaja el tono de sus últimas amenazas al asegurar que solo usará sus armas atómicas si se ve amenazada. Durante la segunda jornada del VII Congreso del Partido de los Trabajadores, su joven caudillo, Kim Jong-un, señaló ayer que «como un Estado nuclear responsable, nuestra República no utilizará sus armas atómicas a menos que su soberanía se vea invadida por fuerzas nucleares hostiles», informa este domingo la agencia estatal de noticias KCNA.

Aunque no es la primera vez que el régimen estalinista de Pyongyang hace esta declaración, el cónclave del Partido le otorga un signficado especial por la reciente tensión en la Península Coreana tras su ensayo nuclear de enero y el lanzamiento de un misil de largo alcance en febrero.

Dos nuevas provocaciones que le han costado nuevas sanciones por parte la ONU. Después de haber amenazado con reducir a cenizas a Estados Unidos y Corea del Sur, Kim Jong-un promete ahora que su objetivo es «construir un mundo pacífico libre de la guerra» y aboga por «cumplir fielmente con la no proliferación (de armas atómicas) y luchar por la desnuclearización global».

Además, se ofrece a «mejorar y normalizar las relaciones con aquellos países que respeten la soberanía de la República Democrática Popular de Corea (nombre oficial del país) y sean amistosos, aunque hayan sido hostiles en el pasado». Una vez más, y siguiendo su habitual diplomacia atómica, Kim Jong-un ha tensado la cuerda durante los últimos meses y ahora la relaja con motivo del Congreso del Partido, un cónclave histórico porque la última vez que se reunió fue en 1980.

Como su padre, Kim Jong-il

Esta táctica del palo y la zanahoria es la misma que utilizaba su padre, Kim Jong-il, a quien sucedió tras su muerte en diciembre de 2011. Como hacía el «Querido Líder», su hijo ha venido elevando la retórica belicista desde enero y ahora aprovecha la celebración del Congreso para mostrarse conciliador y reafirmar su poder. Para darle más repercusión internacional a este evento, las autoridades norcoreanas incluso han permitido la entrada en el país más cerrado del mundo de 130 periodistas extranjeros, entre ellos el corresponsal de ABC. Pero, siguiendo su tradicional secretismo, luego están llevando la reunión del Partido a puerta cerrada y han preparado para la prensa internacional un programa propagandístico y, en ocasiones, surrealista.

Un nuevo capítulo de este viaje kafkiano ha ocurrido esta mañana. Aunque se suponía que los periodistas íbamos a visitar el Centro de la Ciencia de Pyongyang, hemos aparecido en el Palacio Popular de la Cultura. A las puertas de este imponente edificio, decorado con murales propagandísticos, había aparcada una flota de relucientes Mercedes con matrículas que comenzaban por los números 7.27. Dichos dígitos se reservan para los más altos dignatarios del régimen, incluyendo a Kim Jong,-un, porque recuerdan el Día de la Victoria en la guerra de Corea (1950-53), que en realidad terminó en tablas. Todo parecía indicar que los periodistas extranjeros íbamos a tener un encuentro con dirigentes de alto nivel cuando, tras un buen rato de espera dentro del Palacio de la Cultura, los guías nos devolvieron de nuevo al hotel sin ninguna explicación.

Junto a la consolidación de su programa nuclear, Corea del Norte también pondrá en marcha un plan quinquenal (2016-2020) para impulsar la economía, que durante los últimos años ha vivido una progresiva mejora visible, sobre todo, en Pyongyang. Con el propósito de combinar la fuerza atómica con el desarrollo económico, la política «Byongjin» se convierte en el lema de Kim Jong-un.

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