Los «jevis» de Gran Vía vuelven a la calle

Tras dos meses desaparecidos, los hermanos Alcázar regresan al número 25 de la avenida, ahora, con mascarilla

Los hermanos Alcázar, los «jevis» de Gran Vía, fotografiados en 2012 EFE

C. Q.

Botas de piel de serpiente, vaqueros ceñidos, tachuelas y chapas a punta pala, calaveras sobre la ropa y la piel. Ahora, también, mascarilla. El avance en la desescalada ha traído de vuelta a los «jevis» de Gran Vía , los hermanos Emilio y José Alcázar , que han regresado a su mítico emplazamiento en el número 25 de la calle, el lugar de la desaparecida Madrid Rock.

Hace tiempo que sus cabelleras grises —ya superan la cincuentena— y salvajes atuendos forman parte de la escena madrileña, que parece recuperarse del largo confinamiento con su vuelta. No pocas personas se han cruzado estos días en su camino y han compartido su alegría por verlos de pie en su pedazo de acera, como antaño, aunque ahora camuflados entre la cola que aguarda a las puertas del local de Bershka.

La pandemia se llevó por delante la rutina de estos gemelos que, cada día desde que cerrara Madrid Rock en 2005, se plantaban frente a su fachada para reivindicar el rock y protestar por la desaparición de la emblemática tienda de música. Para ellos, el símbolo del «deterioro» de la arteria madrileña, transformada en una sucesión de franquicias y grandes cadenas. Hace dos años, así lo expresaron en una charla con ABC : «El tema cultural del centro está hecho un desastre».

Empezaron a matar el tiempo, a pocos metros del McDonald´s de Gran Vía, hace 15 años, apoyados sobre una de las vallas que separaba el tráfico de la avenida. Pero con la peatonalización de la mitad de la calzada, durante el anterior mandato de Manuela Carmena , la perdieron. El cariño que profesa la capital a estos hermanos fue entonces evidente: dos publicistas les regalaron, en febrero de 2018, una valla rockera , decorada con calaveras y un águila plateada, que pedían se incorporara a la nueva barandilla que instalaría el Ayuntamiento en la calle.

No obstante, la recogida de firmas en la web de participación ciudadana Madrid Decide no prosperó; necesitaba 27.662 apoyos, el 1 por ciento del censo, para que el equipo de la alcaldesa la tomara en consideración. A los «jevis» no les importó y, sin valla y con una banqueta, siguieron acudiendo cada tarde a su puesto. Ni el Covid-19 ni la cuarentena, que han vivido como el resto de los mortales, han cambiado su costumbre.

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