Madrid estrena bailaores con duende y con título

El Conservatorio de Danza Fortea acaba de celebrar la graduación de la primera promoción de profesionales del flamenco que se han podido formar en la región

La primera promoción de bailaores profesionales interpretan la coreografía ‘Alhambra’, hecha para ellos por su padrino, Antonio Canales CONCERVATORIO FORTEA
Sara Medialdea

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Tras seis duros años de estudios, con materias como técnicas básicas de danza, historia de la danza, música, estudio de cante de acompañamiento o anatomía aplicada a la danza, los alumnos de la primera promoción de bailaores profesionales de flamenco de Madrid llegaron el viernes 24 de junio al día de su graduación . Son los primeros en terminar estos estudios en Madrid.

Con el arte en los zapatos, en los brazos y en la pose corporal, y con Antonio Canales como padrino, este grupo se ha convertido en la primera promoción de bailaores profesionales de flamenco que salen del Conservatorio de Danza Fortea, el único de la región que otorga este título profesional.

Comenzaron en el curso 2016/17, y desde entonces han taconeado sin tregua, aprendido a pisar a ritmo de seguiriya o soleá, y a incorporar el braceo a sus movimientos de forma casi automática. El remate de su trabajo fue interpretar la coreografía ‘Alhambra’, creada para el Conservatorio por Antonio Canales.

Diego, Soledad, Zaira, Adriana, Raquel, Mara, María, Javier, Berta, Laura, Ariadna y María del Mar han sido los doce primeros graduados que no han tenido que marcharse de Madrid para estudiar la danza que es su pasión, el flamenco . Son los pioneros de una aventura que se inició en 2016, cuando se obtuvo la autorización para impartir estos estudios.

Como recordaba Virginia Domínguez, la directora del Conservatorio Profesional de Danza Fortea, durante el discurso de graduación, «al barco fueron subiendo maestros y alumnos: empezamos con 15 y ahora tenemos las aulas llenas con 60». Aspirantes a bailaores profesionales que «respiran flamenco» y a quienes han inculcado valores como «la disciplina, la tenacidad, el gusto por lo bien hecho y la honestidad» .

Adiós a formarse fuera

Hasta que el centro consiguió incorporar oficialmente estos estudios al Conservatorio, quienes querrían convertirse en profesionales del flamenco no tenían más camino que irse fuera de Madrid para poder continuar su formación. Desde 2016, se abrió esta puerta por la que está entrando el duende a chorros.

Ahí están, como ejemplo, los vídeos que hacen cada año para promocionar este arte: un millón de visitas en menos de una semana recibió el titulado ‘Vivimos el flamenco’, que mostraba a bailaores tendiendo la ropa, tomando una caña o en la peluquería. Cada promoción cuenta con un padrino que tutela a los alumnos. Si a esta primera la ha llevado de la mano Antonio Canales, los siguientes padrinos son Merche Esmeralda , Blanca del Rey , El Güito y Manolete. «Contar con estas figuras del flamenco como padrinos es un gran aliciente para nuestros alumnos », señala la directora del Conservatorio.

Hay clases magistrales, coreógrafos que crean piezas exclusivas para el centro, conferencias de expertos y actuaciones en directo, y los alumnos cuentan con profesionales de profesionales de la talla de Antonio Márquez, Joaquín y Manuel Reyes , La Popi, Marco Flores, Ángel Rojas o Aída Gómez que han colaborado con el Conservatorio transmitiendo su experiencia a los futuros bailaores.

80 años de vida

El centro cumple 80 años de vida, desde que se puso en marcha en 1942 por el empuje del músico, profesor de canto y compositor Pedro Urrestarazu, empeñado en formar a profesionales del teatro lírico. Primero estuvo en la calle Arenal, 26, en tres salas pequeñas en las que los alumnos se repartían como podían desde las 9 de la mañana a las 10 de la noche. Allí acudieron grandes profesionales de la época, como Elna y Leif Ornberg, primeros bailarines del Royal Danish Ballet, o el maestro Antonio Jareño Olmedo, que se encargó de introducir la formación en Danza Española. En esta época se la conocía como la Escuela de Formación Profesional de Coros y Danzas, y a finales de los 70, cambió a Escuela de Música y Danza de Madrid. Allí se formaron Concha Velasco o Victoria Abril . En 1981, ya bajo la denominación de Conservatorio de Música y Escuela de Danza de Madrid, se concedió a sus estudios la validez oficial. En octubre de 1994 llegó a su sede actual, la que le da nombre, en el paseo del Comandante Fortea.

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