Edificio Telefónica, el pionero rascacielos español

ABC se adentra en el emblemático edificio diseñado por Luis Ignacio Cárdenas que fue un hito arquitectónico para la época

Fachada principal del Edificio Telefónica, en la Gran Vía BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

El edificio de Telefónica en la calle Gran Vía es una de las muchas torres altas que hoy encontramos en Madrid pero cuando fue construido, a finales de los años 20, se convirtió en el primer rascacielos de España y hasta 1953 el más alto del país. Sus 89 metros de altura fueron algo revolucionario para la época, al igual que su estructura. Desde lo alto de este edificio se contempla la grandiosidad de la capital que dejó asombrado a Alfonso XIII en 1928 cuando acudió al espacio, antes de que estuviera concluido, para realizar la primera llamada telefónica transoceánica.

«Este edificio se hizo para impresionar, para que quien lo visitase se diese cuenta de que merecía la pena invertir en Telefónica», comienza por explicar a ABC Reyes Esparcia , responsable de Patrimonio Tecnológico y Archivo Histórico en Fundación Telefónica. Hay que remontarse a 1924, cuando fue creada la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), proceso en el que estuvo involucrada la empresa americana Internacional Telephone and Telegraph (ITT). La entonces joven firma quería impresionar al mundo y para ello sabía que debía seguir los parámetros de los grandes rascacielos norteamericanos. La CTNE compró el solar, en un primer momento destinado a unos grandes almacenes, por 3.260.140 pesetas (19.600 €). El solar coincide con el vértice más alto de la Gran Vía (entonces avenida Pi y Margall), lo que hace que sea tan visible desde ciertos lugares.

Luis Ignacio Cárdenas, el arquitecto

A la hora de buscar arquitecto para diseñar esta obra se pensó en alguien de referencia, un nombre consolidado en el panorama nacional e internacional. Por entonces Luis Ignacio Cárdenas no era más que un joven arquitecto incorporado en la empresa a quien los jefes le preguntaron su opinión. «Para él Juan Moya era una referencia y la persona que podía ocuparse de tan gran encargo. Y así fue, pero Moya pidió que estuviese Cárdenas en el proyecto», resalta Reyes. «El entonces arquitecto de Palacio quería diseñar un edificio neobarroco que no coincidía con las indicaciones de la compañía. Moya se retiró del proyecto, de forma elegante, sin cobrar sus honorarios», añade la responsable.

Vistas desde lo alto de la torre BELÉN RODRIGO

Telefónica optó por que fuera el equipo de la casa, dirigido por Cárdenas, quien siguiese adelante con el edificio. El joven inquieto arquitecto sí había entendido lo que quería la compañía y le mandaron a EE.UU. para aprender con el arquitecto jefe de la ITT, Louis S.Weeks. «Cárdenas estaba recién casado y se fue con su mujer una buena temporada. Ella, nada más conocer la noticia, lo primero que dijo fue “no tenemos maletas para estar fuera tanto tiempo”», relata Reyes Esparcia haciendo alusión a una reciente exposición sobre el arquitecto donde gracias a su familia se tuvo acceso a las cartas y notas personales de Cárdenas. Weeks se había quedado fascinado con la Casa de las Conchas de Salamanca y se imaginó un rascacielos con una fachada similar. Cárdenas, que se definía como un cubista , supo esquivar las pretensiones del americano y captar la esencia del pedido de sus jefes. De esa etapa en suelo americano recordaba en sus apuntes la forma en la que era tratado, «me explicaban las cosas como si en España no supiésemos construir edificios», apuntó en sus cuadernos.

Este rascacielos fue sede de la compañía pero también central telefónica . Durante los años que duró la obra «se utilizó la valla para publicitar a la compañía y a las empresas que participaban en el proyecto. Ahora es algo habitual pero por entonces fue muy novedoso», recuerda la responsable. También destacó el hecho de que existiese surtidores de agua potable para todos los empleados .

Siguiendo el sistema de construcción de los rascacielos tiene el esqueleto de acero roblonado, revestido de hormigón. El resultado, un edificio de 15 plantas incluyendo (dos de ellas sótanos) y la torre, que en en 1930 albergaba unos 1.800 empleados, entre los que destacaban las operadoras telefónicas, que cubrían en turnos de hasta 150 señoritas en los momentos de mayor tráfico. Para elevar este edificio de 753 ventanas se utilizaron en su armadura metálica más de 3.000 toneladas de hierro y más de 2.300 metros cúbicos de hormigón. El peso que soporta por planta es de 900 kg. por m2 en las plantas 2ª a 7ª, el resto: 400 kg. «Fue un edificio muy cuestionado, no gustaba, decían que robaba la luz de las calles al ser tan algo y se quejaron porque superaba la cota máxima de construcción permitida por el Ayuntamiento», reconoce Reyes

Fachada del edificio inspirada en parte en la Casa de las Conchas de Salamanca BELÉN RODRIGO

En las zonas de entrada, salas principales así como en el piso 9º donde estaba la presidencia se optó por una decoración majestuosa. Hoy en dicha planta se mantiene la presidencia, pero de la Fundación Telefónica, que dispone de cuatro pisos para sus oficinas y espacios de exposición. En el quinto piso está la central telefónica y de la sexta a la decimotercera hay oficinas y salas de reuniones.

En el vértice más alto de la Gran Vía

Durante la Guerra Civil se convirtió en p unto de referencia para comandar los tiroteos ya que gracias a su altura permitía identificar bien las zonas de la capital que debían ser bombardeadas. La Gran Vía era conocida como la Avenida de los Obuses y Telefónica estaba en el vértice más alto sirviendo de guía para los disparos. Afortunadamente no hubo que lamentar daños por las bombas. El gobierno instaló la oficina de censura de prensa en el edificio con el periodista y escritor, Arturo Barea, como responsable. Escritores como John Dos Passos, Ernest Hemingway o Antoine De Saint-Exupéry enviaron sus artículos desde esta sede.

Espacio remodelado para albergar la Fundaciºon Telefónica BELÉN RODRIGO

Cárdenas se marchó a Saboya en 1938 enfermo de Tuberculosis y a su vuelta no regresó a la empresa. Sin embargo, la ampliación llevada a cabo por Fernández del Amo entre 1951 y 1955 siguió su proyecto original. En lo alto de la torre se instaló en 1967 un reloj de cuatro caras. En los años 90 se realizó una remodelación interna para renovar las instalaciones y se crea un espacio para las exposiciones y la última intervención fue en 2012, con la apertura del Espacio Fundación Telefónica.

Curiosidades

Entre las curiosidades de este rascacielos se encuentra el hecho de que « nunca se puso la primera piedra ni fue inaugurado oficialmente . Fue marcando hitos», subraya Reyes Esparcia. Durante las obras no hubo que lamentar víctimas, un único obrero cayó por un hueco pero no tuvo lesiones muy graves. No obstante sí que se registraron dos suicidios de empleados . Una mujer saltó desde la 7| planta y un hombre se tiró a un patio interior. Y como todo gran edificio que se preste, también tiene una leyenda, la de un fantasma, “Bollito ”, que abre y cierra puertas y enciende y apaga luces.

La Fundación Telefónica da hoy buen uso de parte de este espacio, con un intenso programa de actividades. Otra parte funciona como tienda, en pleno centro de Madrid, y sigue estando una central telefónica y oficinas de la compañía. Un edificio en pleno funcionamiento, que forma parte de la identidad de la Gran Vía.

Hall de la entrada por la calle Valverde BELÉN RODRIGO

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