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Pavel (Pablo), de 25, junto a su única hermana, Dzhulia (Julia), de 21 - ABC
Sucesos

Un brote psicótico por la ingesta de drogas provocó el fratricidio de Guadarrama

La familia pidió ayuda al padre, que estaba trabajando. Logró sujetar con fuerza a su hijo, lo que evitó que la tragedia fuera aún mayor

Madrid Actualizado: Guardar
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La placidez de la Urbanización Guadarrama, enclavada en el municipio serrano del mismo nombre, se vio truncada bruscamente la pasada madrugada. Fuertes golpes, muchos gritos en una lengua extranjera, carreras y trompicones, dentro y fuera de una vivienda, sobresaltaron y despertaron a algunos vecinos. Duraron un buen rato. Nadie entendía nada.

La respuesta estaba en el interior de 2º A, situado en el número 39 de la calle de Nuevo Guadarrama en donde reside una agradable familia búlgara. Ahí, en una espiral sangrienta, un joven segó la vida de su única hermana a cuchilladas, hirió de gravedad a su cuñado y propinó un golpe en la cabeza a su madre cuando trató de mediar en una disputa.

Un brote psicótico provocado por el consumo de drogas es la hipótesis que manejan los investigadores como móvil de lo sucedido.

La primera llamada la recibió el 112 desde ese domicilio a las 03.01 horas; alertaba de que varias personas se encontraban heridas. El servicio de emergencias activó a ambulancias del Summa y a la Guardia Civil. Cuando llegaron al piso, un hombre sujetaba con fuerza a otro fuera de sí. Era el padre de familia, Georgi Damyanov Stoyanov, encargado de la recogida de basuras del pueblo. Fue avisado por sus familiares cuando estaba trabajando para que acudiera cuanto antes a su casa, dada la violenta actitud de su hijo, Pavel Georgiev, a quienes todos llaman Pablo, de 25 años. Este la había emprendido a golpes y puñaladas, sobre todo, contra su hermana, Dzhulia Georgieva (Julia), de 21; su cuñado, Jonathan Rodrigues de Souza, brasileño, de 26, y su propia madre, Grozdenka Stoyanova, de 48.

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La joven presentaba múltiples cuchilladas, las más importantes en el cuello y en el pecho. Estaba estable, pero entró en parada cardiorrespiratoria que los sanitarios revirtieron camino del hospital. Al llegar al Puerta de Hierro sufrió otra de la que no se recuperó. Su novio tenía numerosas puñaladas en el abdomen y en la espalda, así como cortes de defensa en un brazo y una mano. Por último, la madre del presunto fratricida sangraba por el golpe, pero su estado era leve.

Todos fueron conducidos al mismo centro sanitario, incluido el atacante ya que estaba eufórico, muy alterado y nervioso. Este fue trasladado en una UVI psiquiátrica para que no se lesionara. No tenía antecedentes ni había sido diagnosticado de enfermedad mental alguna. Se está a la espera de su evaluación, así como del resultado del análisis toxicológico para confirmar qué droga o drogas le provocaron el brote psicótico o la descompensación que desató su furia.

Viglante en su urbanización

La conmoción se adueñó del municipio, especialmente entre quienes les conocían que estaban en shock. «Llevaban viviendo aquí 17 años. Estaban totalmente integrados. Pavel (Pablo) fue conmigo al instituto; jamás ha dado un problema, aunque es más introvertido que su hermana», explicaba Daniel, un vecino. Había pasado los últimos dos años en Bulgaria, llegó hace tres o cuatro meses y trabajaba como vigilante de seguridad aquí en la urbanización y en otras cercanas, de correturnos, añadía.

«Le noté cansado, me dijo que le tocaba doblar turno y que se acostó a las 04.00 horas porque llevó a su novia a Las Rozas»

«Yo ayer le noté cansado. Nos vimos a las 13.30 horas, me dijo que le tocaba doblar, que acababa a las 20 horas y que se había acostado a las 4, ya que fue a llevar a su novia hasta Las Rozas. Bromeamos, nos reímos y hoy me encuentro con esta desgracia», agregaba Rosa, otra residente y amiga. Describía al presunto fratricida como «encantador y educado, como toda su familia, que calificó de muy agradecida y no olvidar a quienes les ayudaron», precisaba.

Empleados limpiando la sangre
Empleados limpiando la sangre - B. Díaz

La madre, a la que dieron de alta horas después y fue a declarar a la Comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos, es enfermera y trabaja en el Gregorio Marañón. Estuvo en la Unidad de Psiquiatría y «me consta que su hijo no tenía ningún problema mental. Se habría dado cuenta y me lo habría dicho», relataba. Su hermana, con la que aseguran que el agresor se llevaba muy bien, se dedicaba a la hostelería y su novio, que vivía a temporadas con ellos, está empleado en una residencia de ancianos. «Es un chico sano que va con su padre al gimnasio y habla poco con la gente que no conoce», decían otros del homicida. Nadie se explicaba semejante barbaridad.

«De Bulgaria vino más delgado, pero parecía contento por el trabajo temporal y su novia. No quiero ni pensar qué sentirá cuando sea consciente de lo que ha hecho», indicaban otros.

Ayer, la juez encargada del caso no le tomó declaración. Está a la espera del resultado de la valoración de los médicos. El municipio guardó un minuto de silencio y decretó tres días de luto.

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