Sergio y su hijo, a las puertas del British Council de Madrid, donde siguen este sistema
Sergio y su hijo, a las puertas del British Council de Madrid, donde siguen este sistema - ISABEL PERMUY
EDUCACIÓN

Pros y contras de tener siete días de vacaciones escolares cada dos meses

El modelo propuesto por la Consejería de Educación de Cantabria ha generado numerosas críticas, sobre todo de los padres

MADRID Actualizado: Guardar
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Un parón de una semana cada dos meses lectivos, aproximadamente. En esto consiste el nuevo calendario escolar que va a implantar Cantabria a partir del curso próximo y que ha venido a revolucionar el ya de por sí convulso panorama educativo español. El sistema que acaba de proponer esta Comunidad es muy similar al de países como Francia, Inglaterra o Finlandia pero, ¿es realista implantarlo en España?, ¿qué resultados obtienen en las pruebas oficiales colegios extranjeros que así lo llevan a cabo en nuestro país?, ¿qué dicen los agentes implicados como padres, profesores, y neuropedagogos? Estas son las respuestas:

Desde el punto de vista legal, la propuesta de Cantabria cumple con los requisitos de 175 días lectivos mínimos que propone la LOMCE, por lo que en principio, «y aunque pueda gustar más o menos» el cambio es, según el sindicato de profesores ANPE-independiente, «razonable».

De hecho, Castilla La Mancha y Canarias también quieren sumarse por lo que sería interesante, indica este sindicato, «que el Ministerio de Educación estableciera unas coordenadas para que no hubiera tanta desvertebración».

Si lo enfocamos desde el aspecto pedagógico, aseguran desde ANPE, «ordena bien los tiempos escolares, y acorta trimestres que en algunos casos se hacen muy largos para los niños». Lo corrobora Gillian Flaxman, directora del British Council School en Madrid, donde siguen este sistema, y cuyos alumnos obtienen excelentes resultados en las pruebas oficiales españolas (en 2015 la nota media de sus alumnos en Selectividad fue de 7.87 sobre 10) y extranjeras (el 94% obtuvo las calificaciones más altas en los IGCSE e International GCSE, que son los exámenes oficiales del Reino Unido que se convalidan por el título de Graduado en Educación Secundaria).

Extraordinarias calificaciones obtienen asimismo los alumnos del Liceo Francés de Madrid, donde el 93% de sus alumnos lograron en 2015 acceder en primera opción a una universidad francesa de primer nivel. Para la consejera cultural adjunta de la Embajada de Francia en Madrid, Lucia Da Silva no hay duda: «esta alternancia de periodos lectivos y de asueto permite consolidar los nuevos conocimientos adquiridos y evaluarlos de forma eficaz al final de dicho tiempo».

Según Gillian Flaxman, los beneficios para los alumnos de hacer un descanso cada seis semanas son indudables desde el punto de vista pedagógico, pero también de la salud: «Es una buena oportunidad para que los más pequeños jueguen, lean, descansen, cojan fuerzas y hasta recuperen forma física para afrontar el siguiente periodo lectivo. Creo que los alumnos enferman menos». Este calendario, añade, «permite además que los profesores del British Council aprovechen también la oportunidad de formarse y de prepararse en profundidad las clases de la segunda parte del curso, algo esencial cuando se trabaja en docencia».

La realidad es que la propuesta cántabra ha recibido numerosas críticas, pero las más numerosas han sido las de los padres, quienes denuncian las dificultades que esto plantea a la hora de conciliar. Sin embargo, para la directora del British Council este calendario no perjudica excesivamente a las familias. En su opinión, «se trata de que se planifiquen». Peor sería, tal y como asegura un padre de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos del Liceo Francés, «que tuvieran las excesivas vacaciones españolas, de casi tres meses de duración y donde sí que se produce un desaprendizaje».

Reorganización de los tiempos

En definitiva no es en la conciliación, concluye ANPE, donde está el debate, sino en «la revisión del horario lectivo, en los recortes, o en la bajada de ratio de alumnos en algunas comunidades autónomas». Al fin y al cabo, denuncian desde este sindicato, «la reorganización de los tiempos no debe venir por aquí, sino por no permitir que los niños tengan horarios lectivos superiores a los laborales de los padres». Así lo corrobora la investigadora del Centro de Trabajo y Familia del IESE Esther Jiménez, quien apunta a que «el mejor calendario escolar sería aquel que adelantara la hora de entrada y salida y tuviese en cuenta el horario laboral de los padres».

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