Un policia delante de un antigua hospicio bajo investigación EFE

«Investigación sin precedentes» en Inglaterra sobre la lacra de la pederastia

Durante cinco años una comisión indagará el papel de políticos, famosos, iglesias y fuerzas de seguridad

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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El Gobierno conservador británico ha decidido abrir de par en par las puertas del armario más hediondo del país: los abusos sexuales a niños, un escándalo que desde los años setenta corre como un vergonzoso torrente subterráneo de putrefacción, una verdad incómoda que nunca acaba de salir a la luz. Por encargo de la ministra del Interior, Theresa May, el próximo año arrancará una investigación independiente «sin precedentes», que tratará de concretar el calado real de la pederastia en Inglaterra y Gales y establecer medidas para evitarla. Políticos de antaño y en activo, altos funcionarios, policías, espías, ayuntamientos, escuelas y las Iglesias anglicana y católica serán sometidos a un escrutinio que durará cinco años.

Hace algo más de un año rompieron el muro de silencio dos noticias que impactaron a la sociedad británica.

Jimmy Saville, el estrafalario bufón de la BBC, un personaje familiar y querido en todos los hogares durante décadas, había sido en realidad un depredador sexual sin límites, que incluso llegó acosar a pacientes en hospitales. Al tiempo se destapó que en una ciudad del Norte de Inglaterra 1.400 niños habían sufrido abusos. El problema sigue además vivo. Según la Comisión para los Niños de Inglaterra entre 2012 y 2014 se calcula que 450.000 menores fueron víctimas de los pederastas, aunque solo uno de cada ocho fue identificado. Ante tal panorama, Theresa May decidió encarar esa lacra con la investigación independiente que ahora arranca, en la que incluso se interrogará al entorno de la Monarquía si es menester, según asegura «The Daily Telegraph».

El Parlamento, en el ojo del huracán

No se escatimarán fondos. El primer año de indagaciones tendrá un presupuesto de 25,4 millones de euros y se han habilitado unas oficinas específicas para el equipo en una torre de Westminster con vistas al Parlamento, una de las instituciones en el ojo del huracán, pues allí operó un anillo de políticos y jueces pederastas cuyas prácticas fueron encubiertas por tratarse de figuras del «establishment». Otra prueba del rigor con que se ha planteado la investigación es que las dos primeras candidatas a dirigirla, una jueza de prestigio y una célebre abogada de la City, fueron rechazadas al considerarse que estaban demasiado cerca del poder.

Al final la responsabilidad ha recaído en una neozelandesa, Lowell Goddar, de 67 años, que fue en su día la primera maorí que llegó a jueza en su país y que forma parte del Consejo de la Reina. Goddar quiere saber qué pasó, «desde los corredores del poder de Westiminster hasta las partes más pobres del país». Calcula cinco años de investigación, aunque los expertos creen que serán el doble, y admite que la tarea es ingente: «Nos espera una labor desalentadora. El abuso sexual a niños durante varias generaciones ha dejado cicatrices permanentes. La escala del problema en este país exige una atención urgente y cuidadosa».

La jueza quiere establecer si hubo una «cultura de la tolerancia» en los niveles más altos de los sucesivos gobiernos. A comienzos de los ochenta el diputado conservador Geoffrey Dickens elaboró un informe de 40 páginas, donde destapaba abusos sexuales por parte de influyentes figuras del Parlamento, y se lo entregó en mano al entonces ministro del Interior de Thatcher, Leon Brittan, en una conversación que duró media hora. El dossier se perdió y la sospecha siempre rodeó a Brittan, fallecido el pasado enero. También se va a volver sobre la historia del diputado liberal Cyril Smith, un hombre de una obesidad enfermiza, que fue identificado tras su muerte en 2010 como un pedófilo que abusó de docenas de niños en hospicios y colegios.

El ex primer ministro Edward Heath

A mediados de este año la sombra de la sospecha alcanzó incluso al ex primer ministro conservador Edward Heath, ya fallecido, con investigaciones policiales incluidas. Pero el caso ha entrado en sordina tras un coro de importantes voces que salieron a defender su inocencia.

La Iglesia de Inglaterra ha anunciado que ofrecerá su plena cooperación. De hecho en julio el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, declaró que debería de ser una de las primeras instituciones investigadas. Su caso más notorio es el del exobispo de Gloucester, Peter Ball, condenado a dos años de cárcel por abusar de dieciocho jóvenes durante quince años. También se abordará lo ocurrido en congregaciones católicas.

El plan que se ha establecido llevará a cabo doce investigaciones, entre otras: los niños a cuidados de orfanatos, abusos sexuales en el marco eclesial, residencias educativas, ayuntamientos, hospitales, fuerzas armadas y policía, unidades de espionaje, abusos vía internet, explotación de niños y lo ocurrido en Westminster, el círculo del poder político británico. Una radiografía de todo el establisment y de buena parte de su sociedad civil, que da idea de la profundidad de la carcoma.

Entre los implicados figuran 76 políticos, 178 personajes famosos del cine, la televisión y la música y siete figuras del deporte.

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