La cirugía plástica en niños, una cuestión más allá de la estética

Detrás de este tipo de decisiones suele haber cuestiones psicológicas

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Cuando escuchamos las palabras cirugía plástica o estética, solemos pensar en adultos y operaciones que tienen que ver con el pecho, eliminación de grasa, cambio de nariz… Sin embargo, la cirugía estética también se puede aplicar al ámbito pediátrico. Sucede que algunas veces un defecto físico como unas orejas muy grandes, por ejemplo, pueden ser el objeto de las burlas de quién las padece y con ello el menor, sufrir verdaderos calvarios psicológicos.

Según el doctor Ángel Juárez Cordero, jefe del departamento de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital La Zarzuela de Madrid, «la población pediátrica representa un 30% de las consultas diarias de cirugía plástica en nuestro departamento, siendo las malformaciones congénitas de la región craneofacial el principal motivo de consulta.

También las malformaciones de las extremidades y toraco-abdominales junto a las secuelas de quemaduras, accidentes y tumores provocan alteraciones tanto en la forma como en la función susceptibles de mejora quirúrgica», explica.

«Estas alteraciones o desviaciones de la normalidad colocan a nuestro paciente (niño o adolescente) en una situación de "riesgo" por ser diferente a sus pares, para el correcto desarrollo de su autoestima y sensación de bienestar físico y social» y, añade «la cirugía plástica pediátrica posee sus técnicas quirúrgicas exclusivas, manejo específico del paciente pediátrico tanto en cuidados pre y postoperatorios dentro de un marco hospitalario y un entorno familiar fundamental para conseguir que los niños con alteraciones morfológicas lleven una infancia normal y tengan la posibilidad de entrar en la vida adulta sin obstáculos.

Desde luego la decisión de operar a un niño de algo estético no se toma a la ligera, todo lo contrario, se valora muchísimo con los padres. «Los niños no son adultos pequeños. El cirujano plástico pediátrico tiene que tener en cuenta la cuarta dimensión 4D, la dimensión tiempo. Las decisiones quirúrgicas tienen que tener en cuenta tanto el efecto de la cirugía en los órganos en crecimiento, como que el resultado de la cirugía puede ir variando con el crecimiento», explica el doctor Juárez.

Para este cirujano, «la corrección de una deformación facial obvia es esencial para tener un balance facial apropiado y poder así conseguir un desarrollo correcto de la auto percepción y del bienestar social. Muchos estudios de investigación han demostrado que existe una relación entre la desfiguración facial y la capacidad de conseguir un nivel socio-económico alto, nivel educacional y estado de bienestar. Actualmente ya no es necesario que los adolescentes vivan con una deformidad física (asimetría mamaria, mamas gigantes, orejas de soplillo, entre otras) que tenga un impacto directo en su socialización y participación en actividades deportivas y recreacionales».

A pesar de que el resultado de la cirugía sea óptimo, no siempre se consiguen «borrar los estigmas de la cirugía» por lo cual la relación médico- paciente (familia en el caso de los niños) debe establecer unas expectativas reales de resultado. Un ámbito familiar adecuado permite un enfrentamiento correcto del problema y en muchos casos se requiere de ayuda psicológica especializada.

Entre las diferentes patologías que se tratan van desde las malformaciones craneofaciales (labio leporino, craneosinostosis, alteraciones auriculares como orejas de soplillo o microtia), tumores y quemaduras, reconstrucción de la pared abdominal, reimplante de miembros amputados, mamas excesivamente grandes.

Todas ellas tratadas dentro de un equipo especializado de manera individualizada y mediante un abordaje multidisciplinar (familia, psicólogos y apoyo social) permiten obtener como resultado unos niños y jóvenes capaces de enfrentarse a las diferentes situaciones como el resto de sus compañeros.

El doctor se muestra optimista frente al futuro y explica que «quizá el futuro esté en el avance del conocimiento genético que nos permita la corrección de grandes malformaciones mediante el uso de la terapia génica, la ingeniería tisular, la terapia con células madre e, incluso, el entendimiento de la cicatrización fetal y la cirugía intrauterina nos permitan que los pacientes tengan una forma y función normales y puedan enfrentarse a las diferentes situaciones en igualdad con sus compañeros».

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