efe

Álvaro de Marichalar: «Yo hablé de la ‘‘casta’’ mucho antes de que lo hiciera Podemos»

El aristócrata quiere volver a la política, pero «sin ocupar un puesto». Esta semana ha alzado su voz contra el separatismo catalán

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A Álvaro de Marichalar y Sáenz de Tejada la vena política le viene de su abuelo, Luis de Marichalar y Monreal, vizconde de Eza, que llegó a ser ministro de Guerra y de Fomento de Alfonso XIII. El empresario, deportista y navegante no conoció a su ilustre antepasado, precursor de la Seguridad Social y de la jornada laboral de ocho horas, pero se crió escuchando sus dichos. «Mi abuelo decía: ‘‘Mandar es servir’’. Ahora falta gente que quiera y sepa servir al pueblo», dice a ABC desde Moscú, donde vive desde hace cinco años con su mujer, Ekaterina Anikieva. En 2007 Marichalar se afilió a UPyD y se ofreció a Rosa Díez para ser portavoz por Soria. La lideresa aceptó y el excuñado de Doña Elena incursionó en aquellas «arenas movedizas» durante cuatro años.

El sueño de seguir los pasos de su abuelo terminó abruptamente en 2014, con la sonada derrota de UPyD en las elecciones europeas. Ahora, el aristócrata aventurero ha vuelto a sus negocios en Rusia (es conferencista y tiene un proyecto inmobiliario que le ha salido «regular» por la devaluación del rubro). También continúa con sus andanzas deportivas (en noviembre iniciará la última fase de su expedición en moto de agua de Colombia a Puerto Rico). Pero no olvida la política. «Todos los que pagamos impuestos somos políticos. Hay que exigir a los gobernantes, hay que estar pendientes de lo que ocurre en la Patria y hay que involucrarse activamente...», opina. Esta semana ha vuelto a los medios de comunicación con una carta pública dirigida al Embajador de Estados Unidos ante España, James Costos, criticando a varios congresistas americanos que recibieron el separatista catalán Roger Albinyana. «No es algo nuevo. Llevo treinta años escribiendo contra el nacionalismo y el terrorismo, y a favor de la recuperación de Gibraltar y la Monarquía», advierte.

Desde que tiene 18 años también colabora con el proyecto «¿Qué es un Rey para ti?», yendo por las escuelas españolas brindando conferencias en las que explica a los niños el papel de la Institución. Hace unos meses publicó una carta exigiéndole a la Infanta Doña Cristina que renunciara a sus derechos dinásticos por su papel en el Caso Nóos.

-¿Esa carta no fue una traición?

-No, yo le puse una carta porque la quiero y la respeto y porque creo en la Monarquía. Cuanto más monárquico es uno, más exigente es con la Corona porque quiere que dure más. Cualquier cuestión que ponga en tela de juicio a la Institución hay que denunciarla y depurarla.

-¿Sobran cortesanos?

-Por desgracia sí. El mal Rey se deja aconsejar por el cortesano porque el cortesano le exige poco. El buen Rey se rodea de personas que le exigen servicio y ejemplaridad. La Infanta Cristina no se ha portado bien, supiera o no supiera. Tuvo una responsabilidad moral porque su marido hizo lo que hizo única y exclusivamente por estar casado con ella. Por eso ella tendría que haber renunciado a todo.

-¿Por qué se sumó a UPyD?

-Porque España necesitaba una alternativa. Yo no comulgaba con todas sus ideas, pero me involucré mucho en el proyecto y me tocó un puesto duro en la provincia de Soria... Luego Rosa Díez quiso acaudillar el partido. Se fueron muchas personas y yo me quedé por respeto a las personas que nos votaron.

-¿Sigue afiliado?

-No me he dado de baja, pero estoy fuera. Los personalismos han estropeado al partido. Mi abuelo decía una cosa muy bonita: «Mandar es servir». Es una frase que cogió Don Felipe en la Pascua Militar de este año. Hay que buscar servidores y desmontar a las castas políticas, a esa gente que en vez de servir a la política se sirve de la política. Por cierto, no sé si sabía, pero yo hablé de la «casta» mucho antes de que lo hiciera Podemos. Ese término nos lo inventamos en UPyD en 2007.

-¿Volvería a la política?

-Sí, me encantaría. Quiero volver. No busco tanto un puesto como aportar ideas. No me gustaría ser ni diputado, ni senador ni alcalde. No sirvo para eso ni lo quiero.

-¿Y se apuntaría al PP?

-¿Por qué no? La gente liberal tiene complejo de decirlo. Yo no creo en los bandos, ni de izquierda ni de derecha. Pero si ser de derecha significa creer en el liberalismo y dejar a la iniciativa privada que genere riqueza, entonces sí que soy de derecha. Sin dudarlo ni un minuto y muy encantado de serlo.

Ver los comentarios