Anuncio en el Metro de Nueva York , contra el «despatarre»
Anuncio en el Metro de Nueva York , contra el «despatarre» - Twitter

ManspreadingMadrid, contra el «manspreading» de los hombres en el Metro

Asociaciones y particulares hacen campaña contra una práctica a medio camino entre el machismo y la mala educación

MADRID Actualizado: Guardar
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Un movimiento ha surgido en los últimos días en las redes sociales, que intenta luchar contra una práctica no por habitual menos molesta y antisocial: es el llamado «manspreading», que en castellano podría traducirse como «despatarre masculino». Esa costumbre que tienen algunas personas -muchas veces hombres- de abrir exageradamente las piernas cuando se sientan puede ser muy cómodo en el sofá de casa, pero no lo es para quienes tienen que compartir asiento en un banco corrido del Metro, por ejemplo.

Para evitar la práctica, a medio camino entre el machismo y la mala educación, se ha desatado un activo movimiento de concienciación que se está desarrollando principalmente en redes sociales, y principalmente en Twitter, bajo el «hastag» o etiqueta #MadridSinManspreading.

No es original: ya se ha producido en otras partes de España -en Barcelona, hace sólo dos meses- y del mundo.

Peticiones a los responsables

Son varias las entidades sociales que están promoviendo esta campaña, para que en el transporte público de Madrid deje de producirse esta práctica tan incómoda para los demás. De hecho, hay ya peticiones en este sentido tanto al Ayuntamiento de Madrid como a la Comunidad Madrileña, para que comiencen a tomarse medidas en este sentido en el Metro y otros tranportes públicos.

El «despatarre» no es un fenómeno únicamente español, ni madrileño: de hecho, ya existen este tipo de mensajes que ahora algunas entidades solicitan para el Metro de Madrid. Pueden verse, por ejemplo, en el suburbano de Nueva York.

Hay opiniones para todos los gustos: en las redes pueden encontrarse muchas defendiendo que se aplique el sentido común y la educación, muy unidos en esta ocasión al respeto al que tienes sentado -o intentando hacerlo- al lado.

Claro que también hay quien opina que esta actitud no es exclusiva de los hombres, sino simplemente un ejemplo de mala educación y falta de civismo. Y lo ejemplifica.

Y, como no podía ser de otro modo, siempre hay quien termina llevando el tema a la política. Para gustos, los colores ... o Twitter.

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