Meimarakis, líder del partido conservador Nueva Democracia
Meimarakis, líder del partido conservador Nueva Democracia - efe

Meimarakis, el presidente conservador provisional que está arrasando en Grecia

Las últimas encuestas muestran que por primera vez desde 2012 Nueva Democracia está por delante de Syriza, aunque solo sea por un 0,3%

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Es alto, sonriente bajo su gran bigote y domina la fina ironía. Se trata de Vanguelis (un diminutivo de Evánguelos) Meimarakis, el líder de Nueva Democracia y rival principal de Alexis Tsipras en estas elecciones.

Meimarakis es un abogado ateniense nacido en 1953, criado en céntrico barrio burgués de Exárjia (donde se reúnen los estudiantes y reinan los antisistemas en los últimos años). De una familia cretense establecida en la capital, estudió Derecho en la Universidad de Atenas y Ciencias Políticas en la Facultad de Pántio, también de la Universidad de Atenas. Muy joven, en 1974, fue miembro del partido de centro derecha Nueva Democracia, al que ha sido fiel desde entonces. Fue confundador de su organización juvenil ONNED, que llegó a presidir durante varios años.

Ha sido diputado por los alrededores de Atenas (circunscripción conocida como Atenas B) desde 1989 hasta ahora, en total catorce veces, y en dos ocasiones ministro: viceministro de Cultura encargado de temas de deporte (2002-2003) y ministro de Defensa (2006-2009). También ha tenido importantes cargos en el partido, desde portavoz parlamentario hasta presidente del comité ejecutivo de la organización juvenil.

En 2012, tras las segundas elecciones de junio, fue nombrado Presidente del Parlamento hasta las elecciones de enero del 2015. Y en este delicado puesto mantuvo un buen equilibrio en un hemiciclio muy tenso.

Vanguelis es un hombre de partido. Un hombre fiable, que no se ha visto involucrado en escándalos a pesar de haber sido ministro de Defensa, donde tradicionalmente sus titulares cobraban importantes cantidades para sí mismos o sus partidos a la hora de comprar sistemas de defensa. Leal a la familia Karamanlis (tanto a Constantinos, que en Grecia se conoce como «el viejo» Karamanlis, como a su sobrino Costas, al que se sigue llamando cariñosamente Costakis) fue la alternativa obvia y temporal a la dimisión de Andónis Samarás cuando dimitió unos meses después de la derrota sufrida por Alexis Tsipras. En julio de este año, Samarás anunció: «Entiendo que nuestro partido necesita un nuevo comienzo. Dimito de mi cargo como Presidente de Nueva Democracia». Por ello Meimarakis fue elegido como presidente interino, encargado de iniciar los trámites necesarios para la elección de nuevo presidente del partido. Se esperaba que pudiera recuperar electorado que se escapó desde 2010 hacia Amanecer Dorado y hacia Syriza.

Pero como en Grecia todo son sorpresas, la dimisión de Tsipras hace pocas semanas ha obligado a Meimarakis a seguir liderando el partido en un momento crítico para el país: sin la aplicación completa de las reformas acordadas no habrá dinero del rescate y para ello se necesita un gobierno estable que muy posiblemente deberá ser una coalición de varios partidos.

Meimarakis tiene ahora un subidón: la última encuesta muestra que por primera vez desde el 2012 Nueva Democracia está por delante de Syriza, aunque solo sea por un 0,3%. Algo extraordinario que ha dado alas a este político relacionado con el antiguo sistema, el que ha hundido a Grecia en esta crisis. La decisión de Tsipras ha obligado al partido a reaccionar: no hay tiempo para elegir a un nuevo presidente más joven, distinto, moderno. Será Vanguelis el que dirigirá la campaña electoral. Su mensaje es ahora muy claro: «Pedimos un mandato de cuatro años para efectuar el cambio en Grecia. Pedimos un mandato fuerte». Lo dijo en la noche del jueves en Janiá (Creta), pidiendo a los griegos que eligieran a Nueva Democracia partido mas votado, para así poder crear un gobierno de coalición, insistiendo en que «exigimos un futuro mejor para Grecia».

Meimarakis se ha permitido también aconsejar al electorado: le ha pedido que vote (en las elecciones de este enero 37,4% de los electores no se molestaron en votar) y que de hacerlo, no sea un voto de castigo, algo muy habitual en Grecia.

Los más informados piensan que es un hombre práctico, que conoce bien la realidad actual del país, que quiere alejar a su partido de personas de extrema derecha y volver a la identidad tradicional de un partido popular de centro derecha. Y añaden que podría aceptar no ser primer ministro en el caso de que su partido llegue a gobernar el pais formando una coalición.

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