Aitor Basabe, en una imagen publicada en la página de Arbolagaña en Facebook
Aitor Basabe, en una imagen publicada en la página de Arbolagaña en Facebook - FACEBOOK

«Era un gran profesional, un hombre de principios por encima de todo»

«Amigo de sus amigos, adoraba a su familia», recuerda su mujer a Aitor Basabe, difunto cocinero bilbaíno

BILBAO Actualizado: Guardar
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«Era un hombre de principios por encima de todo. Un gran profesional. Amaba la vida. Amigo de sus amigos, adoraba a su familia». En conversación con ABC, Ana Larrea recuerda a su esposo, el cocinero bilbaíno Aitor Basabe (nacido en 1968), cuyo cuerpo sin vida fue hallado el pasado día de Nochebuena en un bosque cercano a la parroquía de La Borbolla, en Llanes (Asturias).

«A Aitor Basabe le ha fallado ese corazón tan grande. Nos deja su gran sonrisa; su amor por la naturaleza; su sabiduría y la gran humanidad que desbordaba por todos los lados. Hoy es un día triste pero siempre te recordaremos haciendo lo que a ti te gustaba. Te echaremos de menos», se puede leer en el breve pero emocionado mensaje publicado el día de Navidad en la página de Facebook de Arbolagaña, el restaurante que dirigía junto a su mujer, su mano derecha, en plena terraza del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Un templo gastronómico que toma su nombre, como recoge la web del restaurante, «del antiguo caserio txakolí en Ibarrekolanda, de la familia de Aitor Basabe, donde el comedor se situaba sobre los arboles (de ahi su nombre «arbola gaña»)». Allí, «innovador y creativo, sólido, de gran talento», desplegaba «una cocina original y sugerente, refinada, pero sin artificialidad», con «un producto excepcional» y «una técnica muy valorada por las firmas de prestigio que encuentran en este cocinero ideas e imaginación».

Docto en pesca, setas y minerales

«Era una persona tremendamente culta. Sabía de setas y pesca como nadie. De vinos, era un pirado del Oporto», enumera su mujer. Sus conocimientos también eran vastos en aceites y minerales. Amante de la pesca submarina, capturaba él mismo la mayoría de lo que servía en su restaurante, abierto en 2001. Nunca por encima de los 15 o 20 metros, porque «los peces no saben defenderse».

Maestro en el tratamiento del foie, los rissottos, el arroz cremoso con berberechos, puerros y pulpo, milhojas de torta del Casar, coco y chocolate blanco y el helado de vinagre con tosta de Idiazábal. Y los pescados, claro. Todo, en un entorno «minimalista» donde se ofrece «una alta cocina moderna de autor, capaz de seguir evolucionando».

Embajador de la cocina vasca por el mundo, «no era hombre de multitudes», recuerda Ana Larrea. Muchos serán, sin embargo, quienes quieran despedirle. El funeral se oficiará mañana, a las 19.30, en la parroquia de María Madre de la Iglesia de Ibarrekolanda, en el barrio bilbaíno de Sarriko, de donde eran naturales los padres de Basabe.

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