«La camioneta iba a 150 km por hora, pasó a mi lado y me arrancó a mis amigos»

Un grupo de compañeros de colegio argentinos se fueron a Nueva York de vacaciones; cinco no volverán

Los amigos argentinos posan antes de viajar a Nueva York ABC / Vídeo: Interrogan a un segundo sospechoso del atentado que ha dejado 8 muertos y 12 heridos en Nueva York
Carmen de Carlos

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Demasiados amigos juntos, demasiada mala suerte , demasiada maldad. Palabras más, palabras menos, los argentinos repiten este lamento y lloran a sus cinco compatriotas muertos en Manhattan, bajo las ruedas de la furgoneta terrorista. La pandilla de los diez era de Rosario, (ciudad a 300 kilómetros al noroeste de Buenos Aires), la misma donde nació Leonel Messi y donde España tiene una sede de la UNED (Universidad de Educación a Distancia).

Los amigos, de entre 48 y 49 años, celebraban los 30 de su graduación en «el Poli» , como se conoce al Instituto Politécnico Superior. Pertenecían a la promoción del 87, en su mayoría eran arquitectos y empresarios, hombres con la vida encarrilada, con mayor o menor fortuna, pero tremendamente solidarios. De Argentina salieron ocho para reencontrarse con otros dos que viven en Estados Unidos.

Ariel Erlij, empresario brillante del sector siderúrgico, llegó un día más tarde a Nueva York por imprevistos de trabajo pero, el sábado por la tarde, despidió a todos en el aeropuerto. Él, una de las víctimas mortales, se había ocupado de la organización y de que no faltará nadie a ese viaje. «Pagó los pasajes de los que no podían hacerlo», recordó Cecilia, la mujer de su tocayo, Ariel Benvenuto, uno de los cinco que sobrevivió a la tragedia y contó cómo sucedió todo. «Iba en bicicleta del lado del cantero central de la derecha», describe cuando la llaman de diferentes emisoras de radio. «Me dijo que la camioneta iba a unos 150 kilómetros por hora. Le pasó a 20 centímetros... Iban en fila de dos y él era el último», recuerda. De pronto, añade, «sintió una acelerada y cuando se dio vuelta, vio pasar el camión. Le arrancó de al lado a sus amigos... Los vio a todos tirados, desparramados, desgarrados y no supo más qué hacer».

La mujer lo puede contar después de escuchar los detalles de boca de su marido en el teléfono. «Los pasó (la furgoneta) literalmente por encima» , insiste. A Ariel le atendieron de una fractura que ni menciona ante el horror de la muerte de los amigos.

Ahora se sabe que ese viaje era la ilusión hecha realidad de los compañeros . Lo planearon hace más de un año porque en Argentina,en general, las amistades del colegio son sagradas. Se mantienen y se cuidan como si se tratara de una familia paralela eterna.

En el 2015 se reunieron miles de ex alumnos del instituto para recaudar fondos que permitieran rehabilitar el centro. Vendieron taburetes y realizaron actividades que permitieron que «el poli» recuperara su lustre. A su regreso a Rosario, tenían previsto seguir celebrando el aniversario de su promoción con el resto de los compañeros de promoción. Hernán Mendoza, Diego Angelini, Aljandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Feruchi no estarán presentes pero su recuerdo permanecerá vivo.

El presidente de Argentina, Mauricio Macr i, conmovido por lo sucedido con «cinco jóvenes emprendedores, protagonistas de la sociedad rosarina», reiteró: «No hay lugar para zonas grises en la lucha contra el terrorismo».

Víctimas norteamericanas

Además de los cinco argentinos, falleció Darren Drake , vecino de New Milford (Nueva Jersey), a punto de cumplir los 33 años. Su padre no había sabido nada de él los últimos días, aunque sí que solía montar en bicicleta por esa zona. Su trabajo estaba vinculado al mundo educativo. La otra víctima norteamericana fue identificada como Nicholas Cleves , de 23 años de edad y que vivía por la zona, concretamente en Greenwich Street.

También falleció la belga Ann-Laure Decadt , de 31 años, madre de dos hijos pequeños, de tres años y de tres meses, que había viajado a Nueva York acompañada de su madre y de dos hermanas. Así lo confirmó su marido, Alexander Naessens, en compañía del alcalde de Staden (Bélgica), donde vivían juntos. Ann-Laure montaba en bici cuando fue atropellada por el terrorista.

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