Una mujer camina junto a los carteles electorales en Atenas
Una mujer camina junto a los carteles electorales en Atenas - afp

Grecia, posibles escenarios políticos después de los comicios de este domingo

Alexis Tsipras, líder de Syriza, y Vanguelis Meimarakis, de Nueva Democracia, parten como favoritos en las elecciones

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Ya lo dicen dos brillantes economistas de origen griego, el chipriota Sir Christopher Pissarides, de la prestigiosa London School of Economics, y el profesor Yannis Ioannides, de la Universidad TUFTS de Estados Unidos, en su artículo titulado: «¿Es la crisis griega una de demanda o de oferta?». Concluyen ambos en que Grecia seguirá necesitando ayuda de las instituciones internacionales durante más tiempo del esperado porque no solo su deuda es demasiado alta para permitir que su gobierno tenga flexibilidad en sus políticas presupuestarias, sino que el país tiene serios problemas estructurales como su baja productividad y falta de competitividad. Y la dificultad mayor es la implementación de reformas, debido a lo que diplomáticamente llaman «influencias políticas profundamente enraizadas que no permiten un sector público independiente que efectuará las reformas con imparcialidad».

Este es el complejo desafío que tienen por delante los dos grandes favoritos de la actual escena política griega.

Por un lado el radical Alexis Tsipras, atractivo ingeniero, activo en política de izquierdas desde su pasado en las Juventudes Comunistas, diputado desde 2009 —ya siendo Presidente de la Coalición de la Izquierda Radical— y de 41 años.

Tras siete meses de dura experiencia como primer ministro, fue obligado a negociar y firmar un tercer rescate, además de un programa de reformas que durante cuatro años los anteriores gobiernos no terminaron de adoptar o aplicar. Todo ello con semanas de «corralito» y todavía un incómodo control de capitales que ha dado la puntilla a la economía del país. Y con un programa de reformas en el que no cree ni piensa que puede llevarse a cabo, según declaración pública propia, ironía muy griega. Como hombre práctico, sabe que sin estas medidas no habrá dinero para el Estado, es decir para sueldos estatales, pensiones para todos y pago de los proveedores, que llevan entre meses y años sin ver un euro. Gran conocedor de la izquierda, Tsipras ha vivido en estas últimas semanas la separación dolorosa del sector más de izquierdas y purista de su coalición. Su gran electorado, triunfante el pasado enero, está ahora preocupado, indignado o sencillamente resignado.

Por otro lado está el conservador Vanguelis Meimarakis, de 61 años, calvo y con gran bigote, abogado involucrado en el partido de Nueva Democracia desde su adolescencia y uno de los fundadores de sus juventudes. Ha sido más hombre de partido que de gobierno, a pesar de su escaño de diputado desde 1989, ministro de Defensa y anterior presidente del Parlamento. Hombre práctico, con un sentido del humor irónico —llama a su rival «mentirosillo» siempre que puede—, está dispuesto a hacer muchas concesiones. Político conocedor de los entresijos y equilibrios del hemiclio y del sector político del centro y la derecha, también supo torear la izquierda entre junio del 2012 y diciembre del 2014 como presidente del Parlamento.

Tanto Tsipras como Meimarakis saben que este Parlamento estará fragmentado, posiblemente con más de siete partidos. Los aliados de sus gobiernos deben ser sólidos y no volverse en su contra durante el mandato.

Primera apuesta: Syriza consigue ser el primer partido

Al escribir estas líneas, todo parece indicar que Syriza conseguirá ser primer partido, con los conservadores a muy poca distancia. Ello indicaría que no tendría mayoría absoluta para gobernar. Y necesitaría uno o más partidos para darle una mayoría cómoda, que no pondría en peligro su gobierno como lo hizo la crisis con los radicales rebeldes liderados por Lafazánis hace pocos meses, causa de estas elecciones anticipadas. Tsipras ha afirmado que quiere repetir gobierno con los Griegos Independientes, los nacionalistas de derecha con los que ha convivido sin mayor problema estos meses. Algo que el partido de Panos Kamenos desea con fuerza. Pero los electores quizás no permitirán a Kamenos entrar en el Parlamento. Hay que decir que en las elecciones de enero todo el mundo pensaba que no lo conseguiría y al final sí lo hizo…Puede volver a pasar.

Pero se dice que los radicales quizás quieran incluir a un partido más en esta coalición, para darle más equilibrio y sobre todo más representación y apoyo cuando las cosas se compliquen de verdad.

Los candidatos más obvios, dejando a Griegos Independientes a un lado, son el partido centrista El Río de Stávros Theodorákis y el Pasok junto con la izquierda más moderada, la Coalición Democrática. ¿Los dos o uno de los dos? Dependerá de si entran los Griegos Independientes o no. Y de las condiciones de los centristas y de los socialistas, porque serán exigentes, tendrán una agenda concreta, son más prácticos y con experiencia laboral en el caso de los centristas y política en el caso de los socialistas. Y porque existe la certeza de que habrá en el país una corriente de indignación y desesperación durante los primeros meses, cuando no habrá llegado todavía ni el paquete de inversiones de Juncker ni las restantes, mientras que habrá que pagar muchos impuestos, continuarán cerrando pequeñas y medianas empresas y habrá también más despidos. En los medios griegos se considera que Tsipras se comprometió con Juncker a incluir al partido El Río en su nuevo gobierno si gana las elecciones. No se ha confirmado oficialmente en Atenas.

Para Tsipras, acostumbrado a un socio pequeño y entregado que le apoyó en todo —menos en la ley para la obtención de la nacionalidad de los inmigrantes de segunda generación—, gobernar con centristas y socialistas será mas difícil y exigente. Porque ambas formaciones se han comprometido a reformar, recortar y aplicar lo que haya que hacer. Y supone una dura negociación dentro del propio gobierno.

Otra posibilidad es que Syriza pida cooperación con Nueva Democracia, algo que solo tiene sentido para no cargarse sobre la espalda de su partido todo el peso de las reformas, recortes y ajustes, dando a entender a su electorado que es toda la sociedad la que afronta este desafío. Pero es algo que por ahora Tsipras desmiente en todos los tonos, para poder ganar los comicios y no anularse él mismo políticamente. Ahora su dialéctica radical está llena de frases boyantes como «rompemos con el pasado», causante de todas los errores, corrupción, clientismo y demás lacras de los anteriores gobiernos helenos. Por ello fuentes bien informadas consideran seguro que Tsipras no pediría que Nueva Democracia forme parte del gobierno, pero que sí lo haga del grupo especial para la negociación de la deuda pública griega, si se reconoce que no es viable.

No hay que olvidar que el líder radical ya ha acostumbrado a los griegos a afirmar una cosa y hacer otra: «Romperé los programas de reformas», y luego firmó otro. También afirmó que «no habrá referendo» y tuvo lugar. Por último, indicó que «no se adelantarán las elecciones», y aquí están. Y es práctico.

Segunda apuesta: los conservadores son primer partido

Si los conservadores de Nueva Democracia consiguen ser segundo partido, entonces seguro que habrá coalición, porque la quieren. También parece seguro que pedirán colaborar con El Río, partido que no ha gobernado nunca pero que ofrece una serie de medidas prácticas que parecen de lo más sensatas, y con Pasok. Estos últimos son grandes enemigos del pasado, pero ahora aliados. Tendrán sus exigencias, pedirán ministerios, pero todo se arreglará. Tienen las mismas prioridades: mejorar el funcionamiento del Estado, reducir su coste y sobre todo hacer lo posible para que vuelva la estabilidad política y el desarrollo económico, las inversiones y la creación de nuevos empleos, para que no haya sobresaltos en los próximos cuatro años. Y si se cumple lo que anuncia Meimarakis, de ser vencedores los conservadores ofrecerán participación a Syriza. No se sabe si para formar parte del gobierno, algo que sería complejo de aceptar por parte de los radicales, o formar parte de alguna comisión o equipo negociador para el recorte de la deuda.

Partidos estratégicos

El papel de El Río y de Pasok es ahora el de socios estratégicos. Sin ellos podría no haber gobierno, aunque consigan entrar en el parlamento los Griegos Independientes. Significa también que al ser partidos proeuropeos y partidarios del tercer rescate, estarán dispuestos a apoyar en cualquier decisión a quien gobierne y tienen aliados, amigos y simpatizantes en Bruselas. Eso sí, todo tiene un precio, y más en la vida política griega. ¿Qué pedirán a cambio? ¿Cuántos ministerios? Por ahora es imposible de saber.

Los partidos contra el rescate y las reformas

Si el tema principal de las elecciones es quién gobierna, el segundo tema es quién es la oposición. Desde enero el tercer partido ha sido Amanecer Dorado, la formación de extrema derecha de carácter nacionalista y encubierto neonazismo. Durante estos meses ha habido pocos incidentes de violencia racista. Eso sí, su cúpula está en los tribunales, enfrentándose a la acusación de participación en organización criminal. Muchos de sus hasta ahora diputados están acusados de más cosas, desde posesión ilegal de armas o drogas hasta participación en asesinatos, incluyendo el del rapero antifascista Pavlo Fyssas y varios inmigrantes. El juicio continuará después de las elecciones, hasta que no sean declarados inocentes. Sus diputados no cobran la financiación del estado para su partido.

Pero el Secretario General Nikos Mijaloliakos declaró en una entrevista radiofónica que «asumimos la responsabilidad política del asesinato en Keratsini», forma indirecta de referirse al asesinato de Fyssas el 18 de septiembre de 2013 por un afiliado de su partido. Mijaloliakos subrayó que no existía responsabilidad criminal en contra del partido.

Si Amanecer Dorado es tercer partido, entonces deberá ser consultado por el presidente de la República en el caso de que los dos partidos anteriores no consigan formar gobierno. Algo que se evitó en enero, al conseguir Tsipras el «sí» de Kamenos a la primera y poder anunciar que había gobierno en la mañana del lunes, poco después de conocerse los resultados electorales.

Pero en el parlamento Amanecer Dorado será uno de los partidos contrarios a todo lo que haga el gobierno, junto con los rebeldes radicales liderados por Panayotis Lafazánis con su partido Unidad Popular y el partido comunista KKE. Estos dos últimos ni siquiera pueden hacer frente unido.

El caso del intruso y excéntrico Vasilis Levendis

Si entra en el parlamento el excéntrico Levéndis y su Unión del Centro, nadie sabe qué pasará ni a quién apoyará. Se trata de un ingeniero nacido en 1951, activo políticamente durante la Junta de los Coroneles y miembro fundador de Pasok que se ha presentado sin éxito durante años como candidato a muchos cargos. Primero a diputado de Nueva Democracia y a la alcaldía de Atenas, sin éxito. Luego formó la Unión de los Centristas y Ecologistas y desde entonces no ha conseguido formar parte del hemiciclo. Mantiene programas televisivos en pequeños canales y afirma que han intentado asesinarle en el pasado.

Entre las muchas declaraciones que ha hecho durante todos estos años, Levéndis afirmó en 1994 que la política económica de los gobiernos griegos por parte de los dos grandes partidos (conservador y socialista) a partir de 1974 lleva el país a la quiebra, algo que se convirtió en la realidad en el 2010. Para muchos mesiánico, para otros objeto de burla, parece que se ha convertido en el recipiente del tradicional voto de castigo de los griegos ahora desesperados, que no quieren apoyar a Amanecer Dorado. En las elecciones pasadas ya había pasado de conseguir 17.191 votos a nada menos que 110.923, lo que representa el 1,79%. Ahora los distintos sondeos le muestran entre un 2,6 y un nada despreciable 4,5%.

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