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Diálogo entre la arquitectura y pedagogía en el Colegio “Estudio”

En el Colegio “Estudio” todos los espacios son lugares de oportunidad pedagógica. Los espacios abiertos y el aprovechamiento de los espacios naturales dentro y fuera del Colegio son seña de identidad de “Estudio” desde sus orígenes

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Jimena Menéndez-Pidal, Carmen García del Diestro y Ángeles Gasset fundadoras del Colegio “Estudio” en 1940, tenían el propósito de preservar y difundir la filosofía pedagógica de la Institución Libre de Enseñanza. Luis Fernández-Galiano explica en el Boletín número 10 de la Fundación Estudio, “ la Institución Libre de Enseñanza (ILE) abrió el camino para que pedagogos, higienistas y arquitectos definieran, en colaboración, las características que deben poseer los edificios escolares: composición lineal que facilite que la luz y el aire envuelvan completamente el edificio; un solar que permita un estrecho contacto con el medio natural, prolongación deseada del aula; austeridad y alejamiento del lujo y lo superfluo en la decoración.” Y “Estudio” heredó esa conciencia estética y pedagógica.

El diálogo entre pedagogía y arquitectura ha marcado la evolución de los espacios escolares desde la arquitectura higienista de Flórez en los Pabellones de la Residencia de Estudiantes, que utiliza el Instituto-Escuela en el momento de su creación hasta la sede de “Estudio” del arquitecto Higueras en Valdemarín, complementada con el Aulario y Polideportivo del arquitecto Junquera. A través del diálogo entre pedagogos y arquitectos, cada uno desde su visión y lenguajes específicos, se reflexiona acerca de cómo debería ser el aula, cómo llamar la atención sobre los espacios interpuestos como espacios de aprendizaje y el dentro-fuera que permite difuminar los límites de las aulas.

Fomentar la “capacidad de ver” en los espacios educativos

En “Estudio” se busca que afloren en los niños diversas facultades como la facultad de ver, siendo conscientes de lo que ven, analizar, relacionar conocimientos, deducir consecuencias, expresarse en todas sus posibilidades: oral, escrita, gráfica, musical, artística, etc. Es fundamental que sea posible el movimiento libre de los alumnos por el Colegio, como plantearon sus fundadoras. El modo en que el niño se relaciona con el entorno y con los otros y el estudio de sus movimientos en libertad ofrece la guía de cómo debe ser estimulado para potenciar al máximo su desarrollo.

Los espacios de Infantil, renovados en 2018 , difuminaron los límites de las aulas poniendo el foco en el alumno dotándolo de oportunidades para investigar, experimentar y crecer desarrollando todas las competencias necesarias en función de su momento evolutivo. En el proyecto que se elaboró para llevar a cabo dicha renovación, se tuvieron muy en cuenta estos principios pedagógicos que señalan la importancia de los espacios abiertos y naturales donde los niños puedan desarrollarse a través del juego espontáneo.

M. Bartolomé Cossío defendía que el niño “posee todo lo necesario para ver, primera e ineludible condición del conocimiento; solo aguarda que le enseñen a hacerlo.” Y sostiene, además, que “el mundo entero debe ser, desde el primer instante, objeto de atención y materia de aprendizaje para el niño”. “Enseñarle a pensar en todo lo que le rodea y a hacer activas sus facultades racionales es mostrarle el camino por donde se va al verdadero conocimiento, que sirve después para la vida. Educar antes que instruir.” Jimena Menéndez Pidal, escribió que “la labor en que se empeña el maestro es la de despertar y cultivar nuestras facultades para ser capaces de alcanzar esos descubrimientos, de saberlos aprovechar para hacerlos cultura, de sensibilizarnos para saber cotizarlos, admirarlos, disfrutarlos”.

La necesidad del uso del exterior está también presente y se constata la necesidad de crear en los colegios espacios naturales atractivos para que el niño pueda desarrollar sus capacidades creativas durante el juego. Giner y Cossío defendieron que la enseñanza debe ser una excitación permanente a la actividad, a la curiosidad, a la búsqueda: no enseñar las cosas, sino enseñar a hacerlas. Fuera de clase hay mucho material que puede y debe ser empleado para el conocimiento del Arte. Los monumentos históricos no solamente ilustran al alumno sobre un estilo artístico, resumen una época y el espíritu de un pueblo.

Investigación y aprendizaje experiencial en el Colegio “Estudio”

La singular arquitectura de “Estudio” proporciona material para trabajar sobre el volumen y su representación en el plano, por eso es habitual que los alumnos lo dibujen. El propio edificio del Colegio ha sido objeto de atención, reflexión y trabajo de los alumnos a lo largo de los diferentes cursos. El respeto que se inculca por la propia arquitectura del edificio es fundamental para habitarlo. Todos los años con motivo del aniversario del Colegio los alumnos de las diferentes secciones elaboran trabajos de atención a las formas, volúmenes y perspectivas. Así mismo, los cambios de las estaciones se aprovechan para elaborar dibujos del natural de su arbolado más característico y establecer vínculos afectivos con la naturaleza y su cuidado.

Mari Luz Díaz, psicóloga, directora del centro de innovación educativa Huerto Alegre, explica que los espacios naturales dentro y fuera del entorno escolar son un gran recurso pedagógico para educar la percepción de los niños y hacer que aprendan a discriminar, categorizar y ordenar la información: además, establecen vínculos afectivos con la naturaleza y los seres vivos y desarrollan sentimientos de respeto y de protección del medio ambiente.

“Caerse, levantarse, ejercitar los músculos y los sentidos, ponerse a prueba, coger insectos, plantar semillas, son estímulos para el cerebro y también para las emociones, porque oler una flor, contemplar un campo de amapolas o ver cómo nace un ternero provoca al niño sensaciones que, a su vez, suscitan emociones, y esas emociones son luego importantes para construir el conocimiento, porque lo que aprendemos vinculado a emociones se graba más fácilmente en nuestra memoria y es más difícil de olvidar”, apunta la directora de Huerto Alegre.

José Antonio Corraliza y Silvia Collado de la Universidad Autónoma de Madrid y Universidad de Zaragoza respectivamente han verificado la correlación entre naturaleza y estrés, y defienden que hay relación entre la cantidad de naturaleza con que cuentan los patios escolares y el bienestar infantil . “Hemos visto que cuanto mayor es la naturaleza cercana, antes se recuperan los niños agotados, mejor mantienen la atención y mayor conciencia ambiental tienen”, resume Corraliza.

En “Estudio” es fundamental crear experiencias vivas, concretas y no virtuales. Por ello, cuenta con un espacio de 36.000 m2 de los que 6.700 m2 son instalaciones deportivas, además de amplias zonas de recreo y huertos escolares, espacios pedagógicos fundamentales en su modelo educativo . La ILE fue pionera en incorporar en la escuela el dibujo del natural, los laboratorios, la música, la enseñanza de la educación física, las excursiones, etc. En el Colegio se elabora una cuidadosa selección de actividades programadas a lo largo del curso con un firme propósito pedagógico: visitas, excursiones, exposiciones, talleres, intercambios y participación en eventos internacionales, etc., una formación sólida y coherente para los alumnos dado su compromiso con la investigación e innovación pedagógica. Una enseñanza activa que, lejos de las modas pedagógicas, tiene a sus espaldas una tradición, el amor por la cultura y el entorno.

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