El conflicto comercial se ha convertido ya en peligro de guerra

Este viernes se celebrará la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC), con la participación de 35 jefes de Estado y 80 ministros de Exteriores y de Defensa

Wolfgang Ischinger, ayer en Berlín REUTERS

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El «Informe de Seguridad de Múnich», que Wolfgang Ischinger presentó ayer en Berlín, pinta un cuadro bastante sombrío. Los Estados Unidos ocupados en frenar el ascenso de China como gran potencia, no solo en el comercio sino también en el ámbito geoestratégico. Rusia en un estado de aislamiento autoimpuesto y explotando cualquier brecha que Trump deje militarmente para expandir su esfera de influencia, como en Siria. Europa envuelta en las tendencias suicidas del Brexit. Y tras una era de prohibición de misiles nucleares de rango medio, el mundo enfrenta ahora una nueva ronda de carreras nucleares. El colapso del orden mundial se da por hecho y se señala a los países más grandes de la UE como los responsables de jugar un papel estabilizador, tanto en su propio territorio como en las regiones vecinas, si fuera necesario por medios militares. Pero han pasado ya dos años desde que Trump arrojó el guante en esta misma Conferencia de Seguridad de Münich y los países europeos no han movido muchas fichas al respecto. «Esperamos que este año Europa pueda asumir este importante papel», dijo Ischinger durante la presentación.

Un par de horas más tarde, ya no ante periodistas sino en un foro más familiar de mayor confianza, la Represenación de Baviera en Berlín, en la Behrenstrasse, reconoció más abiertamente que lo que hace dos años se vislumbraba como una conflicto comercial en cadena ha ido tomando la forma de una situación prebélica. En ese mismo foro, Tobias Bunde, del Hertie School of Governance, confirma que esa percepción está a pie de calle en los países del este y cita encuestas según las cuales cuando se pregunta si es posible que estalle a corto o medio plazo una guerra en su territorio, más de la mitad de los polacos y los rusos responden afirmativamente.

En este contexto y a pesar de las exigencias de Tump, los europeos aún no han desarrollado una estrategia para reconstruir su política de defensa. Sería exactamente lo que se necesita desde la perspectiva de los expertos. Estados Unidos ha reducido el paraguas militar para Europa y está quemando los barcos que pudieran llevarnos de regreso al orden mundial familiar, garantizado por Washington. El director de la Conferencia de Seguridad de Múnich subrayó que «estamos tratando con fenómenos de desorden internacional y la pregunta es: ¿quién reformará el nuevo orden liberal ahora? ».

Para la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC), que comienza el próximo viernes, se han registrado 35 jefes de estado y 80 ministros de Exteriores y de Defensa. La canciller Angela Merkel también participará. «Tendremos la conferencia de seguridad más grande de los últimos 55 años», avanza Ischinger. Pero a nadie escapa que el foro pierde peso en la medida en que EE.UU. está activando nuevas vías diplomáticas directamente con los países del este de Europa, ignorando no solo esta conferencia, sino también las organizaciones internacionales a las que esos países pertenecen y a las que deben fidelidad.

Debilidad estratégica en Europa

El informe contiene este año una visión muy crítica y llega a la conclusión de que Alemania ha contribuido en gran medida a esta debilidad estratégica de Europa. Para Francia, la unión de defensa de Europa es el medio para obtener más fuerza militar; mientras que para Alemania, sin embargo, la cooperación militar es el medio para una integración más profunda de Europa. A pesar del aumento en el presupuesto de Defensa, la voluntad política de Berlín es débil , hasta el punto de que los altos mandos del Bundeswehr, el Ejército alemán, se muestran más cercanos a las posiciones de Francia que a las de su propio Gobierno. «El viejo orden mundial está destruido», insiste Ischinger, «el mundo se ha vuelto más peligroso, especialmente porque no hay un nuevo orden a la vista. En este entorno, conflictos como las guerras comerciales de Trump podrían escalar fácilmente».

Otro de los peligros para la paz que percibe la Conferencia de Seguridad de Múnich es la disminución de la confianza de las poblaciones en los gobiernos . Al preguntar el Centro de Investigación PEW en qué jefe de gobierno confían más los ciudadanos para tomar las decisiones correctas, el presidente de los Estados Unidos es el peor valorado en Europa. En Alemania y Francia, entre un tercio y un cuarto de la población identifica además al presidente de Rusia, Vladimir Putin , y al presidente de China, Xi Jinping, como líderes «tendentes a tomar decisiones irracionales». Mientras tanto, el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller Angela Merkel gozan de la más alta consideración entre la población mundial, a pesar de que en sus propios países son observados con ojos bastante más críticos. Son considerados como «sensatos» y «sensibles a las necesidades de la población», asó como «preservadores de la paz» (peace maker). Esta confianza, según los expertos de la Conferencia de Seguridad de Múnich, les asigna «un alto nivel de responsabilidad».

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