Romerijo

Este cocedero emblemático en el Puerto de Santa María surgió gracias a la valentía de un hijo, que en contra de la locura que le pareció a su padre, decidió empezar a vender cocido el marisco que éste exportaba. José Antonio Romero le echó valor y emprendió su idea, con la ayuda imprescindible de su esposa, Dolores, que puso un puesto en el mercado para el producto.

Eran los años 40, ha pasado mucho tiempo, el suficiente para que Romerijo pasara de ser una casetilla en un mercado a un restaurante de referencia. La Ribera del Marisco se llena de vida en sus terrazas. Y el negocio se extiende al establecimiento de la carretera a Valdelagrana e incluso a Sevilla.

“Es una manera de vender muy curiosa y muy pintoresca”, cuenta su hija Olga Romero, “tú mismo te acercas al despacho, ves seis variedades de gambas, cuatro o cinco de langostinos, otras cuantas de cigalas… y decides qué tomas”.

Presumen de variedad, que es muy amplia, y de diversidad de precios. “Quien se acerca puede comprar con arreglo a sus posibilidades. Aquí nadie se lleva sorpresas y eso es muy importante”.

La afluencia de clientela, que se acerca tanto para consumir el marisco allí como para llevárselo a casa, hizo que se instalara una freiduría y también una cervecería. De manera que podemos acompañar el marisco con “pescaíto” frito y alguna que otra tapa, como la ensaladilla o las tortillas de camarones.

La venta se traslada incluso a la red, sin dejar el trato con los mayoristas. En Romerijo proponen sorprender con una cesta de marisco, ¿se te ocurre un regalo mejor?