Los Comunes prolongan la agonía de May y de su plan del Brexit

Rechaza por tercera vez el acuerdo con Bruselas y aboca al Reino Unido a pedir un nuevo retraso en su salida de la UE si quiere evitar que sea caótica

REUTERS

Iván Alonso

No hubo sorpresa de última hora y los diputados volvieron a dar la espalda al pacto del Brexit de Theresa May . El Parlamento británico rechazó por tercera vez el acuerdo de conseguido por Theresa May con Bruselas por 344 votos en contra y 286 a favor.

Justo el día que se había fijado inicialmente para que Reino Unido saliera de la UE (29 de marzo), los políticos británicos decidieron que el país permanezca en el club comunitario por tiempo ilimitado y sin fecha clara. Además, cedieron a Bruselas la capacidad de decidir qué condiciones tendrá esa prórroga larga a la que se aboca el proceso ahora, casi con total seguridad, ya que lo único en que coinciden todos en la Cámara de los Comunes es en evitar una salida abrupta de la Unión.

May, tras verse derrotada, echó ayer de nuevo la culpa a los diputados y afirmó que va a seguir luchando por lograr un «Brexit ordenado», aunque reconoció que «las implicaciones de esta decisión son graves». La primera ministra recordó que Reino Unido se ve ahora forzado a abandonar la UE el próximo 12 de abril sin acuerdo si no encuentran una solución antes.

En el horizonte se presenta, por tanto, esa extensión larga -se habla de hasta un año-, que habría que pedir a Bruselas y en la que Reino Unido tendría que concurrir a las elecciones europeas de mayo. Se trata de un escenario absolutamente impensable cuando triunfó el Brexit en el referéndum de 2016.

«Tendremos que acordar un camino alternativo hacia adelante», añadió May tras vivir otra humillación a pesar de haber ofrecido su dimisión a cambio de recibir apoyo para su acuerdo y de ceder al Parlamento la negociación de la futura relación comercial con Bruselas. A partir del lunes se seguirán debatiendo en el Parlamento propuestas alternativas para evitar esa salida abrupta, admitió la «premier».

La argucia de May para sortear la negativa del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, a que se votara por tercera vez el acuerdo era un riesgo , aunque no era mala jugada, según los expertos. Consistía en dividir el pacto en dos (ayer se votaba el Acuerdo de Retirada y no la declaración política que lo acompañaba), pero se arriesgaba a que quedarse sin más opciones.

DUP y los «tories» en contra

El problema fue una vez más la postura de sus socios norirlandeses del DUP, que no cambiaron su negativa, así como los 34 conservadores descontentos de un modo u otro con el pacto de May y que votaron en contra. Ni el viraje de última hora de la primera ministra prometiendo su renuncia hizo cambiar de opinión a varios diputados euroescépticos. Tampoco el ofrecimiento de dar más poder a la Cámara para negociar el acuerdo comercial con Bruselas convenció a los proeuropeos «tories», que también votaron en contra.

Todo a pesar de que a lo largo del día habían cambiado de opinión varios de los euroescépticos conservadores más significativos, como los exministros Boris Johnson y Dominic Raab. Estos, sin embargo, no fueron suficientes para arrastrar al resto de los «tories».

La «premier» había dicho antes de la votación que «era la última oportunidad para garantizar el Brexit » y esperaba recabar también el voto de algún laborista rebelde, pero solo cinco cambiaron de bando.

Mientras, miles de partidarios del Brexit se reunieron a las puertas de Westminster para acusar de « traidores » a los diputados por no «entregar el Brexit que prometieron».

La apuesta de la primera ministra no funcionó. Quiso jugarse, quizá, su última bala con el simbolismo de votar su acuerdo el mismo día que Reino Unido se iba a haber marchado de la UE, pero ni haber partido el acuerdo en dos, dejando fuera la declaración política, le sirvió.

La líder conservadora se ha quedado prácticamente sin opciones para salvar su acuerdo y dejó entrever unas posibles elecciones generales a la vista. «Me temo que estamos acercándonos la final del proceso en esta Cámara», aseguró minutos antes de que el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, solicitase esos comicios.

Sus señorías debatieron durante horas, otra vez, el acuerdo de retirada, el que se votaba esta vez, que es el documento que confirma la salida ordenada de Reino Unido de la UE. Sin embargo, el principal escollo, la «salvaguarda» irlandesa, volvió a ser insalvable para la «premier».

Lo único seguro es la incertidumbre en un proceso cuyo principal problema sigue siendo, como se demostró esta semana con las votaciones «indicativas» en la Cámara, que no hay una opción clara para el futuro.

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