Cristina Fernández de Kirchner, junto a Aníbal Fernández
Cristina Fernández de Kirchner, junto a Aníbal Fernández

Cristina Kirchner dispara contra todos para defender a su jefe de Gabinete de narcotráfico

La presidenta argentina apuntó contra jueces, periodistas y candidatos

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La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, volvió a r emover el avispero de la campaña electoral incendiada por las acusaciones de narcotraficante contra Aníbal Fernández, su jefe de Gabinete. La viuda de Néstor Kirchner arremetió contra la prensa, la justicia y la diputada y candidata presidencial opositora, Elisa Carrió y les identificó, sin citarles por su nombre, con represores de la dictadura, matones y... narcotraficantes.

La intención de la presidenta era defender a su jefe de Gabinete (a él tampoco le citó con nombre y apellido) y para hacerlo recurrió a su estilo habitual: Un ataque sin límite contra todos los que investigan y denuncian casos de corrupción que le afectan a ella directamente, a su familia o a miembros de su Gobierno.

Cristina Fernández había guardado silencio desde que se destaparan en televisión, la noche del domingo, las declaraciones de dos arrepentidos que señalaron a Aníbal Fernández como «el morsa» (por sus bigotes) y jefe de la organización criminal que traficaba con efedrina y que mandó asesinar a tres empresarios farmacéuticos. Pero esta tarde la presidenta abordó el asunto, primero en tono jocoso y después hiriente. «Hemos batido récord en materia de originalidad de denuncias», afirmó.

Acto seguido, en clara alusión a la diputada Carrió, en cuya casa uno de los arrepentidos, el excomisario José Luis Salerno, aceptó la entrevista para el programa PPT que difundió todo el informe, dijo: «No se.. yo en mi casa jamás metería a nadie que esta procesado por narcotráfico», entre otras razones, aseguró, para evitar que la acusen de «cómplice» y calificó el piso de la legisladora de «aguantadero» (refugio de criminales).

Vocación electoralista

En esa línea, en rigor en alusión al mismo episodio y no otro, añadió: «También desde allí (la casa de Carrió) se filmó a un preso con cadena perpetua… involucrando a un funcionario de nuestro gobierno con clara vocación electoralista de perjudicarnos» (Aníbal Fernández). Para descalificar el testimonio del expolicía puso un ejemplo que, también implícitamente, apuntaba a perjudicar a Mauricio Macri, el candidato de la oposición con más posibilidades de llegar a la Casa Rosada: «Si de repente a mi casa traigo un violador o pedófilo y lo filmo y tal candidato tiene costumbres… (pausa) Se vería muy mal».

Sus palabras estaban directamente relacionadas con una columna muy polémica escrita hace unos días por Horacio Verbitsky, periodista ultrakirchnerista considerado asesor en la sombra de la Presidenta, donde identificaba a Macri con la pedofilia por salir en un anuncio de televisión con una niña a la que invita a acercarse a su lado.

«En realidad –continuó la presidenta- estás cosas que nunca terminan en nada (las denuncias en la prensa) … Son dispositivos antidemocráticos…Es un modus operandi que se está dando en toda la región». La frase vino seguida de una comparación de los medios de comunicación críticos (en especial con «Clarín») con los torturadores y represores de la última dictadura militar (1976-83) que se organizaban en los llamados «Grupos de Tareas». «Antes –matizó la viuda de Kirchner- tenían grupos de tareas… Ahora se conforman con un trípode… con (la complicidad de) algunos sectores del Poder Judicial articulando todo… No le tengo miedo a ningún juez pistolero, mafioso y extorsionador», disparó.

La última frase se la dedicaba, también sin nombrarle por nombre y apellido, al juez federal Claudio Bonadío, que investiga varias causas de corrupción de la familia Kirchner y recientemente fue apartado de una que la tenía a ella y su hijo Máximo, en la diana de la investigación por la gestión de hoteles donde el magistrado sospecha que se escondía una operación de lavado de dinero. Bonadío que ya sufrió algún episodio violento en la calle, es conocido porque siempre va armado.

Las denuncias, un premio

La presidenta de Argentina, por último, se quejó del «clima en la campaña» y recomendó a los ministros que estén afectados por denuncias, «que no lo vivan como una humillación sino como un premio, como una cucarda (condecoración), como una suerte de reconocimiento» porque significa «que no te pueden manejar».

Martín Lanatta, el narcotraficante condenado a cadena perpetua como autor material del triple crimen de los empresarios, es uno de los dos arrepentidos que desde la cárcel señaló a Aníbal Fernández como el jefe de la organización. Tras emitirse sus declaraciones fue represaliado y recluido en una celda de castigo. El informe desató un enfrentamiento entre el Jefe de Gabinete, candidato a la Gobernación de Buenos Aires y Julián Domínguez, su adversario en el partido (Frente para la Victoria) al que acusa de estar detrás del reportaje y, también, vinculó con la droga: «Hablan de cómo combatir el narcotráfico, que empiecen por no comprarles droga a los transas».

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