Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, en un debate moderado por m
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, en un debate moderado por m - IGNACIO GIL

Así vio el mejor orador del mundo el debate entre Rajoy y Sánchez

El líder socialista eligió ser «contundente y agresivo», mientras que el presidente del Gobierno prefirió dar una imagen de «solvencia y experiencia»

Madrid Actualizado: Guardar
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Acudían Mariano Rajoy y Pedro Sánchez al debate de siempre, en el sitio de siempre y con el presentador de siempre a contestar a una pregunta distinta: ¿Seguimos siendo la única opción viable para España?

A Sánchez, alguien debió leerle el poema de Bukowski antes de salir: «si vas a intentarlo, ve hasta el final» porque no hay mejor manera de describir lo que hizo. Eligió ser contundente y agresivo, y llevó su estrategia hasta sus últimas consecuencias. Por su parte, Rajoy debió ver un vídeo de Muhammad Ali. La mejor forma de ganar es que no te peguen. Decidió aguantar el tipo frente a los ataques de su adversario, devolviendo cuando podía, pero dando imagen de solvencia y experiencia.

Siguiendo con el símil pugilístico, Sánchez fijó claro su objetivo: ganar por «KO» y demostrar que se veía a sí mismo como Presidente del Gobierno, y que así debíamos verle los demás. Y quizá por un rato lo consiguió. Tuvo una primera parte (la pre-trifulca) atinada. Fue contundente con la corrupción, la falta de rendición de cuentas del Presidente, los recortes sociales… y fue también constructivo: subir el salario mínimo, tres modelos de contratación, bajada del IVA cultural.

«Lo que pudo haber sido un buen debate se convirtió en una trifulca dialéctica más propia de un bar que de un debate de tan altísima relevancia»

A todo esto Rajoy parecía convencido a no entrar en la provocación de su adversario, centrado en ensalzar su gestión, poner en valor la recuperación económica y enarbolar la bandera del empleo. Allá donde Sánchez golpeaba, rescate/línea de crédito, Rajoy encontraba la forma de esquivar y mantenerse.

Todo parecía augurar un debate en el que por primera vez ambos iban a poder decir que habían ganado y tener razón: un candidato socialista sólido y recuperado contra un Presidente del Gobierno que afianzaba los votos que ya tenía.

Pero algo en el camino cambió.

Quizá ni el mismo Pedro Sánchez se esperara un Rajoy tan defensivo, a veces cansado. Quizá en el intermedio alguien le dijo que fuera a por todas. Y entonces sucedió. Sánchez se lanzó a por el «KO» cuando podría haber ganado a los puntos y personalizó la corrupción: «Usted no es una persona decente».

El resultado ya es historia. Lo que pudo haber sido un buen debate se convirtió en una trifulca dialéctica más propia de un bar que de un debate de tan altísima relevancia. Ahí terminó el debate, y quién sabe si algo más.

Sánchez, acostumbrado a debatir con otros, demostró que en esta nueva democracia, dos no son suficientes para debatir.

¿Son la única opción viable para España?

No importa ya. La respuesta está dada.

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