Día de ÁfricaMbuyi Kabunda: «En España se pensó que cualquier africano enfermo tenía ébola»

La revista «Mundo Negro» ha lanzado un número especial con motivo de la celebración del Día de África. El presidente de la Asociación de Africanistas ha analizado en ABC los principales problemas del continente

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Gracias a un micrófono abierto se ha sabido lo que David Cameron, primer ministro británico, piensa de ciertos países ante la Reina Isabel II. Aunque otras partes de la «pillada» fueran más mediáticas, que dijera que Nigeria era un país «increíblemente corrupto» volvió hacia él como bumerán directo a la conciencia del 'premier' británico y su país. «Reconozco que Nigeria es un país corrupto, un mal que afecta tanto a países desarrollados como en desarrollo, así que no quiero que pida disculpas. Prefiero que nos devuelva todo lo robado de Nigeria, retenido en los bancos británicos. Esto es más útil que una disculpa», dijo Muhammadu Buhari, presidente nigeriano, refiriéndose al caso de Diepreye Alamieyeseigha, antiguo gobernador del estado petrolero nigeriano de Bayelsa, que fue detenido en Londres acusado de lavado de dinero en 2005, pero escapó disfrazado de mujer.

Epítome de las contradicciones históricas del continente, este pasaje fue recordado en la presentación del especial de la revista de los Misioneros Combonianos, « Mundo Negro», que sale cada tres años y ha sido presentado con motivo del Día de África, con el tema de « los Derechos Humanos, especialmente los de la Mujer». Cada 25 de mayo se conmemora la creación de la Unión Africana, una organización regional que agrupaba a los países del continente africano. Mbuyi Kabunda, profesor congoleño y presidente de la Asociación de Africanista, ha hablado con ABC tras presentar esta publicación -auténtica biblia de un continente con 1.250 millones de personas-.

«Ya está bien de reducirnos a ecuaciones y a cobayas. Se han probado todos los modelos económicos y han fracasado porque no se ha contado con la participación de los propios africanos. Llama la atención que haya 700 millones de móviles en África, en zonas donde no tienen ni agua potable. Se está explotando a los más pobres», exclamó Kabunda en la presentación de la revista. Es un hombre que sorprende por su altura -no solo física-, su locuacidad y cercanía. A lo Fraga, tiene todo un continente en la cabeza. Lleva varias décadas en España, ahora al frente del Grupo de Estudios Africanos de la Universidad Autónoma de Madrid, lo que le hace una de las voces más autorizadas para hablar de África. Pero no como un país (sic), sino como una potencia emergente que en veinte años tendrá más mano de obra que China e India juntas, y que tiene, como evocó Buhari, también los problemas de Occidente más allá de los tópicos: 1,7 billones de dólares se han fugado de África.

—Cuando se piensa en mujeres en África, uno imagina a una mujer sometida al hombre. Sin embargo, en zonas deprimidas como Kibera (Kenia), uno de los mayores barrios chabolistas de África, la mujer es muchas veces quien saca adelante a la familia como pueden, mientras que sus maridos se pasan el día charlando con sus amigotes y mascando 'khat' (planta con un poderoso efecto narcótico que, al ser mascada, genera un estado de euforia leve).

—Así es. Me gusta hablar del dinamismo de África precisamente por los jóvenes y la mujer. Ellas han tomado las riendas para mantener a los hombres que se ven sumidos en el alcohol y la droga. Es esta imagen que no se ve. Predominan los tópicos de la mujer abandonada y maltratada, no esta dimensión de la mujer en la sociedad africana.

—Se han reportado casos en África del Norte que toman como esclavas a mujeres subsaharianas que han emigrado en busca de oportunidades. ¿Qué conoce del tema?

—Lo he denunciado más de una vez, incluso con amigos marroquíes. La lectura que se hace de Marruecos es que es un país cosmopolita. Esto no es muy cierto. Las mujeres subsaharianas han sido violadas y maltratadas en el Magreb. Dicen que aquí los españoles son racistas. No, racismo hay en esta zona y este es un problema que nadie quiere reconocer.

—¿Hace bien Europa en aliarse con dictaduras africanas para controlar la inmigración?

—Ejemplos de esto son Mauritania, Marruecos y Mali. Europa ha encargado a los países de África del Norte ser gendarmes para luchar contra la inmigración. Lo que se ha conseguido además de impopular, el expresidente de Senegal (Abdoulaye Wade) perdió la reelección por recibir dinero, ha sido oprimir al pueblo. Confiar a los países este papel supone un empeoramiento de los derechos humanos y apoyar a estos países no democráticos es irresponsable.

—¿Por qué en países como Egipto no se sienten africanos?

—Desgraciadamente, esto es así. Los magrebíes, marroquíes, libios, argelinos, tunecinos, mauritanos no se ven como africanos y los egipcios, por ejemplo, se consideran árabes. A los subsaharianos los consideran el pariente pobre. Desprecian en general a la población de esta parte del continente. Los africanos somos nosotros, se han referido así.

—En la crisis del ébola, ¿sintió que en España se creía que cualquier africano enfermo podía ser un peligro?

—Efectivamente, se pensó que todos podían tener el virus. Es el temor que existe en el norte, en España y en Europa en general. Muestra la generalización, una visión abusiva, simplista, sobre estos temas. No se suele considerar África un continente plural, sino que se habla de los africanos en general.

—Durante la pasada Copa África de fútbol, pese a que su selección no se había clasificado para la competición continental, aficionados kenianos apoyaban en los bares a casi cualquier selección subsahariana si esta se enfrentaba a los equipos del Magreb. ¿Cómo ve esto?

—Eso es cierto y es curioso. Hay una especie de concienciación entre el África Subsahariana que se ve en los partidos de fútbol, de revancha histórica en la Copa África. Es vengarse de una forma u otra contra ellos.

—En centros comerciales de África Oriental puede verse que el propietario de la tienda es indio pero los trabajadores son locales. ¿Qué papel juega India frente al impulso de China en la región?

—Son rivales en el continente africano, intentan ocupar el lugar predominante. India está muy presente en países de África Oriental como Kenia y en la parte austral, como Sudáfrica. India necesita al igual que China materias primas pero no puede competir con esta superpotencia que la supera con creces. Por ello, busca ventaja comparativa en la informática, farmacéutica y la agricultura hasta cierto punto. Son aspectos que China ha abandonado. Quieren crear un nuevo orden y cooperan para ello pero luego son rivales. China siempre se opone a su candidatura al Consejo de Seguridad de la ONU porque India está del lado de EE.UU. para perjudicar los intereses chinos.

«Europa no quiere negritos»

Kabunda ha contrapuesto la relación de la «Europa colonial» -«Europa no quiere negritos»- con China -«se lleva a los mejores estudiantes, mi sobrino está allí estudiando ingeniería». Los chinos han construido «las infraestructuras que Europa no quiso hacer en décadas», dice. Que miran a África como socio de igual a igual por sus materias primas, pero que también están favoreciendo la desigualdad. Según el africanista congoleño, Pekín admira a sus gobernantes y rechaza a sus pueblos, y con sus inversiones está dando un balón de oxígeno a muchos dictadores.

Preguntado por la construcción china de un tren de 3.600 kilómetros que dentro de dos años tiene previsto unir Mombasa con Nairobi, Kampala, Juba y Kigali, Kabunda asegura que no se puede hablar de cooperación regional si no hay un buen sistema de comunicación e infraestructuras. «El comercio interafricano solo supone el 10%, no tenemos nada, producimos lo mismo y no tenemos nada que intercambiar».

—¿Piensa que Estados Unidos se ha olvidado de África?

—EE.UU. no se ha olvidado de África, todo lo contrario. Sigue siendo uno de los grandes protagonistas en el continente. Rivaliza de manera férrea para apoderarse de las materias primas, especialmente del petróleo. Importa del Golfo de Guinea el 20 por ciento de su petróleo. Un actor así no se puede olvidar de África, no le interesa.

—Según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, su sigla en inglés), el gasto militar en África ha aumentado más rápidamente que en cualquier otra parte del mundo en la última década, a excepción de Europa del Este. ¿Por qué esto?

—Claro, con Africom (Mando Combatiente Unificado del Departamento de Defensa de EE.UU. en África, excepto Egipto). A EE.UU. le interesan cuatro regiones: el Sahel para luchar contra el terrorismo islámico, el Golfo de Guinea para proteger el petróleo, el cuerno de África por el terrorismo yihadista y África Austral por las materias primas y proteger la ruta del cabo comercial.

—Desde la llegada de Buhari, presidente musulmán de Nigeria, los terroristas de Boko Haram no solo han detenido su avance, sino que han retrocedido extensas posiciones en el norte del país. ¿Qué balance hace de su año de mandato? ¿Y del papel que juega EE.UU. en la lucha contra el terrorismo en este país?

—Buhari ha intensificado la lucha armada, su predecesor Jonathan Goodluck era un incompetente, incluso no quiso luchar contra Boko Haram para justificar su presencia en el poder, seguir, y decir «mi principal objetivo es Boko Haram». En su mandato, se extendió y renació. Y Buhari cuando lanzó el golpe de estado en los ochenta, un militar muy conocido por su rigor y seriedad. Ha puesto medios para luchar contra Boko Haram y el apoyo de los países vecinos. Boko Haram ha sufrido golpes muy fuertes. Una o dos niñas han aparecido y se han golpeado controlado centros que estaban en manos de Boko Haram. Estados Unidos es al mismo tiempo el socio de Nigeria para combatir el yihadismo en el Sahel pese a la retirada del apoyo militar por la corrupción. No es un problema de jerarquización, sino de prioridades. Es un estado que ha sido muy corrupto.

—¿El salafismo -corriente más extremista y violenta del islam- está ganando terreno en África?

—El sufismo, que es el islam tolerante, es la corriente que predomina en el continente. Aunque el salafismo ha estado a punto de ganar en Mali. Por primera vez apoyé una intervención militar extranjera cuando los franceses salvaron Mali tras imponerse a los terroristas. Hay que recuperar la vida que pretenden arrebatarnos aquellos puristas del pasado, los sufistas dicen de adaptarse, los salafistas piensan que a los sufistas hay que convertirlos. Sin la victoria de Mali, se hubiera llegado a un genocidio y una limpieza étnica.

—¿La Corte Penal Internacional (CPI) solo persigue a líderes africanos como alegan estos gobernantes?

—Estaba enseñando ayer (por el lunes) a mis alumnos, el fracaso de los Tribunales africanos, que no se han llevado a nadie en un continente que proliferan los delitos de lesa humanidad, por tanto la CPI actúa, hay dos errores que se han cometido para echar por tierra el argumento que es un tribunal racista: la fiscal es una mujer de Gambia, Fatou Bensouda, y si los africanos están delinquiendo, ¿se les debe dejar por ser africano? Solo tres juicios se han llevado a cabo desde que existe el tribunal desde 2002. El CPI depende de la colaboración de los estados, no tiene su propia policía, que se niega a colaborar. Hay un mandato de captura de Omar al Bashir y circula libremente por el continente africano. El CPI no puede actuar si los estados no colaboran y no tienen su propia policía.

Principales enemigos

—Además del terrorismo, insiste en los modelos económicos aplicados desde fuera...

—La deuda ha pasado en muchos casos de 120% a 25 en muy poco tiempo. En lugar de resolver sus problemas internos han pagado la deuda. El petróleo ha bajado pero lo demás se ha mantenido, incluso el coltán ha subido. Son varios agentes. Con las guerras se pierde un 2% de crecimiento, el precio alto de materias primas cuando sufre una caída baja un 1%. Cuando se han arreglado todos esos problemas han permitido el crecimiento hasta cierto punto.

—¿Frenará el yihadismo el crecimiento africano, que se prevé en torno al 4,4%?

Los yihadistas quieren imponer su visión del pasado y África debe luchar contra ellos con las armas del Estado de derecho para que no puedan extender las dictaduras. Pero el mismo fundamentalismo está también en lo económico. Estos son los dos principales enemigos de África, las organizaciones internacionales que pretenden el saqueo de África y el yihadismo.

—La revista, como ha comentado usted, repite imagen en la portada y contraportada pero con los colores a la inversa, como una metáfora de las luces y las sombras. ¿Puede decirme tres luces y tres sombras?

—Positivos: dinamismo de los jóvenes y de las mujeres. África sigue teniendo la mayoría de la población rural (cuarenta tanto por ciento urbanizando es una amenaza). Y el África popular desde abajo mantiene su idiosincrasia, sus valores.

Negativos: Mimetismo, sigue el modelo importado de Occidente. Otro punto negativo es la falta de actuación de los pueblos africanos para cambiar las cosas. Burkina Faso, Senegal y hasta cierto punto República Democrática del Congo han cambiado, pero los pueblos no están implicados en la búsqueda del cambio. Por último, si no se cambian las economías coloniales, buscando una mayor diversificación, no habrá desarrollo.

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