Chapetón, de 34 años, ha votado este domingo en los comicios regionales
Chapetón, de 34 años, ha votado este domingo en los comicios regionales - efe

Quién es la descendiente de indígenas que desafía a Evo Morales en su bastión

«La Sole» Chapetón, nieta de aimaras, es la favorita para las elecciones en El Alto y el nuevo rostro de la oposición en Bolivia

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, enfrenta este domingo una dura prueba electoral en los comicios regionales y locales más reñidos de sus nueve años de mandato. Según los sondeos previos, el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) podría ser derrotado en algunos de sus históricos bastiones, como en el departamento de La Paz y en su ciudad más poblada, El Alto.

Las elecciones en El Alto, un distrito de mayoría aimara, tienen un condimento especial: la retadora al partido de Morales es la joven dirigente Soledad Chapetón, descendiente de indígenas al igual que el presidente y nuevo rostro de la oposición boliviana. La Alcaldía de El Alto está ahora en manos del oficialista Edgar Patana, quien busca la reelección.

De acuerdo con las últimas encuestas, Chapetón –de 34 años y líder del centroderechista Unidad Nacional– llega a las urnas con un 46% de intención de voto, frente a un 28% de Patana.

Las divisiones internas dentro de su fuerza política y el crecimiento de liderazgos regionales opositores han complicado las perspectivas electorales de Morales, que viene de ser reelecto con el 61% de los votos en los comicios generales del año pasado. Es evidente que el resultado de las elecciones regionales no afectará la estabilidad de su administración ni obstaculizará su gobernabilidad, asegurada por un férreo control oficialista del Parlamento.

Sin embargo, Morales es consciente del revés que implicaría una derrota en El Alto, la «ciudad rebelde» de Bolivia, escenario en el altiplano de las movilizaciones que hace una década derribaron a dos presidentes y gran reserva electoral del mandatario desde entonces. También comprende el riesgo de que Chapetón comience a proyectarse como figura nacional si gana la alcaldía de la ciudad.

Por eso Morales ha pedido a sus bases que salgan a disputar el voto «puerta a puerta» en El Alto, a la vez que ha alentado una campaña del miedo para intentar frenar a Chapetón. El presidente afirmó que «no trabajará» con ella si es electa y advirtió que, en ese caso, El Alto quedará fuera de su programa de apoyo municipal «Bolivia Cambia». Morales incluso reconoció que perder «de verdad sería una mala imagen para todo El Alto, sería una enorme preocupación; de qué habrá servido la lucha cuando aquí de verdad no hemos sepultado al neoliberalismo».

«La Sole», como se conoce a Chapetón, es nieta de abuelos campesinos aimaras, el mismo pueblo indígena del que proviene Morales. Sus padres emigraron del campo boliviano a El Alto, como la gran mayoría de los habitantes de esa ciudad. Licenciada en Pedagogía, ya había logrado un segundo puesto para Unidad Nacional en las elecciones municipales de El Alto en 2010.

Chapetón no utiliza la vestimenta tradicional aimara ni habla la lengua de sus ancestros. No por rechazo a sus orígenes, sino por la misma razón que muchos otros alteños de nueva generación: sus padres no les enseñaron los dialectos indígenas por temor a que eso los estigmatizara socialmente.

La figura de Chapetón expresa la evolución que ha seguido en la última década El Alto, una urbe que ha crecido desmesuradamente y que intenta revestirse de modernidad sin renegar de su procedencia y su historia. Tal vez por eso agrada también a ciudadanos que, hace apenas unos meses, votaron a Morales en los comicios presidenciales. Y eso mismo es lo que preocupa al mandatario.

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