El festival celebrado en Copenhague fue uno de los mejores a nivel técnico, pero también uno de los más caros
El festival celebrado en Copenhague fue uno de los mejores a nivel técnico, pero también uno de los más caros - EUROVISION.TV
Eurovisión 2015

Si Australia gana este año Eurovisión, ¿podría celebrarse en España en 2016?

Un país europeo tendrá que asumir la responsabilidad de organizar el festival si Guy Sebastian consigue la victoria este sábado. Aunque todo parece indicar que Alemania será la elegida, España tiene ante sí una gran oportunidad para volver a ser anfitriona del certamen 47 años después

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La gran final de Eurovisión que se celebra este sábado en Viena presenta un aliciente muy novedoso: la participación, por primera vez, de Australia en el festival. El país oceánico concurre de la mano del artista Guy Sebastian sin saber con certeza sin será una participación simbólica por el sesenta aniversario del concurso o si la organización le permitirá estar presente en próximas ediciones. Lo que sí está claro es que, pase lo que pase, el certamen no viajará a las antípodas. Tal como estableció la UER (ente organizadora del festival) allá por el mes de febrero, en caso de victoria de Australia, un país europeo tendrá que acoger el festival del año que viene.

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Según diversas fuentes, Alemania tiene todas las papeletas para erigirse como esa alternativa en caso de que se produzca el triunfo de Guy Sebastian. La ciudad germana encargada de acoger el espectáculo, incluso, ya estaría decidida. Pero, ¿debería TVE haber presentado una candidatura para que el concurso volviera a España 46 años después del celebrado en el Teatro Real de Madrid con Laura Venezuela como presentadora? Una de las exigencias que impuso la UER a Australia es que, pese a no llevarse el certamen a su territorio, su televisión pública estaría obligada a pagar la mitad de los gastos del certamen de 2016. Una situación muy ventajosa para cualquier país interesado en acoger el festival.

Malmö y Copenhague, las dos caras de la moneda

Organizar el espectáculo musical, que siguen cada año más de cien millones de espectadores, puede resultar muy rentable para el país que lo albergue. Un claro ejemplo fue Malmö en 2013, que invirtió 15 millones de euros y obtuvo unos ingresos directos de 22. En total, siete millones de euros de beneficios, a los que hay que sumar los 132 millones en proyección publicitaria que se calcula que tuvo el país con la emisión del festival en más de 40 países. Oslo (en 2009, con 16,5 millones de gasto total) y Düsseldorf (en 2011, con unos 30) también arrojaron numeros verdes en su experiencia como anfitriones de Eurovisión.

Sin embargo, no todos los países pueden decir lo mismo. Azerbaiyán tiró la casa por la ventana en 2012 para acoger el mayor show visto hasta ahora. En total, el gobierno azerí se gastó alrededor de 100 millones para demostrar ante toda Europa su potencial económico. La experiencia de Dinamarca el año pasado tampoco fue satisfactoria. De los 20 millones presupuestados se superaron finalmente los 40, lo que provocó la dimisión de altos cargos de turismo del Ayuntamiento de Copenhague. «Eurovisión fue bonito para muchos pero no es todo como parece. Nosotros teníamos unas cifras iniciales que después, en las facturas, no se correspondían. En algún momento, esto se fue de las manos y hay gastos que se cuadruplicaron o quintuplicaron», aseguró indignado el director ejecutivo de Wonderful Copenhagen poco antes de presentar su dimisión por el escándalo. En total, el déficit que dejó el concurso en las arcas de la capital danesa fue de 15 millones de euros.

¿Cuánto invertiría TVE en Eurovisión?

La primera y última vez que España acogió el festival fue en 1969, tras el triunfo de Massiel en Londres con su mítico «La la la». Los gastos estimados de ese certamen fueron de 100 millones de pesetas. El gobierno de Franco no escatimó en recursos con tal ofrecer a través del festival una imagen moderna de España a toda Europa. Tanto fue así, que incluso se invitó a todos los cantantes, compositores, directores y acompañantes a unas vacaciones pagadas a la Costa del Sol y Mallorca, cenas copiosas, cócteles a granel, tablaos, partido de fútbol y visitas guiadas por el Madrid de los Austrias.

Hoy en día, el coste de albergar el festival se ha disparado notablemente ya que ahora se celebran tres galas (dos semifinales y una final), participan más de 40 países y se emplea la tecnología más innovadora. Aunque TVE no ha proyectado cuál debería ser la inversión en caso de organizarlo de nuevo, las cifras apuntarían a unos 20 o 25 millones de euros. Federico Llano, jefe de la delegación española en Eurovisión, se atrevió a decir el año pasado que en caso de ganar «habría que hacer nuevas partidas presupuestarias», pero descartó que el ente público no pudiera hacer frente al coste de organizar el certamen. «Hay ayuda económica de la propia UER y los patrocinadores, por lo que se suele reunir pronto los ingresos necesarios para sacarlo adelante».

Si Australia gana este sábado, los gastos totales se dividirán entre dos, lo que asegurará al país que finalmente sea elegido como organizador el año que viene un amplio margen para obtener beneficios. En el caso de España, la partida presupuestaria bajaría a unos diez o quince millones y los ingresos se mantendrían siempre en el mismo nivel. Una situación muy atractiva que Alemania parece tener ya bien atada. ¿Cuenta todavía España con margen para subirse al carro y pugnar por Eurovisión 2016?

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