«Discoteca limpia de refugiados»

Varios locales habían anunciado la semana pasada su decisión de prohibir o limitar la entrada para prevenir agresiones sexuales o robos

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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La policía de Frieburg ha patrullado este fin de semana las zonas de marcha de la ciudad para asegurarse que cumplen con la ley y dejan entrar a todos los clientes sin discriminación alguna. Varios locales habían anunciado la semana pasada su decisión de prohibir o limitar la entrada a refugiados para prevenir agresiones sexuales o robos y en alguna de sus puertas se había colgado el cartel «Discoteca limpia de refugiados». Los empresarios optaban por garantizar la seguridad de las mujeres alemanes, tras la comisión masiva de este tipo de delitos en las celebraciones de Nochevieja en varias ciudades alemanas, que ha impulsado a muchas alemanas a dejar de salir por la noche, pero la ley no les permite reservarse el derecho de admisión y la policía se ha encargado de que se cumpla.

«La ley alemana prohíbe la discriminación, no podemos permitir que nieguen la entrada a clientes por razón de su nacionalidad o raza», ha justificado el concejal de Asuntos Sociales de Freiburg, el socialdemócrata Ulrich von Kirschbach.

Especialmente en el conocido distrito universitario de Breisgau se habían dado casos de acoso y robos durante las noches de los últimos fines de semana en los que las victimas describían a los agresores como «extranjeros» y ese es el motivo por el que los dueños de los locales habían dado órdenes al personal de seguridad de no dejar entrar a ninguno, pero ante la policía no han sido presentadas denuncias y las autoridades no tienen constancia. «Vamos a hablar de todo esto con calma» ha dicho von Kirschbach, que ha convocado con los empresarios y hosteleros una reunión para buscar medidas que satisfagan sus necesidades y que se inscriban dentro de lo que establece la ley y ha prometido «tolerancia cero» con ese tipo de delitos.

Reacciones dispares

Las reacciones del sector del ocio en Alemania son dispares. Hay locales en el sur del país que vetan el acceso de inmigrantes en eventos determinados, otros que exigen antes de entrar firmar una tarjeta en la que el cliente rechaza expresamente la violencia, el sexismo y la discriminación. En la ciudad de Bornheim, se ha prohibido el ingreso de refugiados varones a una piscina, pero si bien la ley permite a los locales reservarse el derecho de admisión, el rechazo puede referirse a personas concretas, no a colectivos determinados por edad, sexo, origen o raza.

«En un estado de derecho nadie debe responder por los errores de otros, eso abriría la puerta a cualquier tipo de discriminación», ha defendido el portavoz de Los Verdes, Volker Beck, mientras que la portavoz de la policía, Laura Riske, ha garantizado que los agentes vigilarán los centros de ocio «puerta a puerta» para que se cumpla la ley. Pero el cumplimiento de la ley perjudica en este caso a los empresarios del ocio, que ver descender la clientela ante el ambiente de inseguridad.

Un informe de la Oficina Federal de lo Criminal (BKA) alemana, publicado por «Südeutsche Zeitung», constata que en al menos otras doce ciudades alemanes hubo abusos e incidentes similares a los que ocurrieron en Colonia. Sólo en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia se han presentado 1.076 denuncias y en la ciudad de Hamburgo otras 218.

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