Aumenta la natalidad y la precariedad en madres adolescentes que dejan de estudiar

Sus prioridades han cambiado: antes querían estudiar y superarse a sí mismas, en cambio, ahora su máxima prioridad es tener empleo y sacar adelante a sus bebés

S.F.

La mayor tasa de embarazos y gestantes ha provocado el crecimiento de la pobreza infantil con el coronavirus, reflejado en el aumento en el número de menores gestantes que aparecen en las «colas del hambre» de Fundación Madrina.

Muchas de ellas deciden no seguir adelante con su embarazo por la presión familiar y la crisis económica. Ahora sus prioridades han cambiado: antes querían estudiar y superarse a sí mismas, en cambio, ahora su máxima prioridad es tener empleo y sacar adelante a sus bebés. Algunas de ellas no saben cómo estudiar y trabajar a la vez mientras mantienen a sus bebés.

El cambio de prioridad de estudios a empleo genera en estas madres adolescentes gran vulnerabilidad y dependencia de sus parejas o familia, al no poder acceder a un mejor empleo.

Asimismo, gran cantidad de madres menores no quieren quedarse en casa para estudiar, prefieren clases presenciales por varios motivos: la gran brecha digital existente en estas jóvenes madres vulnerables; la ausencia de internet, ordenador, o recursos económicos para pagar datos o solicitar internet; y el «fracaso» escolar de la previsible «ausencia virtual escolar» en la experiencia de la fundación en la formación de estas jóvenes.

Este último hecho hace que sea imposible la «presencia virtual escolar» desde casa para estas jóvenes, prefieren las clases presenciales. La experiencia de la Fundación en la formación para la ESO y otras disciplinas de estas jóvenes previenen que sería un «fracaso escolar» la «asistencia virtual» a clases, ya que requieren de concentración mayor que otras jóvenes de su edad, una presencia física del profesor o tutor y toda su atención, así como del apoyo de guardería y profesionales para sus bebes, con el fin de poner toda la atención en las clases.

El problema de la vivienda y el empadronamiento es la otra problemática grave de estas gestantes o madres jóvenes: Muchas se hallan en situación de riesgo de calle porque los propietarios de los alquileres piensan que no podrán pagarles o ante el miedo a no poder desalojarlas; asimismo, es imposible que estas mujeres madres o gestantes puedan ser empadronadas en su lugar donde viven porque los propietarios del alquiler tienen temor a perder las ayudas sociales al haber muchas personas empadronadas solicitantes de ayudas, o bien por miedo a no poder desalojar a estas familias vulnerables de sus viviendas.

Fundación Madrina realiza un trabajo permanente e incansable de seguimiento y acompañamiento de madres a través de voluntarias hospitalarias «madrinas», para su correcto seguimiento ginecológico, psicológico, formación profesional y capacitación para superar la ESO. También se les proporciona alimentos, productos de higiene a través del banco del bebe.

Además, estas madres jóvenes en situación de calle no pueden optar a alquilar una vivienda, ya que muchas de ellas no tienen ni ingresos suficientes ni trabajo ; tampoco tienen ayuda de familiares o pareja, ya que en muchos casos suelen ser los responsables de su abandono y su situación de calle.

Desde la Fundación Madrina aborda la problemática del alojamiento de estas jóvenes acogiéndolas en pisos de acogida tutelados, pisos de autonomía u hogares madrina que acogen a la madre y al bebé. Esta organización apuesta por los «pueblos madrina» para deslocalizar la pobreza infantil de zonas urbanas a rurales, pero se encuentra sin el apoyo de la administración y con las «vacaciones» de la administración pública . Desde eeste programa se buscan pueblos de la sierra madrileña o bien de otras comunidades que acojan gratuitamente de manera temporal a estas familias para rehacer su vida con un trabajo o negocio ; desde hace 5 años Fundación Madrina está trabajando en coordinación con voluntarios de diferentes comunidades para reubicar a familias con hijos en diferentes pueblos con problemas de despoblación. Este programa ya ha reubicado más de 200 familias con hijos desde zonas urbanas a rurales.

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