Adiós a la tienda de arte toledano: la última mirada de las otras meninas del Prado
La tienda Objetos de Arte Toledano cerrará después de más de medio siglo, lastrada por la falta de ventas
A un paso de la fuente de Neptuno, en pleno Paseo del Prado –en el número 10, concretamente– y frente a uno de los museos más importantes del mundo, el Museo del Prado. Es una de las esquinas de Madrid más estratégicas para la venta. Y aún así, no es suficiente. La tradicional tienda Objetos de Arte Toledano está en liquidación por cierre. Dentro de poco, sus persianas no se levantarán , Las Meninas o Velázquez ya no se asomarán a sus icónicos balcones y sus dueños dejarán atrás más de medio siglo de recuerdos.
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Sagrario Sánchez Tardío , de 66 años, podría haberse jubilado. Sin embargo, se niega a despegarse aún de su rincón favorito de la ciudad. Ella es solo una de los tres hermanos que heredaron la tienda. Fueron sus padres, Ciriaco Sánchez y Mari Cruz Tardío , los «culpables» de crear en 1960 un espacio mágico, medieval y muy toledano, como ellos. «Nosotros somos de Toledo, así que esto empezó como una tienda de regalos en la que vendíamos artículos típicos: damasquinados, espadas...», relata Sagrario. Antes, el local –un edificio de principios del siglo XX, reformado en 1978– pertenecía a la nobleza, pues era propiedad del conde de Casal .
Los años han hecho de este establecimiento un lugar más ambicioso y amplio, en el que se da cabida a productos de toda España. En su interior, la primera planta está dedicada a productos de regalo y souvenirs, además de cerámica procedente de distintos puntos del país. Pero es la segunda planta la que más llama la atención por albergar un gran museo de arte medieval con un impresionante surtido de espadas, dagas, cascos, cuchillos, ballestas, flechas, cotas de malla y una infinita lista de armas y accesorios que se remontan a una época lejana. Su fachada es muy peculiar : siete figuras, entre ellas las reconocidas Meninas o el propio Velázquez, reposan repartidas en cinco balcones mientras observan el vaivén de los viandantes.
Mucho turismo, poco dinero
A pesar de su encanto y exclusividad –no se puede encontrar una tienda igual en la ciudad–, la situación ha cambiado mucho de un tiempo a esta parte: «La crisis nos ha ido mermando», lamenta la dueña. Afirma que han notado una bajada en las ventas , posiblemente por la compra por internet, la situación económica o, simplemente, porque «el turismo de antes no es el mismo que viene ahora».
Sagrario no se queja de la cantidad –el tránsito de personas por esta avenida es continuo– pero el problema es que no dejan dinero. Los turistas –extranjeros en su mayor parte–, siempre paran en este comercio emblemático, pero las ventas no son suficientes como para que la familia Sánchez Tardío pueda seguir subsistiendo . «El mantenimiento de este negocio cuesta mucho dinero», asegura.
Hoteles o subasta
Por la tienda han pasado desde escuelas de esgrima hasta productoras de cine para adquirir alguno de los productos. ¿Y dónde meter tanta historia? «No sabemos si ofrecer las figuras a los hoteles, subastarlas o igual me las llevo a casa », dice Sagrario riendo. Un buen recuerdo, sin duda. Reconoce que siente mucha pena. Lo que sí tiene claro es que no se desharán del local por el momento: «Se alquilará».
Los nietos de los fundadores no se arriesgarán a continuar con un negocio que apenas da ingresos. «Mi padre falleció hace cuatro años y hasta el último día estuvo aquí al pie del cañón », recuerda Sagrario. Quizás él es el mayor ejemplo de nostalgia, de lo que cuesta desprenderse de lo que con tanto cariño se ha construido.
